donostia. El Ayuntamiento donostiarra ha presentado una serie de alegaciones al proyecto para desviar la línea del Topo por La Concha, en el marco del bautizado como Metro de Donostialdea. Concretamente, el Consistorio reclama que se reconsidere la ubicación de las estaciones planteadas tanto en el tramo entre Lugaritz y La Concha como en el que parte de este último punto hasta Morlans.

En sus alegaciones, el Ayuntamiento argumenta que, en algunos casos, las estaciones (el trazado es subterráneo en todo el recorrido) están proyectadas sobre suelos potencialmente contaminados o, en otros, que reducirían considerablemente el espacio para peatones y para el tráfico rodado. Además, el Gobierno municipal añade que durante el largo periodo de obras está previsto cortar muchas calles lo que, además de complicaciones para los ciudadanos, supondrá una pérdida económica y de viajeros importante para las líneas de Dbus.

Fuentes municipales también dieron a conocer que el director general de Euskal Trenbide Sarea (dependiente del Departamento de Transportes), Pedro Marco, reconoció ayer en el transcurso de la comisión de seguimiento de las obras que los trabajos podrían prolongarse hasta ocho años. Según estas fuentes, el responsable del organismo admitió que ETS diseñó los proyectos de manera unilateral y tampoco descartó que el nuevo Gobierno Vasco "no ejecute la obra" (el anterior Ejecutivo adjudicó uno de los tramos poco antes de las elecciones y, el otro, cuando ejercía ya en funciones).

alegaciones En su escrito de alegaciones, entre otros asuntos, el Consistorio insiste en que no conoce la justificación o los argumentos que han llevado a ETS a decantarse por el trazado y las estaciones propuestas, pero incide en que no las considera "adecuadas".

Entre otros ejemplos, cita el caso del paseo de La Concha, un espacio incluido en el Camino de Santiago que, por lo tanto, está protegido. Sin embargo, en ese punto tendrán lugar gran parte de las obras, ya que es el punto en el que concluye un tramo y se enlaza con el siguiente.

También se citan las afecciones que tendría una boca de acceso en la calle Loiola, "la más desafortunada de todas": en medio de una calle peatonal, rompería la perspectiva limpia desde Santa María y la Avenida hasta el Buen Pastor, que se diseñó como remate del Ensanche de Cortázar.

Otro de los accesos está previsto en la plaza Xabier Zubiri, la pequeña explanada frente a la puerta del hotel Londres. Sin embargo, esta área está catalogada como suelo potencialmente contaminado.

Asimismo, las afecciones al tráfico y a los peatones durante el periodo de obras son, en algunos casos, "inasumibles" para el Ayuntamiento. El proyecto de ETS prevé cerrar durante ocho meses la parada del Londres, cerrar los tres carriles de la calle San Martín durante un año y anular todas las paradas del Buen Pastor, además de cerrar carriles en La Concha, Easo o la avenida de Zarautz.

En muchos casos, los autobuses no tendrían rutas alternativas sencillas y, en otros, aunque las tuvieran, aumentarían los tiempos, de manera que Dbus debería utilizar más personal y más vehículos para mantener los horarios y la puntualidad. Todo ello supondrá, según las alegaciones municipales, pérdidas económicas importantes y, también, pérdidas de viajeros en 15 de sus líneas que abarcan 60.000 viajes diarios (el 70% del total de usuarios de Dbus).

desconocimiento Otra de las cuestiones en las que insisten las alegaciones del Ayuntamiento donostiarra es la "falta de concreción y de los detalles del plan de obra". También se critica que en los proyectos aprobados no están incluidas las coralinas, las bocas diseñadas para acceder a las estaciones subterráneas. La instalación de esas bocas formaría parte de otro proyecto pero, sin embargo, el Consistorio dice que condicionará las afecciones que tendrán los accesos en el paisaje urbano del área romántica de la ciudad y que reducirán más el espacio peatonal que quede a su alrededor, ya de por sí muy escaso en algunas de las estaciones proyectadas.

Por último, el escrito de alegaciones también puntualiza que siguen sin realizarse algunos trámites necesarios previos al inicio de las obras, como un protocolo referente a la recolocación del arbolado dañado.