Donostia. El grupo del PNV en el Ayuntamiento de Donostia criticó ayer que, desde su apertura, los viveros municipales de Putzueta (en Altza, entre Lau Haizeta y San Marcos) no producen plantas a partir de semillas, sino que se limitan a funcionar como almacén de los planteles adquiridos, hasta que estos son colocados en algún lugar de la ciudad. Por eso, los jeltzales piden al Gobierno municipal que rentabilice la instalación y la inversión que supuso hace unos años la apuesta por Putzueta.
Concretamente, el Ayuntamiento invirtió 1,3 millones de euros en acondicionar una superficie de 15.000 metros cuadrados que fue puesta en marcha a principios de 2009. Antes de esa fecha, Donostia contaba con los viveros de Ulia, donde se trabajaba con semillas. Sin embargo, se quedaron pequeños, de ahí que se planteara trasladarlos a Putzueta.
Según explicó ayer el concejal jeltzale Martin Ibabe, en aquel momento se justificó la inversión de Putzueta explicando que si se producía a través de semillas, el Consistorio podría lograr unas 500.000 plantas al año y que eso supondría un ahorro considerable, ya que adquirir semillas es mucho más económico que comprar las plantas ya desarrolladas. Sin embargo, en los viveros siguen sin utilizarse las semillas y el Consistorio prevé destinar este año 185.000 euros (era la cifra que constaba en el proyecto de presupuestos presentado por el Gobierno municipal) a adquirir la ornamentación vegetal de plazas y parques de la ciudad. "Es evidente que Putzueta está siendo infrautilizado y que no está cumpliendo la función para la que fue concebido", señaló Ibabe. Y añadió: "En tiempos de penuria económica, es preciso exprimir al máximo los recursos municipales".
dos trabajadores El concejal apuntó que han preguntado recientemente por esta cuestión al Gobierno municipal y que este coincidió en que su actividad es insuficiente. También respondió que Putzueta no trabaja con semillas por falta de personal; en estos momentos hay dos trabajadores en los viveros.
Así las cosas, el PNV reclama que se rentabilice la inversión y, para lograrlo, plantea que se asigne personal para trabajar con semillas. Calculan que con dos personas más sería necesario (Ibabe apuntó que en Ulia eran cuatro los trabajadores antes del traslado). Y, en caso de no poder hacerlo, los jeltzales proponen que se busque otra fórmula, como una concesión.