Donostia. La consejera de Educación del Gobierno Vasco, Isabel Celaá, y el alcalde donostiarra, Odón Elorza, inauguraron ayer la ikastola Amara Berri, después de quince meses en funcionamiento.
Desde que el 11 de enero de 2010 el nuevo centro escolar de Morlans abriera sus puertas por primera vez, han pasado 433 días antes de su inauguración oficial que coincide, precisamente, con la proximidad de las elecciones municipales y forales. Esta coincidencia despertó las críticas de grupos como el PP.
Los 400 alumnos de entre seis y doce años que actualmente acoge la ikastola se trasladaron al nuevo colegio en cuanto finalizó su construcción. De este modo, las viejas instalaciones del fondo de Morlans quedaron libres para proceder a su derribo y poder completar, así, el plan urbanístico de la zona, que incluye un total de 584 VPO (algunas ya ocupadas y otras todavía en construcción), además de oficinas.
El simbólico acto que tuvo lugar ayer dio comienzo con un aurresku en el patio del actual emplazamiento. Allí esperaban todos los estudiantes de la escuela que, tras dejar de lado los libros y su habitual rutina, bajaron a escuchar y saludar a los políticos de turno.
"Amad esta casa", pidió Elorza a los niños y los animó a que, en cuanto puedan, soliciten "al Ayuntamiento, al Gobierno Vasco o a los dos, que si tienen dinero, intenten cubrir un poco este patio, para tenerlo cubierto, acristalado y bonito. Que seguro que la consejera tiene dinero para hacerlo".
Tras la broma, Celaá le devolvió la pelota al alcalde recordándole que está "siempre pidiendo dinero". La consejera declaró que la educación pública es "la niña de sus ojos" y alabó la labor de Amara Berri en investigación e innovación, llegando a compararla con la Universidad de Harvard: "Ha estado abriendo siempre las puertas al futuro".