La propuesta presentada el martes por la Asociación Guipuzcoana de Hostelería está dando de qué hablar. Desde la citada organización se ha planteado al Ayuntamiento la posibilidad de que los bares de la Parte Vieja instalen terrazas en determinadas calles del barrio. En el Consistorio se muestran cautos, pero la idea parece gustar. Los vecinos, por su parte, lo tachan de "imposible". El debate está servido.
La idea no ha agradado nada a la asociación vecinal Ixo!. Para Itziar Landa, miembro de la entidad, "la propuesta no es más que un ataque contra los vecinos, uno más de tantos". Para Landa, el barrio carece de multitud de servicios: "Solamente hay bares". Además, según ella, las decisiones tomadas desde el Consistorio favorecen siempre a los hosteleros. "Actualmente la Parte Vieja parece un Disneyland para borrachos", sentencia.
Los comerciantes son otro de los agentes activos del barrio. Alberto, quien posee una tienda de discos en la Parte Vieja, encuentra la propuesta interesante. "Las terrazas pueden aportar cosas al barrio, pueden darle vidilla", opina. Nerea, dueña de una tienda de alfombras en la calle 31 de agosto, es de la misma opinión. "Las calles del barrio son únicamente lugares de paso, la gente no se para a mirar escaparates. Las terrazas ayudarían a crear un ambiente más familiar, lo que a nosotros nos beneficia", explica.
Desde la Asociación de Hostelería de Euskadi apuestan por un modelo diferente. "Más que poner terrazas que se congestionen, creemos que la instalación de mesas de pie resulta más lógica", afirma su presidente, Enrique Senra.
EN LA CALLE
No a las terrazas
La propuesta ha sido acogida con escepticismo por la mayoría de vecinos de la Parte Vieja. "En las calles no hay sitio para las terrazas", defiende Manuela, vecina del barrio. "Los vecinos llevamos años padeciendo exceso de ruidos, suciedad, horarios intempestivos... No me quiero ni imaginar como sería la cosa con más terrazas", explica. Según ella, la medida también podría repercutir negativamente en otros servicios, tales como la recogida de basuras, los repartidores o los bomberos.
Mariví, otra vecina del barrio, es también contraria a la propuesta. "No me quiero ni imaginar lo difícil que será transitar por la calle entre terrazas", comenta indignada. "Hay gente que dice que los vecinos de lo Viejo no hacemos más que quejarnos. Creo que todo donostiarra debería de probar a vivir dos meses en el barrio para saber lo que venimos padeciendo nosotros", explica Mariví.
Esther, vecina de la Parte Vieja Viejo y que además regenta una zapatería rodeada de negocios hosteleros, se declara también opuesta a la medida. "Aquí todos los bajos están ocupados, portal, hostelería o comercio, y en todas las casas vive gente. No es comparable con otras ciudades en las que el centro se usa exclusivamente para el ocio y el comercio", dice Esther.
Por otra parte, la propuesta parece haber agradado al Ayuntamiento de Donostia. El alcalde, Odón Elorza, en una rueda de prensa ofrecida el miércoles, la calificó de "novedosa" y de "bien trabajada". El alcalde informó de que la propuesta será analizada por los distintos departamentos del Ayuntamiento involucrados en el tema.
"La medida, de salir adelante, será aplicada en primavera y verano del año que viene y daremos cauces para que otras entidades distintas a las de los hosteleros presenten alegaciones", explicó el primer edil.