- Sin hacer ruido, como gusta trabajar a orillas del Bidasoa, Hondarribia Arraun Elkartea se ha hecho con el mando del Campeonato de Gipuzkoa. No es el que más títulos posee -Orio suma doce oros- pero, sin duda, es la trainera que mejor feeling tiene con la competición en este arranque de siglo XXI. Ayer, Ioseba Amunarriz se puso la décima txapela desde 2004. La séptima en las últimas once ediciones.

En la tarde de ayer, la regata fue extraña. La pandemia provocada por el COVID-19 ha trastocado la operatividad de todos los eventos arraunlaris y el Campeonato de Gipuzkoa no iba a ser menos, por desgracia: lo único que no se alteró ayer fue el nivel de las traineras. No hubo sorpresas en la clasificación final, donde, los que se esperaba que estuvieran, estuvieron. Al menos en el agua.

La regata fue inédita. Partiendo por el lugar, puesto que nunca antes se había dirimido la txapela guipuzcoana en aguas de Orio. Además, en ese intento del remo de prevenir lo máximo posible el efecto del virus del COVID-19, el campeonato se disputó a doble formato de regata: las dos primeras tandas (los siete clubes de la ARC), a contrarreloj; y los cuatro botes de la ACT, en línea.

Para cuando dieron la salida a los gallos de la Eusko Label Liga, San Pedro lideraba la clasificación. Una Libia que está ofreciendo un muy buen nivel en este arranque de verano, con victoria en casa en la primera regata de la ARC-1, y un triunfo parcial en el duelo que mantuvo ayer con dos de sus principales rivales en la categoría de plata: San Juan y Getaria.

Los morados rompieron pronto la tanda, mejorando en seis segundos los tiempos de sus vecinos de bahía. La Erreka no pudo seguir el ritmo de la Libia, y para el segundo largo ya estaba en batalla con la Esperantza de Getaria, que fue claramente de menos a más: aventajaba en cinco segundos al bote rosa a mitad de camino, pero en meta se dejaba doce segundos. Sexto y séptimo finalizaron la jornada ambos botes, justo por delante de Zumaia.

San Pedro, ya bajando pulsaciones, de vuelta a tierra, mantuvo encendido el pinganillo de la regata. La tanda de honor iba a dilucidar el ganador, pero también el cuarto puesto que da derecho a participar en el Campeonato de Euskadi.

Los morados soñaron durante dos largos con repetir la gesta de Zarautz en 2019 (precisamente, en su perjuicio), pero el segundo de ventaja que tomó el crono en el ecuador de la prueba no fue suficiente.

La Enbata repetirá presencia en la cita autonómica, a pesar de quedar descolgada muy pronto del podio. Cómo salieron Orio y Donostiarra. Como balas. Demostrando la superioridad actual entre los botes de la ACT respecto al resto. Pero cómo volvió Hondarribia.

La Ama Guadalupekoa, que marchó a rebufo en la ida, puso en marcha el turbo en popare. Tres, cuatro, cinco... hasta seis segundos se escapó la trainera verde, y de ahí en adelante se encargó de mantener las distancias. La emoción en el largo final estuvo en dilucidar quién se hacía con la plata, que acabó en las tostas donostiarras.

Y en lo que respecta al Campeonato de Bizkaia, también disputado ayer, Santurtzi se llevó el título por delante de Zierbena y Urdaibai.

Categoría masculina