Ane Mintegi tiene que bajar de la nube a la que se subió el domingo tras ganar el torneo junior de Wimbledon.el torneo junior de Wimbledon La victoria de la tenista de Idiazabal de 17 años levantó elogios y titulares del tipo de “ha nacido una estrella”, pero las cosas no son tan sencillas, menos aún en el imprevisible e inestable tenis femenino. “Es difícil afirmar cuál puede ser su futuro, pero Ane tiene tenis para llegar al menos a las 100 primeras del mundo, que ya es mucho”, afirma Igor del Busto. El presidente de la Federación Vasca está, lógicamente, encantado con el éxito de una jugadora a la que conoce y sigue desde hace unos años, sobre todo porque “lo ha logrado en una superficie que, en principio, no le iba bien y en la que habrá jugado muy poco en su vida”.

Pero nada en la aún precoz carrera de Mintegi, que empezó en el deporte en el frontón de su pueblo practicando la pelota y siguió ya a los nueve años con una raqueta en la mano en el Real Club de Tenis San Sebastián, es fruto de la casualidad, sino de un trabajo progresivo. “Es una tenista que pega muy duro. No sube mucho a la red, pero es muy agresiva en sus golpes de fondo y tiene una buena movilidad y coordinación y es luchadora de siempre. La clave de este éxito es que ha mejorado mucho su saque, también el segundo, y eso le permite dominar. En la final llegó a sacar a 190 por hora, que es una barbaridad para las mujeres”, explica Del Busto.

La guipuzcoana ya se proclamó campeona de España cadete con jugadoras casi dos años mayores y, como ha ocurrido otras veces, tuvo que salir de Euskadi para encontrar una competencia a su nivel y poder dedicarse casi en exclusiva al tenis. Llegó a Barcelona donde pudo estudiar y alojarse en el CAR de Sant Cugat y ahora está enrolada en el TEC Ferrer Salat de Barcelona, una academia donde la entrena el donostiarra Juan Lizariturry y guía sus pasos Enric Molina. Campeona de Euskadi absoluta sin discusión, ya firmó los cuartos de final junior en el Abierto de Australia de 2020 y en Wimbledon ha protagonizado la explosión.

Esta victoria es solo el primer paso de los muchos que debe seguir dando Ane Mintegi con la ayuda de su familia y de las federaciones. La etapa junior va a quedar pronto atrás y toca afrontar la exigencia de un deporte “muy caro”, como reconoce Del Busto, porque hay que costear viajes, entrenadores y todos los medios necesarios para jugar torneos y buscar los resultados con los que progresar en el ranking mundial. “Su familia, que es encantadora, está haciendo un gran esfuerzo, pero este éxito hará que le lleguen más ayudas y puedan descargarla un poco de esas obligaciones”, añade el presidente de la Vasca.

Mintegi quiere seguir la estela de Lara Arruabarrena, la tolosarra que llegó a estar en el Top 100 y ahora vuelve a remontar posiciones en la segunda centena del ranking, y también de Garbiñe Muguruza (“Zorionak Ane! Fantástica semana. Enhorabuena por la copa de Wimbledon”, le dedicó la tenista de origen guipuzcoano a Ane a través de su cuenta personal de Twitter), con la que ha coincidido en alguna ocasión en recientes Grand Slams. La de Idiazabal admite que su modelo a seguir es Carla Suárez, que es desde luego un gran ejemplo dentro y fuera de la pista. Pero Mintegi, cuya imagen la aleja de los estereotipos del circuito femenino, quiera forjar su propia carrera y esta semana le llega la primera oportunidad como campeona de Wimbledon.

El miércoles se estrena en el ITF W60 de Gasteiz que se disputa desde ayer en las pistas duras de la Peña Vitoriana. Será una cita de muy buen nivel, no en vano la primera favorita es la neerlandesa Leshley Pattinama-Kerkhove, que fue rival de Muguruza en Londres y tendrá como rival a la getxotarra Mercedes Aristegui, otra jugadora prometedora. Por su parte, la guipuzcoana jugará ante la veterana turca Pemra Ozgen y ahora tendrá que manejar el hecho de que todos los ojos estén puestos sobre ella, de que se hayan disparado de repente las expectativas.

Ane Mintegi es la 720ª del mundo y ya ha alternado este año el circuito absoluto y el ITF. En marzo perdió la final del W15 de Antalya y en abril llevó a un 7-6 en el tercer set en la previa del Mutua Madrid Open a Kristina Mladenovic, una tenista que llegó al número 11 del mundo. Wimbledon, todo glamur y tradición, descubrió a una chica de Idiazabal que se expresa en la pista con mucha efusividad y que fuera de ella se muestra aún tímida y comedida. El futuro está frente a ella y ella quiere abrirse paso a raquetazos.

“Ane tiene tenis para llegar al menos a las 100 primeras del mundo, que ya es mucho”, dice Igor del Busto, presidente de la Federación Vasca

El éxito en Londres debe suponer que Mintegi reciba más ayudas económicas con las que buscarse buenas oportunidades competitivas