- Cuando Josep Maria Bartomeu renovó en 2017 el contrato de Leo Messi por enésima vez anunció a bombo y platillo que el mejor jugador del mundo no tendría cláusula de rescisión; que podía dejar el Barça cuando quisiera, convencido como estaba que eso no iba a ocurrir jamás tratándose de una institución y como gesto de absoluta confianza hacia un jugador que ha pulverizado todos los récords, firmando el ciclo más fantástico en la historia del Barça. Messi transmitió a la directiva del club azulgrana, mediante un burofax, que quiere marcharse del Barça en virtud de la cláusula firmada, es decir, gratis.

La noticia la adelantó ayer el medio argentino TyC Sports y fue confirmada después por diversos canales, tanto en Argentina como en el Estado español. Messi tenía tiempo para activar la cláusula de liberación hasta el 10 de junio, cuando estaba previsto el final de una temporada que el COVID-19 prolongó hasta el pasado fin de semana, pocos días después de la dura derrota frente al Bayern de Múnich (8-2) en la Champions que ha convulsionado sobremanera al club catalán.

El contrato de Messi, en vigor hasta 2021, contempla una vez superada la fecha límite del 10 de junio para hacer efectiva su liberación una cláusula de rescisión de 700 millones de euros. Si el crack argentino no rectifica (ya amagó con marcharse en 2013 y en 2016), el Barça estará obligado a buscarle una salida, como hizo el Real Madrid con Cristiano Ronaldo hace dos años, que negoció con la Juve un traspaso por 100 millones de euros.

De momento, el Barcelona todavía no ha contestado a Messi, aunque entiende que cualquier club que quiera ficharle deberá abonara los 700 millones de euros de su cláusula y ha dejado en manos de su servicios jurídicos la resolución del conflicto.

A sus 33 años y tras 20 en la entidad culé, Messi es el futbolista más laureado de la historia del Barça (34 títulos), el máximo goleador (634 tantos), el segundo en número de partidos (737) tras Xavi Hernández (767) y se lleva por temporada, tras su última renovación, 50 millones de euros netos.

Y también sigue siendo el futbolista más apetecible del orbe. Por eso la determinación por dejar el club de su vida ha revolucionado el mundillo futbolístico y se abren las puertas a las especulaciones. Los nombres del Manchester United, PSG e Inter de Milán comienzan a sonar con fuerza como posibles destinos. También se ha involucrado a clubes de la Major Soccer League estadounidense y sobre todo ha vuelto a surgir la figura de Pep Guardiola y el Manchester City, generosamente financiado por su dueño, los Emiratos Árabes Unidos.

Hace tiempo que este club inglés está tras sus pasos, aunque con la condición, impuesta por Guardiola, de que antes el jugador debe mostrar su intención de desligarse del club catalán. Ante esta eventualidad, el City, que ya tuvo contactos con el entorno de Messi cuando en 2013 y 2016 dudó sobre su continuidad en el Barcelona, tiene redactado un informe sobre la viabilidad económica de su fichaje si llegara el caso, como ocurre ahora.

Messi se podrá reencontrar con un técnico que le marcó poderosamente y un club obsesionado, como él, con ganar la Liga de Campeones, y recursos más suficientes para proponerle un contrato de fábula, un equipo de calidad y la tutela de Pep Guardiola.

El desencanto de Leo Messi subió otro escalón con la llegada del nuevo entrenador, el holandés Ronald Koeman, y sus formas. Si bien le comunicó que sigue siendo la piedra angular de su proyecto de regeneración, ya ha anunciado que futbolistas como Luis Suárez, el íntimo amigo del genio argentino, entre otros, no entra en sus planes. Ni el Barça en los suyos.

El club catalán, que ha dejado en manos de sus servicios jurídicos la resolución del conflicto, se remite a su cláusula de 700 millones

El Manchester United, el PSG y el Inter pujan por hacerse con sus servicios, y también suenan el City de Guardiola y la liga de EEUU