abemos que el mundo tiene los ojos puestos en la Bundesliga", afirma rotundo Manuel Neuer. El guardameta del Bayern de Múnich es consciente de que este fin de semana la competición alemana será el centro de todas las miradas por ser la primera de las grandes ligas que vuelve a los estadios tras la crisis sanitaria. Después de 66 días parada, la Bundesliga regresa con muchos cambios e interrogantes y con la certeza de que la expectación generada va más allá de lo meramente deportivo. Los encuentros serán a puerta cerrada, con cinco cambios por equipo y con todas las medidas preventivas que aconsejan las autoridades: test a los jugadores, desinfección del material y supresión del contacto innecesario.

Es decir, el fútbol alemán tiene el plan establecido para regresar y el mundo podrá comprobar a partir de mañana si funciona. Si su ejemplo puede ser extrapolable a otras ligas. Y es que, a pesar de que la Ligue 1 francesa y la Eredivise neerlandesa han sido canceladas, la Liga, la Premier y la Serie A siguen trabajando para retomar cuanto antes la competición, por lo que la Bundesliga puede servir de ejemplo. "Somos los primeros en regresar y también despertamos atención internacional. Ojalá las cosas funcionen como se han planeado porque no se trata solo del fútbol sino de todo el deporte, profesional y aficionado", continúa Neuer.

Tal es la expectación que ha provocado la vuelta del fútbol al más alto nivel, que el presidente del Bayern de Múnich, Karl-Heinz Rummenigge, augura desde mañana una audiencia récord: "La Bundesliga es ahora la primera gran liga en volver a jugarse y si es la única alrededor del mundo en ser retransmitida por televisión, entonces asumo que tendremos una audiencia de 1.000 millones de personas en todo el mundo".

Con todo, la máxima competición alemana regresa a los estadios, aunque estos estén vacíos, en la 26ª jornada liguera. Y lo hace consciente de que, aunque la meta es terminar la temporada, también ha de prepararse para lo peor. Aunque, de momento, no hay una decisión consensuada sobre lo que pasaría con el título, las plazas europeas y los ascensos y los descensos si el curso tuviera que cancelarse definitivamente.

De esta manera, los clubes vuelven al ruedo concentrados en las metas deportivas. De hecho, la Bundesliga regresa con el título en juego, en una reñida lucha a tres bandas -Bayern de Munich, Borussia Dortmund y Leipzig- que de momento comanda el conjunto de Javi Martínez y Thiago Alcántara; y con descensos en las dos primeras categorías después de que así lo pactara la Liga de Fútbol de Alemania (DFL), argumentando que la temporada será completada, con las promociones incluidas.

Por ello, el plato fuerte de la jornada de regreso será el Dortmund-Schalke (mañana, 15.30 horas), un encuentro que ambas escuadras han calificado como "el derbi más extraño de la historia". Los locales son segundos, a cuatro puntos del líder, el Bayern; e intentarán seguir apostando por la impresionante pegada que demostró su joven delantero Erling Haaland antes del parón. El conjunto bávaro, por su parte, regresará a la competición el domingo (18.00 horas) en el feudo del Union Berlin y con la incertidumbre de si será capaz de volver en el increíble estado de forma que protagonizaba justo antes de la suspensión.

La Bundesliga se vuelve a poner en marcha, pero sus dirigentes reconocen que no será como antes. Porque la competición alemana regresa, pero con otras normas. Otras rutinas. De hecho, las autoridades hicieron llegar a cada club un manual, Reglamento de higiene, desinfección y distanciamiento, de obligado cumplimiento. Jugadores, cuerpo técnico, auxiliares... todos recibieron un ejemplar en su lengua materna con instrucciones de cómo debían actuar para evitar nuevos contagios.

Más allá de la ausencia de espectadores en los estadios y de los entrenamientos a puerta cerrada, las primeras normas hacen referencia a la distancia social: asientos de filas vacías en los autobuses, habitaciones individuales en las concentraciones y sin saludos ni contactos en las celebraciones de gol. Además, todos los futbolistas serán sometidos a un test antes de cada partido -y en caso positivo tendrán que guardar cuarentena en su domicilio- y se aconseja el uso de guantes y mascarillas.

Sin embargo, el cambio deportivo más llamativo es la posibilidad de hacer hasta cinco cambios por equipo. El objetivo es aliviar el alto riesgo de lesiones que provoca el retorno a la máxima competición tras tanto tiempo parado. Y es que los clubes alemanes solo han tenido diez días para poder entrenar en grupo antes de un pistoletazo de salida que será seguido por "1.000 millones de espectadores".