EIBAR. El Consejo Superior de Deportes (CSD) comunicó ayer a la sociedad anónima deportiva Eibar que debe disponer de un capital social de 2.146.525,95 euros para poder seguir compitiendo en el fútbol profesional, según lo fijado en la legislación de sociedades anónimas deportivas.

Como actualmente el Eibar posee un valor en acciones de 422.253 euros, necesita ampliarlo en 1.724.272,95 euros en un plazo de 6 meses a partir de la notificación, es decir hasta el 6 de agosto de 2014.

La normativa de sociedades anónimas estipula que los clubes que retornan a Segunda A desde Segunda B -el Eibar subió en junio pasado-, deben ampliar su potencial económico y poseer en nuevas acciones un dinero equivalente al 25% de la media de los presupuestos de los clubes de su categoría.

Además, dicha normativa establece que en caso de que haya un saldo patrimonial negativo, que no es el caso porque el Eibar está bien económicamente y su patrimonio es positivo, debería estar completamente desembolsado y habría que añadirlo al capital fijado por el CSD.

El Eibar se transformó en sociedad anónima deportiva en 1992 cuando tuvo que suscribir un capital de 66 millones de las antiguas pesetas (unos 400.000 euros), pero al descender a Segunda B y permanecer más de dos temporadas fuera del fútbol profesional, en su retorno a Segunda A cuatro años después debe cumplir de nuevo la ley de sociedades anónimas.

El club guipuzcoano, el más modesto de la categoría de plata, con un presupuesto inferior a 4 millones de euros, lo tendrá muy difícil para vender 1,7 millones de euros en acciones en 6 meses y poder seguir así en el balompié profesional.

Podría darse la paradoja de que el Eibar, tercer clasificado en la Liga Adelante, lograra el ascenso a Primera División en los terrenos de juego en junio, y que en agosto tuviera que descender a Segunda B por no cubrir el capital social mínimo requerido.

El presidente del club guipuzcoano, Alex Aranzabal, quien acaba de cumplir cinco años en el cargo, deberá convocar urgentemente una junta general extraordinaria de accionistas para anunciar cómo se va a desarrollar el proceso de ampliación de capital.

Los accionistas del Eibar deberán decidir si están dispuestos o no a aceptar la entrada de capital foráneo que pueda llegar a controlar la sociedad anónima deportiva, lo que ha desestabilizado a algunos clubes deportivos, como le ha ocurrido al Racing de Santander.