ecía el insigne poeta soviético Maiakovski: "Si amo, si soy jugador, o también cuando amo las bellezas del Cáucaso..., solo cuando todo eso es un depósito de palabras". Por eso concluye que es un poeta. Es lo que le interesa. Lo dice en su autobiografía, que titula Yo, y que resume su vida, tan rica en versos, amores, cárcel y revolución, en apenas 25 páginas, todo un manifiesto. Y bien, ahora que arranca el Giro de Italia me aborda ese recuerdo, porque también nos interesa de él las palabras que contendrá, es decir, las gestas, lo sustantivo, las palabras que escriban los corredores para nosotros, las que nos harán soñar, evocar, emocionarnos, como las bellezas del Cáucaso a Maiakovski. Todas las acciones de los ciclistas, hechos para ellos, son palabras para nosotros, espectadores, palabras que dibujan los conceptos, las emociones, que bullen en nuestro cerebro, hacia adelante para soñar, imaginar las nuevas etapas, o hacia atrás, para comparar sus hazañas ciclistas con las que hemos conocido en el pasado. Las palabras son las piezas con las que se construye nuestro pensamiento.

El Giro ha comenzado en Turín, ciudad en la que emerge la Mole Antonelliana, esa enorme cubierta del actual museo del cine, apuntando al cielo, como un paraguas sin abrir del todo; y dominada por la basílica de Superga sobre una colina. Las ciudades italianas han sabido proteger su silueta o skyline, como gusta decir ahora. Eso me sorprendió en todas mis visitas. Han sabido impedir la presencia de rascacielos, o edificios altos, de manera que el protagonismo, la seña de identidad en su perfil, la conserven las grandes arquitecturas del pasado. La cúpula del Duomo de Brunelleschi en Florencia, el Campanile en Venecia, y así en todas. Todas ciudades compactas en altura en sus centros históricos. Hubiera sido un buen ejemplo, si no fuera porque ya se ha producido el deterioro y la falta de control urbanístico en muestras urbes, la pérdida. Y no puedo hablar de Turín sin recordar a Antonio Gramsci, el gran filósofo comunista, pues fue en esa ciudad donde estudió y se formó. Gramsci, a quien he sacado en varias ocasiones en esta sección A rueda para ilustrar algunas cuestiones tácticas suscitadas en las carreras, pues él fue un maestro en la percepción de los conceptos de táctica y estrategia para la política, cuestiones aplicables y tan presentes en las vueltas por etapas ciclistas. "Guerra de movimientos" o "guerra de posiciones". Hay que saber cuándo quedarse en las trincheras, acumular fuerzas y resistir; y cuándo salir al combate en campo abierto.

Italia nos mostrará todo su esplendor desde el aire, como cada año, gracias a las cámaras de los helicópteros. Y hagan lo que hagan los corredores, ya solo por eso merece ver las etapas, por ser un país con tan rico patrimonio artístico. El recorrido por la bota este año no llegará al sur, y es, como en las últimas ediciones, muy montañoso. Las tres cadenas serán atravesadas por los corredores, los Abruzzos en el centro, con sus puertos cortos pero duros, secos, similares a los puertos vascos; los Alpes y los Dolomitas. Hay puertos inéditos, y otros míticos, como la Marmolada, que se le atragantaba siempre a Marino Lejarreta, el terrible Zoncolan o el inacabable San Bernardino en Suiza. Incluye también la moda de algunos tramos de sterrato, o caminos de tierra, en algunas etapas, y se remata según los cánones, con una contrarreloj final de 30 kilómetros en Milán. La lucha será intensa y es probable que la incertidumbre, con ese trazado, dure hasta el final.

El comienzo ha sido similar al del año pasado. Un prólogo completamente llano, buscando el lucimiento de la figura local, Filippo Ganna, que cumplió los pronósticos y repitió como vencedor, a más de 58,7 km/hora de promedio. Ganna es un especialista contra el crono clásico, cuyo rendimiento se basa en la palanca de sus largas y poderosas piernas. Midiendo 1,93 metros y pesando 82 kilos, es capaz de mover grandes desarrollos si se trata de un recorrido adecuado, plano. Entre los especialistas que ocuparon los primeros lugares se colaron dos hombres completos, el portugués Almeida y el belga Evenepoel. Fue un espectáculo ver y comparar los estilos de Ganna y Evenepoel, dos eficacias enfrentadas: el primero pleno de potencia, el segundo con más cadencia y ritmo. Es un tremendo éxito del jovencísimo corredor belga, ya que era su primera carrera desde hacía siete meses, desde que se fracturó el pubis en una gravísima caída en el Giro de Lombardía. Esa actuación da a entender que el suyo no será uno de los casos en los que un ciclista, tras una grave caída, no recupera su golpe de pedal anterior, como en los casos de Beloki o de Froome. El resto de los aspirantes a la general, Bernal, Bardet, Yates o Mikel Landa, estuvieron discretos, en su línea, sin que su registro permita vaticinar nada. Las dos grandes y decisivas incógnitas para el futuro son: la respuesta de la espalda de Egan Bernal, si no le duele y le permite ser el que fue; y el rendimiento de Evenepoel.

Llegan tres semanas para arrebatar palabras a los ciclistas, a los paisajes, palabras con las que contarnos historias, asombrarnos con las proezas, ilusionarnos, edificar leyendas, viajar, levantar sueños.

A rueda

Fue un espectáculo ver y comparar los estilos de Ganna y Evenepoel, dos eficacias enfrentadas: el italiano potencia, y el belga, cadencia y ritmo