l Giro de Italia que arranca mañana en Turín prometía una barbaridad hace solo un par de meses. Y lo cierto es que sigue prometiendo. Pero lo hace ya de forma distinta. Lo que antes apuntaba a un nutrido ramillete de favoritos, todos en plenitud de condiciones, dibuja ahora un panorama tan apasionante como incierto. Con Pinot fuera de combate. Con Egan Bernal poniéndose la venda antes de sufrir la herida, generando dudas sobre el estado de su espalda. Y con Evenepoel presentándose en la salida sin competir desde agosto, habiendo experimentado su recuperación un inoportuno frenazo este pasado invierno. La ilusión del mes de mayo puede con todo para el aficionado txirrindulari: ya está aquí la corsa rosa. Sin embargo, esta vez las sensaciones previas dibujan de inicio una partida de póquer, por encima incluso de una carrera ciclista.

La verdad es que el asunto está divertido. Ha dicho el bueno de Remco que no está para semejantes trotes, que lleva mucho tiempo sin ponerse un dorsal, que va a Italia para ayudar al portugués Joao Almeida y que su objetivo de la temporada reside en los Juegos Olímpicos de Tokio. En su equipo, el Deceuninck, andan igual, sembrando dudas y señalando aquello de que “ya se verá”. Han llegado a declarar que, si Evenepoel supera bien situado la primera semana de carrera, todo es posible. Han otorgado el cartel de jefe de filas al citado Almeida. Y a la hora de asignar dorsales han apuntado al propio Remco como capo: le han dado el 91. A Almeida, el 92. ¿En qué quedamos? Los periodistas del portal neerlandés Wielerflits repararon en tal contradicción numérica. La plantearon, vía correo electrónico, en una rueda de prensa telemática, este pasado miércoles. Pero el responsable de comunicación del Deceuninck se pasó la pregunta por el forro. La escuadra belga tiene al cuarto clasificado de la edición anterior. Tiene también a la mayor promesa que ha dado este deporte en décadas. Y se divierte siendo ambigua. La carretera dictará sentencia.

Sin vacilar tanto al personal, también se muestran juguetones en el Ineos Grenadiers, uno de los conjuntos que más demoró a principios de semana el anuncio de su alineación. Alguien filtró a medios italianos que Egan Bernal iba a causar baja. Que su espalda no había superado la prueba del algodón. Pero de repente... ¡Zas! Egan Bernal en el ocho del Giro. No corre desde la Tirreno-Adriático. Se perdió hace quince días un Tour de los Alpes que figuraba en su calendario inicial. Y él mismo se ha encargado de subrayar que su llegada a Milán dentro de tres semanas no resulta ni mucho menos segura. “Todavía siento molestias”. Ante semejante tesitura, el plan B del equipo británico tiene nombre y apellido: Pavel Sivakov, un joven ruso de 23 años que se transforma sobre el asfalto italiano. En 2019 ya fue noveno en la general. Pero es que antes, en 2017, se adjudicó con brillantez el Giro sub-23, la carrera por equipos (el Tour del Porvenir lo disputan selecciones nacionales) más prestigiosa de la categoría.

¿Evenepoel o Almeida? ¿Bernal o Sivakov? De la respuesta a ambas preguntas dependerá el contexto de una carrera que también presenta cartas más marcadas. La de Simon Yates. La de Mikel Landa en el muy potente Bahrain. La de Vlasov, otro exvencedor del Girino. O la de Hugh Carthy. Aunque, vistos los precedentes más inmediatos, posiblemente el maglia rosa final no haya sido nombrado aún en este artículo. Que se le pregunten si no a Tao Geoghegan Hart y Richard Carapaz. El británico ganó el año pasado con el dorsal 165. El ecuatoriano, en 2019 con el número 3. ¿Remco jefe de filas? Qué más dará...

Un detalle... geraint respira tranquilo, recuperó sus gafas

En tiempos de espónsors, negocios y marcas, las firmas deportivas no dejan nada al azar. En Oakley (casa especializada en gafas de sol), por ejemplo, se encargan entre otras muchas cosas de que los ciclistas del Ineos luzcan siempre sus últimos modelos: la promoción es la promoción. Pinchan en hueso, sin embargo, con un Geraint Thomas anclado en el pasado. Carrera tras carrera, repite con unas gafas Oakley de montura blanca que ya están fuera de mercado y cuya antigüedad supera la década. El sábado, en Romandía, Geraint se pegó un leñazo en el sprint final y sus lentes salieron volando. ¡Maldición! El miedo del británico era, a su vez, la esperanza de Oakley. “Por fin. No le va a quedar más remedio que cambiar”. Pero Thomas se levantó. Cruzó la línea de meta. Y recuperó sus gafas, una pieza de coleccionista.

...y un nombre propio: la amueblada cabeza de unai iribar

Tiene 21 años. Es de Ibarra. Y la próxima temporada debutará en la élite con el maillot naranja del Euskaltel-Euskadi. Ni el equipo vasco ha anunciado nada al respecto, ni Unai Iribar ha adelantado noticia alguna. Pero todo lo que no sea una promoción a profesionales supondrá una tremenda sorpresa, vistas sus prestaciones. El sábado se adjudicó en solitario la Santikutz Klasika, acreditando un nivel deportivo que, en su caso, se traslada también a lo académico. Si sigue compitiendo como amateur es porque la pandemia convirtió 2020 en un año muy extraño. Y también porque el 2019 ciclista de Unai se vio condicionado por sus estudios: está a punto de finalizar Ingeniería en Ecotecnologías en Procesos Industriales, y para encarar con garantías el curso más exigente de la carrera tuvo que sacrificar muchos entrenamientos.