El Bidasoa conquistó ayer la segunda plaza de la liga Asobal. Es el subcampeón por méritos propios, después de una temporada durísima. Superó en el partido definitivo al rival directo que apostaba por lo mismo. Los irundarras derrotaron al Granollers (29-24) en un día en el que el club perdió miles de euros al no haber podido abrir la taquilla. Artaleku hubiera estado a reventar. Una lástima que sus seguidores no pudieran disfrutar de un partido en el que los de Jacobo Cuétara superaron todas las dificultades para terminar dominando al rival en las dos áreas. Un encuentro hermoso, con dos equipos dándolo todo, con sus armas, y con la necesidad de ganar para culminar de la mejor manera.

Era el día para los jugadores que no se achican, los que asumen la responsabilidad en las dos áreas, los que se la juegan sin miedo al error. El primer cuarto de hora fue de toma y daca. Nadie cedía un metro. Prácticamente, cumplidos quince minutos (7-6) era difícil predecir lo que se avecinaba. Tras un gol de Racotea, el técnico visitante, Antonio Rama, pidió un minuto para reconstruir a su equipo. Le costaba superar la impecable defensa amarilla, clave en el devenir del partido. Gracias a su acierto, el marcador encontró un camino inesperado (12-8). En un contraataque local, con Cavero lanzado hacia la portería vallesana, el meta Pol Sastre salió a la desesperada. Calculó mal la distancia y se llevó por delante al extremo irundarra. La tarjeta roja indiscutible dejó la portería en manos del joven Pol Valera (19 años) en quien recayó toda la responsabilidad el resto del encuentro.

Por la trascendencia de la misma, la jugada terminó siendo decisiva. Desde ese momento hasta el descanso, el Bidasoa rentabilizó su buen juego llegando al intermedio con una ventaja de seis goles (16-10) y la sensación de que el equipo no mostraba fisuras y estaba convencido de lograr el subcampeonato. La presencia de Azkue en la primera línea aportó oxígeno y Sergio de la Salud acertó con los remates ajustados. En ese fragor, el balón llegó muchas veces a la segunda línea y en ella los pivotes y los extremos se equivocaron poco. Al Granollers le faltaban lanzadores exteriores o acierto en sus tiros. Se empeñó, quizás demasiado, en buscar la posición de Esteban Salinas, el pivote que se convirtió en el máximo goleador del encuentro. Por ahí, los vallesanos se mantenían vivos, pero en el resto de posiciones no tanto. La pericia de Antonio García Robledo en los lanzamientos de penalti y las buenas terminaciones del extremo Gassama sumaban para los visitantes. No era suficiente, porque en los guipuzcoanos no se encontraban grietas. Los de Cuétara dejaron correr pocas veces al Granollers que apenas logró contraataques.

Esa eficacia fue minando las fuerzas visitantes, quizás acusando la acumulación de partidos aplazados que disputa sin apenas descansos. Aún le quedan dos por jugar, pese a que la liga está terminada. Semejante situación no se sostiene y quebranta todas las normas competicionales y el espíritu del reglamento. Si hubiera ganado ayer en Artaleku, el Bidasoa debería esperar a conocer los resultados pendientes para saber cuál era su posición final.

Los minutos del segundo tiempo transcurrían sin mayores sobresaltos, porque el conjunto de Irun gestionaba la diferencia. Nunca bajó de tres tantos. El último acercamiento (26-23) dentro de los últimos cinco minutos. Dos balones recuperados los subió Zabala al luminoso y antes de que el partido concluyera Sergio de la Salud, en el partido del adiós cerraba el tanteo y la victoria que el equipo necesitaba para ser subcampeón de liga. Fue una marcha cargada de contenido. Satisfacción por el objetivo alcanzado y pena, porque a día de hoy Iker Serrano, Sergio de la Salud, Adrián Crowley y Nico Bonanno, quizás alguno más, no seguirán en las filas irundarras. Despedidas de jugadores a los que el público, este lunes, agradecerá desde las habilitadas gradas de Artaleku todo el esfuerzo y compromiso en defensa de la camiseta amarilla. Un acto que permitirá la presencia de 300 espectadores, socios de la entidad, y que representarán a toda la masa social. También para los fieles partisanos del equipo, el año ha sido muy duro.