BIDASOA IRUN (13+17): J.M. Sierra; Cavero (2), Mikel Zabala (5), Iker Serrano (6), Rodrigo Salinas (2, 1p), Tesoriere, Matheus -equipo inicial- Xoan Ledo (ps), Sergio de la Salud (3, 2p), Tao Gey (1), Bartok (4, 2p), Kauldi Odrizola (5), Bonanno (1), Gorka Nieto (1), Julen Aginagalde y Crowley.

VILLA DE ARANDA (13+12): Ricardo Castro; Victor Mejías, M. Llorens, Gonzalo Cunha (2), Matheus de Novais Almeida (7, 1p), Julen Elustondo, Alejandro Pombo (1) -equipo inicial- Luis de Vega (ps), Guilherme Leonel (2), Javi García (8), Brian Negrete (1), Calvo (1) y Sukic (1).

Marcador cada cinco minutos 2-0, 4-3, 7-4, 8-7, 10-10, 13-13 (descanso), 16-15, 18-18, 21-20, 26-21, 28-23, 30-25. Árbitros Ausas Busquets y Florenza Virgili. Exclusiones locales de Bonanno, Kauldi y Bartok; Sukic, por los visitantes.

Incidencias Artaleku. Segundo partido consecutivo a puerta cerrada.

- El Bidasoa salvó los puntos en el último tramo del encuentro. Cambió el modo de defender y cogió el aire que le estuvo faltando durante buena parte del enfrentamiento. Quizás seguía pensando en lo que sucedió ante el Ademar de León, a medida que el partido avanzaba y el Villa de Aranda no cedía en ninguna de las áreas. El cómodo inicio del partido (3-0) no presagiaba lo que sucedería después, sobre todo a partir de un tiempo muerto en el que el técnico Alberto Suárez ajustó algunas cosas que cambiaron el diseño. Las ventajas irundarras fueron menguando y cuando el marcador alcanzó la igualada (9-9) a los de Cuétara les aumentó el punto de inquietud. No conseguían superar la pesadilla que suponían los goles del pivote Javi García y del lateral Matheus Almeida. Entre ambos marcaron quince, de los veinticinco goles visitantes.

Cierto es que, el cuadro bidasotarra no pudo contar con Azkue y Racotea, dos jugadores versátiles para el juego de la primera línea y en el caso del rumano, también para la contención. Los arandinos llevaban al rival por la calle de la amargura, respondiendo a cada gol encajado con otro en la meta contraria. Desde el comentado empate, hubo igualdad en todos los guarismos hasta llegar al descanso (13-13). Nada cambió en el panorama del primer cuarto de hora del segundo tiempo (19-19). Cuétara decidió modificar el sistema defensivo, pasando del 6-0 al 5-1 con Kauldi avanzado, a la vez que Xoan Ledo defendía la meta. Tanto Sierra hasta ese momento, como el portero gallego después, alcanzaron un 30% de efectividad bajo palos.

Esa variante dificultó las maniobras ofensivas del conjunto burgalés. Bidasoa recuperaba balones y los jugaba en veloces contraataques, o en terminaciones exteriores. Así las cosas, del empate referido (19-19) el partido se puso con cinco goles de ventaja para los amarillos (27-22) con seis minutos por disputarse. Para llegar a esta situación, hubo que defender bien, correr mejor y abrir el juego para que ganaran protagonismo los jugadores de la segunda línea. Si como muestra vale un botón, de los 17 goles del equipo en el segundo tiempo, tres llegaron desde los siete metros del penalti; cuatro, desde la primera línea. Los diez que faltan corresponden a extremos y pivote. Los fríos datos ayudan bastante a entender el camino de un partido.

Normalmente, esa diferencia, en el marcador y salvo catástrofe, es suficiente para cerrar un partido. Lo hizo el Bidasoa con cinco tantos que le permiten sumar dos puntos, aunque fueran a costa de un colista, y prepararse para la batalla de mañana en Valladolid. Allí se van a enfrentar, segundo contra tercero.

Por esa realidad, sucede también que nadie mejor que un entrenador conoce el estado de su plantilla, los esfuerzos y la gestión de los mismos. A Jacobo Cuétara le hubiera encantado que el prometedor comienzo del equipo hubiera dispuesto de más minutos de continuidad con el fin de arriesgar menos y dar descanso a sus jugadores con las habituales rotaciones. Lo hizo como pudo y con la gente que disponía. Muchos minutos para Gorka Nieto, cada vez más en el camino de no ser menos que ninguno, y el joven extremo Tao Gey-Emparan. Ambos marcaron en la portería arandina. Buena noticia también encontrarse con Mikel Zabala bastante mejor que en anteriores encuentros y con el punto de mira bien dispuesto en el fusil de su mano derecha para lograr cinco goles de seis intentos. Unidos al trabajo eficaz de Iker Serrano y Kauldi Odriozola, atinados ante la meta de Castro, entre los tres suman casi el 50% de las dianas irundarras. No fue un partido fácil, para nada.

En otras circunstancias, probablemente el Villa de Aranda hubiera sido vapuleado, pero en éstas costó un potosí que los puntos se quedaran en casa, ante un equipo que explota muy bien sus virtudes. Al Bidasoa le llega ahora un calendario, cuesta arriba, como si fuera el Mont Ventoux. Muchos partidos, muy seguidos y con la necesidad de recuperar cuanto antes, si es posible, a los jugadores que faltan.