Pamplona – Iker Vicente ha vuelto a demostrar por qué es un referente de la aizkora. Esta última vez, al concluir como segundo clasificado el Campeonato del Mundo, que se disputó en Sidney, revalidando la plata que logró en 2019. El de Otsagabia, tras una dura adaptación a las exigencias del Mundial, ya mira a los próximos campeonatos de Euskadi.

¿Cuáles son las diferencias más notorias entre la aizkora que se practica aquí y ese Campeonato del Mundo?

–Los campeonatos son completamente diferentes. Aquí estamos acostumbrados a trabajos más largos, trabajos de resistencia de una hora o más, mientras que en el resto del mundo se corta un solo tronco, porque la madera es diferente y también condiciona el número de cortes. Aquí se corta haya, y en las competiciones del hemisferio sur se corta eucalipto, así que la preparación es muy distinta. También se utilizan diferentes hachas con diferentes afilados, que tienen más o menos mango para cortar troncos de diferente grosor.

¿Cuántos competían? ¿Lo hacían todos a la vez?

–En el campeonato participamos unos 250 aizkolaris. Duró 12 días, a lo largo de los cuales iba habiendo eliminatorias. Al principio compiten todos los participantes, y se iba haciendo una selección. Conforme avanzó la competición, se iban eliminando dos en cada ronda, hasta que nos quedamos los cuatro mejores en las cuatro diferentes eliminatorias. En cada una de ellas, dos pasaban a la final, donde competimos ocho participantes.

El recinto deportivo de Sídney, lleno de público durante el Mundial.

¿Existe un número obligatorio de pruebas a realizar o cada uno escoge las que prefiera?

–Cada uno elige entre las diferentes pruebas y diferentes campeonatos, que son el de corte de altura y el de corte vertical. A lo largo de los 23 días hay campeonatos menores, que no son muy importantes, pero pueden servir de preparación.

Como segundo clasificado, ¿cuál ha sido la diferencia con el primero y el tercero? ¿Era el resultado que esperaba?

–Personalmente, me he quedado muy contento con lo que he hecho en una modalidad que no es la mía, pues estoy más acostumbrado a largos esfuerzos. La adaptación desde que llegué ahí fue muy buena, entrenando duro en las instalaciones de Laurence O’Toole, que es el que ha quedado campeón y amigo mío. Me veía muy cerca de él y me ha superado por poco. Fui con mucha ilusión al Mundial, y durante él me estaba dando cuenta de que podía entrar entre los cuatro o cinco primeros, lo que me motivó bastante. En la final, él lo hizo perfecto. Yo lo hice muy bien, pero fue imposible ganarle en ese momento. Los días previos sí que es cierto que había conseguido superarle en alguna ocasión, pero en ese momento, no. Con el tercer clasificado también hubo una diferencia pequeña, y por eso hay que tratar de hacer las cosas perfectas. A mi parecer, creo que conseguí hacerlo muy bien.

¿Está satisfecho con el segundo puesto?

–Antes de ir no pensaba que pudiera acabar segundo ni por asomo, pues el campeonato, como digo, es muy distinto. La adaptación cuesta mucho, porque no es lo mismo cortar un tronco a la máxima velocidad que a lo que estamos acostumbrados, donde tienes que medir fuerzas. Es como si un corredor de maratón se enfrenta a Usain Bolt. Es un esprint que se hace durísimo, pero conforme iba compitiendo podía aguantar cada vez mejor, hasta que me vi en el grupo de los favoritos. En ese momento, la ilusión de poder ganar fue enorme, porque con la gente tan preparada, tan técnica, tan fuerte y tan rápida que hay, es realmente complicado. Estoy muy contento con lo que he conseguido y, ahora, a por el siguiente escalón.

El navarro, en el último golpe a un tronco.

¿Le ha acompañado alguien en el viaje?

–Llevo cinco años yendo allí, así que ya tengo muchos amigos y me he quedado con ellos. He ido solo, pero he estado súper arropado porque los conozco mucho, son mis amigos, ellos también vienen aquí y hay mucha confianza.

¿Existe realmente una cultura de aizkora en Australia, o la gente que lo practica es extranjera?

–En Australia siempre ha habido mucha afición por este deporte, y los amigos con los que me quedo aquí son australianos y también lo practican. En el Mundial hay gente de diversos países, pero los mejores suelen ser de Australia, Nueva Zelanda, Canadá y Estados Unidos, aunque se practica en un total de 26 países. Puede parecer que es un deporte de la tierra, pero está muy extendido.

¿Se está preparando para algún campeonato próximo?

–Me suelo centrar en los diversos campeonatos de Euskal Herria, donde hay mucho nivel, así que me tengo que centrar en eso al 100% porque los rivales son súper fuertes y van a tope. Luego, todos los años tengo entre ceja y ceja el Mundial, que se volverá a celebrar en Australia el próximo abril, y para el que me tendré que volver a adaptar a ese tipo de pruebas.