El zaldibiarra Xabier Muriel, con pasado como director deportivo en Euskadi Murias y Caja Rural, regenta en Pamplona el centro BioZiklik B&T, donde trabaja la biomecánica y el entrenamiento de deportistas. A la espera de que el mercado ciclista le ofrezca una nueva oportunidad para integrar el mundillo desde dentro de la caravana, ultima su tesis de posgrado en Ciencias de la Actividad Física y se mantiene bien informado de todo lo que sucede en las competiciones. También de lo del sábado en San Remo.

"Ahora todo el mundo habla de las tijas telescópicas. Pero después de visto. Hay que darle el mérito a los técnicos del Bahrain Victorious. La idea la han tenido ellos". Muriel subraya que esta posible solución estaba ahí, cercana, al alcance de la mano de los corredores. Pero destaca igualmente que nadie se animaba a utilizarla. "La gran mayoría de ciclistas profesionales tienen su bicicleta de montaña. Y seguro que la gran mayoría de estas tienen su tija telescópica. En el equipo de Mohoric pensaron que el sistema podía beneficiarle. Por mi parte, Chapeau".

El de Zaldibia elogia la gestión del material en la escuadra ganadora de la última Milán-San Remo. Así que la siguiente pregunta es evidente: ¿cuánta importancia tuvo en la victoria de Mohoric? Muriel responde con mesura. "¿Ayudó la tija? Sí, fue un factor más. Pero ahora parece que el chico ganó solo por descender el Poggio con ese sillín, y no resultó así. Estamos hablando de uno de los mejores bajadores del mundo. Y además tuvo que hacer una gran ascensión para llegar arriba con opciones".

Dicho esto, y cuestionado al respecto, el guipuzcoano explica los beneficios de la tija telescópica en un descenso como el de la prueba italiana. "Me imagino que Mohoric coronaría, lanzaría la bicicleta y, con la velocidad ya adquirida, activaría el mando para bajar el sillín. Cuando toca dar pedales, todavía debes mantenerlo alto". El esloveno llegó lanzado al tramo más revirado de la carretera. Y ahí aparecieron las ventajas, que "no tienen nada que ver con la aerodinámica". El asunto atiende al "centro de masas, más bajo". "El ciclista avanza sentado, estable, con su peso a menor altura, y por lo tanto gana en seguridad. En las curvas puede girar más rápido y tumbar más la bicicleta. Se trata de esto".

¿Ha llegado este sistema al ciclismo en ruta para quedarse en él? "Habrá que ir viendo", responde Muriel, quien considera que los equipos harán ahora, antes de las carreras, "un balance entre beneficios y costos". Los beneficios ya están explicados. Los costos aluden al peso. "Hablamos de unos 300 gramos de más en la bicicleta. En porcentajes generalmente leves como los de la subida al Poggio, te los puedes permitir. Pero, en puertos más largos y empinados, marcarán la diferencia en negativo".