han tenido que pasar 27 años para que un guipuzcoano haya cruzado la línea de meta en primer lugar. El último en hacerlo fue el malogrado Diego García. Casualidades de la vida, Eneko Agirrezabal, con quince años, tomó parte en la edición de la Azkoitia-Azpeitia de aquel inolvidable 2001. “Mi aita me dijo que fuera a correrla y allí fui”, recuerda el reciente ganador de la Behobia-San Sebastián. “Cuando yo era un niño, él era el crack. Yo estaba empezando en el atletismo cuando él murió”, rememora Eneko Agirrezabal para quien “suceder a Diego García es un privilegio y un honor”.
Ha pasado una semana desde su victoria y Eneko sigue en una nube. “Cuando entré en línea de meta, pensé: La que he liado”.La que he liado Estima que “siempre” es una felicidad ganar una carrera, “pero ya me daba cuenta que esto iba a ser diferente, la repercusión que iba a tener”. Y vaya que si la ha tenido. No fue con la intención de ganar, pero “sí de disputar la carrera. Conocía la participación, conocía a los favoritos y el nivel que tenían”. Eneko confiaba en sus posibilidades. “Sabía que yo estaba bien y que podía estar ahí delante, no sé si ganando, pero bueno, el podio sí lo ponía como objetivo”. El desarrollo de la carrera cambió sus planes porque “una vez que estás ahí delante hay que pelear por todo”
No olvida el tramo final, “durísimo”. El primero en cambiar de ritmo fue Leiva y luego Olmos. “Yo le di continuidad, pero se me hizo larguísimo. Llegué a los últimos metros muy cascado. De hecho, me estaban recortando la distancia, me estaban pillando”, pero supo aguantar para cruzar la línea de meta en primer lugar.
Eneko echa la vista atrás, al inicio de su pasión por el atletismo y aparece la figura de su aita Pello, habitual corredor de la Behobia-San Sebastián. “Siempre íbamos a verle correr con mi madre Maixabel y mi hermano Iker a la meta del Boulevard”. También le influyó que su hermano se apuntara al Txindoki, del que ahora es presidente. “Él era velocista, yo era más de fondo, pero también me apunté. Y hasta ahora”, destaca Eneko que sabe lo que es correr en pista, cross y ruta. Se queda con esta última disciplina. “Ahora mismo me gusta más la ruta. Se adapta bien a mis características. Mi forma de correr, de gastar poco, se amolda más al maratón”, sostiene. Para el de Segura, el cross se le hace “violento”, ya que “hay momentos de mucho esfuerzo en las cuestas y en el barro”. La pista es “más aburrida”. En la carretera, “voy más suelto, me veo mejor”, confiesa.
El próximo reto es el maratón de Valencia, el 5 de diciembre. “Es lo que he preparado”, anuncia. De hecho, se tomó la Behobia “como un entrenamiento”. “El entrenador me decía que me pillaba bien de fechas, que podíamos hacer el trabajo más grande antes de la Behobia. Ahora solo falta afinar y preparar el ritmo”, afirma el atleta guipuzcoano.
A pesar de que los triunfos están llegando “tarde”, Eneko asegura que “siempre me he tomado en serio el atletismo”. Tuvo que parar casi dos años, de los 23 a los 25, por una “latosa” lesión en la ingle, que ya ha dejado atrás. “Corría un poco y empezaba con dolores”, explica. “Anduve de un médico a otro buscando una solución. Iba donde uno, me decía una cosa, me trataba, no funcionaba y anduve así durante un tiempo. Ahora no tengo molestias. Es una zona sensible, pero estoy bien. Volví más duro, quizá con otra mentalidad. Tenía más claro lo que quería hacer”, asegura, consciente del hándicap que suponen para un atleta las lesiones: “Siempre condicionan. En el maratón hacemos muchos kilómetros y llevamos el cuerpo al límite. La máxima dificultad suele ser aguantar muscularmente, físicamente”.
“Ni me planteo vivir del atletismo”
Entiende que el atletismo es un deporte “sencillo” de hacer. “Lo más fácil que hay es ponerse unas zapatillas y ponerte a correr”. Es consciente de que “los primeros días pueden ser difíciles, pero cuando entrenas, mejoras bastante y eso se agradece. Cuando corres, hay momentos de todo, hay momentos en los que sufres, pero también hay momentos de euforia. Cuando terminas, te llevas la satisfacción de haberlo hecho”, considera.
Eneko que se considera 50% atleta, 50% profesor, “aunque soy atleta desde bastante antes de ser profesor”. Eneko imparte clases de física y química en el instituto de Beasain donde sus alumnos le recibieron como un héroe el día siguiente a su victoria. Agirrezabal fue homenajeado con un aurresku y con una foto de él corriendo firmada por sus alumnos.
Tiene claro que “es difícil” vivir del atletismo. “Yo ni me lo planteo”, confiesa. “Es muy difícil. En España muchos atletas lo compaginan con otros trabajos. Los que tienen becas y han ido a competiciones internacionales se lo pueden permitir, pero otros van malviviendo o van tirando de patrocinadores. Es difícil. No me lo he planteado. Los mejores resultados los estoy consiguiendo ahora. Ya tengo mi trabajo. Ahora mismo no me lo planteo”.
“soy bastante de la real”
Además de la física, de la educación y del atletismo, Eneko Agirrezabal tiene una pasión: “Soy bastante de la Real”, se sincera. “Mi aita es socio desde hace 25 años, pero suelo ir yo a Anoeta”, sostiene el de Segura, que asegura estar “disfrutando” de la temporada que está cuajando el equipo blanquiazul. “Me gusta más la Real que el fútbol”, explica Eneko, fiel seguidor blanquiazul desde niño: “En su día ya fui a Atotxa. Tendría unos seis años. Ese es mi primer recuerdo de la Real. En casa tenemos algunas fotos con Gorriz y con Larrañaga”. De los de ahora se queda con Oyarzabal porque “es de la casa y el que más ganas le pone”, enfatiza Eneko, directivo de la peña txuri-urdin de Segura. No se quiere hacer ilusiones de cara al futuro. “Hay que ir partido a partido. Yo soy de los que no me hago muchas ilusiones, porque después vienen los chascos. A veces estas arriba y otras abajo, y cuando empiezas a estar abajo empiezan las críticas. Es mejor no hacerse muchas expectativas”.
Pese a su condición de atleta, considera una buena decisión haber suprimido las pistas de Anoeta. “Tampoco le daban mucho uso”, lamenta el guipuzcoano: “Hay que ser realista y con la ampliación del miniestadio se cubren las necesidades que tiene Donostia”.
“Cuando entré en la línea de meta, de la Behobia pensé: ‘La que he liado”
Ganador de la Behobia-San Sebastián