A la hora de la verdad, en ese momento donde los grandes golfistas tienen que dar el do de pecho y la tensión es máxima en cada golpe, Adrián Otaegui recuperó su mejor versión para aparecer en lo más alto del Campeonato de Escocia. Su victoria llegó en una montaña rusa. Arrasó en el primer día, sufrió en los dos siguientes y en el último dio un golpe sobre la mesa para remontar cuatro golpes de diferencia y hacerse con el título. Fue una gesta para recordar y en un escenario de los de prestigio como es la zona de Saint Andrews. El inglés Matt Wallace poco pudo hacer ante semejante exhibición de juego. Sus esperanzas quedaron borradas por el donostiarra, que acabó con mucha fuerza y entregó una tarjeta de nueve golpes por debajo del par del campo en los que logró diez birdies y un solo bogey manchó su tarjeta. Una de las mejores de su carrera;, la mejor fue solo cuatro días antes. Números para redondear un fin de semana sobresaliente.

El Pirata partió con la necesidad de una gran vuelta para poner en aprietos a Wallace. No se conformó con eso. Primero remontó y luego sentenció. Fue uno de esos días especiales en los que todo sale y la bola va en cada golpe a donde el golfista quiere. El recorrido de Otaegui fue una lucha constante por arañar birdies y prácticamente en cada hoyo tuvo opciones para lograrlo. Lo bordó con los hierros y con el putt mostró una precisión milimétrica. Ante ese juego, poco pudieron hacer todos sus rivales. Ya en la segunda parte la victoria de Otaegui fue más que una aspiración y cuando embocó la última bola la emoción hacía tiempo que había abandonado el campo escocés.

En esta última jornada, pese al gris día, con los jugadores más abrigados que de costumbre, algunos hasta cubriéndose el rostro y con gorro, y eso sí, sin un viento molesto a la hora de jugar, Otaegui selló un recorrido magistral: diez birdies y un solo bogey. Apenas falló más que una calle de salida, excelente con el putt, y ya liderando tras los primeros nueve hoyos, no dejó respirar a sus rivales, y no es que estos lo hicieran mal, pues ambos presentaron tarjetas por debajo del par.

Pero es que el guipuzcoano lo bordó; y ya a falta de dos hoyos su ventaja era de cuatro golpes. Otaegui terminó con cuatro golpes de ventaja sobre Wallace, que se tuvo que conformar con la segunda plaza; y con seis sobre el también inglés Aaron Rai, que finalmente fue tercero.

Esta es la tercera victoria de Adrián Otaegui en el European Tour, donde no ganaba desde el 20 de mayo de 2018. Sin embargo, uno de sus objetivos de este curso no solo era sumar triunfos, también elevar su juego y eso lo está consiguiendo con creces. Ya logró el billete para el US Open gracias a su buena gira por Gran Bretaña y ayer puso otra piedra más en un camino que quiere apuntar a grandes escenarios.

De hecho, el donostiarra venció ayer en un campo mítico, público, uno de los más antiguos del mundo, no es quizás de los más temibles, pero sí resulta muy complicado cuando arrecía el fuerte viento al estar en lugar costero, desprotegido junto al mar. Es, sin duda, uno de los más tradicionales, que todo jugador desea pisar al menos una vez y al que, desde luego, sueña con batirle y ganarle. Un sitio para enmarcar.

Esta es la tercera victoria del guipuzcoano en el European Tour, donde no ganaba desde el 20 de mayo de 2018