- Suelo pedirles a los protagonistas de estas entrevistas que me envíen una foto. La que ellos quieran y que sea significativa de algo. Ander Alcaine eligió una, casi niño. Corresponde al tiempo en el que el Txuri de hockey hielo le llamaba porque no disponían de un guardameta para defender la portería. "Iba encantado", reconoce. Pasados los años se retira con la misma camiseta, de talla más grande, porque en el tiempo creció en lo físico y en lo químico.

En la vida ha tomado muchas decisiones. Unas cuestan más que otras, pero las despedidas suelen ir acompañadas de una carga emotiva que no es fácil de controlar. Dices adiós al deporte en el que ha sido feliz.

-La verdad es que la decisión más difícil que tomé fue con 20 años, cuando tuve que decidir si luchar por hacerme profesional en un deporte minoritario, que solo tiene un futuro a largo plazo en el hockey americano o ruso, o volver a España para seguir estudiando y renunciar al sueño de ser profesional sin apenas haberlo intentado. No siempre he sido feliz jugando. Los últimos ocho años que he estado en España después de esa decisión, el hockey era más un hobby. Me lo pasaba bien, pero ya no me apasionaba. Era un hobby en el que yo me obligaba a ayudar a mi equipo a ganar para no sentirme un fracasado. Cuando perdía algún partido, me enfadaba conmigo mismo mucho, mucho. Mi pensamiento era: Volver a España, vale. No me apasiona en lo deportivo pero si vuelvo tengo que ganar cada año. Es lo mínimo. Era como una obligación para mí, jugar y ganar. No podía dejarlo, hasta que este año se volvió insostenible. Con una hernia discal en L4-L5 y un pinzamiento femoroacetabular, estaba jugando con dolor desde el inicio. Mi nivel bajó, ya no ganábamos siempre y me empecé a frustrar. Toda esa sensación compatibilizándolo con mi trabajo y el máster€ Tenía muchas cosas en mi vida y de repente un día el dolor de espalda se hizo insoportable. Por eso decidí tomar la decisión, el hockey ha sido todo para mí mucho tiempo pero yo soy una persona que necesita retos nuevos y grandes; y vi que mi tiempo en el hockey había terminado.

El dinero no lo es todo, porque el hockey hielo es amateur y de él no se vive. De hecho, sus contratos se relacionaban únicamente con el pago de la matrícula universitaria. Entonces, ¿cuáles son las razones para permanecer tantos años al pie del cañón? En su caso, defendiendo una portería€

-En mi cabeza no existía la opción de una posible retirada hasta hace un par de años. Era como una obligación. Como lo has hecho siempre, lo sigues haciendo sin preguntarte por qué. Las sensaciones que tienes cuando ganas algún torneo importante, con un grupo de personas con la que llevas entrenando y trabajando todo el año, es muy especial y no hay nada que se le parezca. Pero a medida que vas creciendo, tus preocupaciones van cambiando, no tienes tanto tiempo para dedicarle y el que le dedicas se lo quitas a otras cosas que en ese momento igual crees más importantes. Por lo que te preguntas: ¿sigue valiendo la pena? Yo he jugado hasta que he visto que he dejado de ser una pieza clave en el equipo en el que estaba y que otros jóvenes con más energía y más ganas pueden traer aire fresco.

Poca gente duda a la hora de calificarle como "el mejor portero de la historia" en el hielo estatal. En otros deportes sería héroe y llenaría portadas. A lo mejor es muy injusta la falta de reconocimiento.

-Nunca me han gustado los calificativos. "El mejor de la historia". No lo creo, creo que siempre he estado en el momento indicado en el lugar adecuado. El hockey español es un deporte minoritario donde no hay muchos porteros españoles por lo que los equipos siempre han fichado porteros extranjeros, lo que hacía que todavía hubiera menos porteros españoles. Al fichar un portero extranjero, como hay límite de jugadores extranjeros por equipos, los equipos pierden un jugador extranjero de campo, que son los que suelen marcar la diferencia. El equipo en el que yo jugaba, tenía la opción de tener un jugador de campo más y por eso jugábamos con ventaja. Esa ha sido la causa, no que yo sea nada paranormal. ¿La falta de reconocimiento? Yo siempre lo digo: Los futbolistas gozan de fama porque a la gente le interesa el fútbol. Hay muchas personas detrás de los equipos, mucha gente se siente identificada. En hockey no pasa lo mismo en España, pero sí en los países nórdicos, Rusia, Canadá y Estados Unidos. Hay mucho deportista minoritario que se siente frustrado porque son buenos en sus deportes y no tienen reconocimiento. Este reconocimiento no se le otorga a una persona por que lo quiera. Se le da cuando lo que hace es importante y bonito para todo el mundo, un grupo grande de gente, no solo para una minoría.

En el camino se va dejando fuerzas por compaginar deporte y estudios. Kilómetros de ida y vuelta, entrenamientos nocturnos, esfuerzos impagables. ¿Dónde está aquí la felicidad?

-Creo que he respondido un poco en la primera pregunta. No podía dejarlo. El hockey era lo que me hacía especial, único. Era el portero de un equipo senior siendo joven. Había jugado en Francia en la liga Magnus (Top). Había hecho unas pruebas en Toronto, jugaba en la selección. Sentía que lo que hacía era importante. En todos los sitios que he estado, la mayoría de la gente que me conoce es por el hockey. Era mi identidad y no se me ocurría ni siquiera dejarlo. Es verdad que he hecho muchos esfuerzos para hacer muchas cosas a la vez, y no he podido dar la calidad que yo quería a cada cosa que hacía, pero era la única manera de tener retos deportivos, personales y académicos. Yo necesito marcha. Pero estoy muy satisfecho con la carrera que he tenido, tanto académica como deportiva y creo que ha valido la pena. El balance que puedo hacer ahora que he terminado es muy positivo.

De repente, un de repente que conlleva la decisión dura "hasta aquí". De la noche a la mañana lo deja todo, vacía la portería cuando está a punto de afrontarse un 'play-off' por el título. No quiso, o no pudo, esperar un minuto más.

-No estaba siendo un año fácil para mí, no solo en el Txuri. Con la selección jugamos un torneo preolímpico en Barcelona y no di el nivel, pudimos ganar a Holanda, un equipo muy superior a nosotros y con un esfuerzo tremendo de mi equipo no conseguí ayudarlos a pasar de ronda. Los últimos torneos con la selección tampoco me salieron como me habría gustado. Poco a poco veía que mi nivel estaba bajando y era normal, con lo poco que entrenamos aquí, la calidad de los entrenamientos y todas las cosas que tenía en la cabeza, era muy difícil mantener la forma en la que estaba el año que jugué en Francia. Pero eso no marcó el final, quería terminar la temporada, pero en enero sufrí un golpe en la cadera que impidió que me levantara del suelo y los médicos y fisios me recomendaron dejarlo. Me dijeron que incluso podía perder movilidad en las piernas y eso ya marcó el final.

Entre ese momento y la llegada del coronavirus fallece su madre. Impactan sus palabras de despedida y sentimiento en las redes sociales.

-La verdad es que ahora que terminaba pensaba ir más a Jaca los fines de semana a estar con ella, ya que llevaba muchos años enferma y no le presté el tiempo que merecía. Ha sido duro por el sentimiento de culpa que tengo. Cuando estaba en Francia, todos los días que hablaba con mis padres por Skype ella me preguntaba: ¿Qué vas a hacer cuando termines con el hockey? Y yo le decía Déjame, que estoy empezando. Tengo mi carrera de Odontologia empezada, cuando quiera vuelvo y la termino. No sé si sus palabras hicieron mella en mi cerebro pero todos sabemos cuál fue el resultado. Al año siguiente, vuelta a España a estudiar. Ha sido una mujer muy fuerte. Este mes cumplía 54 años y llevaba desde los 36 enferma. Me hubiera gustado pasar más tiempo con ella, pero la vida es así.

Es decir, en poco tiempo se le acumuló todo. Solo la fortaleza ayuda a poner en orden las cosas y seguir dando pasos al frente.

-Sí, ha sido muy difícil. Creo que aún no lo he asimilado del todo pero hay que tirar para adelante.

En esas despedidas, incluyo la de su compañero Juan Muñoz. Muchos años de convivencia en un piso, muchas horas compartidas, muchas conversaciones que se traducen en una enorme amistad. Ahora, la distancia les va a separar€

-No, Juan es como un hermano. Es de Jaca, y nos seguiremos viendo. De vez en cuando les hago una visita al piso del hockey que tienen en Aiete donde comparte vivienda con dos compañeros del equipo: Borja Cabra e Iker Echeverria. Es el piso que mejor lo ha pasado en el confinamiento. Estoy seguro ¡ja ja ja!

Con la carrera de Odontología acabada, tras las prácticas en Donostia, decide instalarse en Jaca, en una clínica en la que atenderá a sus nuevos pacientes. Proyecto en el que pone conocimientos, ilusión, ¿Qué espera?

-La opción de trabajar en Jaca ha salido el último mes. Con la situación familiar que tengo ahora, me apetece estar en Jaca con mi padre, mis abuelos, mis amigos. Tenía pensado venir los fines de semana, pero ha salido esta opción a tiempo parcial que consiste en trabajar dos/tres días en principio y pasar aquí más tiempo, pero seguiré estando en San Sebastián, que no es fácil despedirse de la ciudad cuando has vivido allí. He estudiado mucho, y es muy importante para mí que, sobre todo a mis amigos y conocidos, les pueda aportar lo que he aprendido. Tengo mucha ilusión porque Jaca es un sitio pequeño donde todos nos conocemos y creo que es un buen reto profesional y personal desarrollar tu trabajo en la zona donde has vivido y crecido, tu lugar de origen.

Hoy lleva la mochila cargada de títulos, de partidos internacionales, mundiales-preolímpicos, de experiencias y éxitos. Cuando no había cumplido 20 años, ficha por un equipo francés. ¿Fue en Briançon donde descubrió que todo merecía la pena al conseguir la Copa de la Liga?

-Uff, el año que estuve en Briançon fue como un sueño en lo deportivo. Llegué y los primeros partidos que jugué no me metieron ni un gol contra Grenoble, que era uno de los mayores rivales y de los grandes equipos en Francia. Nadie confiaba en un chaval de 20 años para darle la portería del equipo y mucho menos si ese chaval era español. Nadie confiaba en mí al principio. Solo el entrenador, que fue quien me llevó ahí, pero en menos de un mes estaba totalmente integrado y en la liga se empezaba a hablar de mí. Empecé muy bien, el equipo era ultradefensivo porque sabían que tenían un chaval español en la portería y me hacían el trabajo muy fácil para ayudarles a ganar y así fue. El segundo portero titular más joven tenía 25 años.

La prensa francesa le eligió como jugador revelación del campeonato. El diario 'L'Equipe' titulaba "La révélation Alcaine". Aquel inolvidable partido contra Morzine-Avoriaz, ¿sigue en su retina?

-Llegamos con mucha confianza a la final. Morzine no era el mejor equipo. El mejor equipo era Rouen al que ganamos en semifinales. Con lo que a la final llegamos sabiendo que si hacíamos lo que teníamos que hacer, seríamos superiores. Aunque Morzine por aquel entonces tenía dos jugadores ex-NHL. Estaba muerto de miedo, mi equipo había perdido siete finales de ocho, o algo así. Felizmente, conseguimos la victoria aunque en la final no fui determinante, ni tuve mucho trabajo.

Diez años después, cuando todo acaba por voluntad propia, ¿le ha dado tiempo a valorar lo conseguido y lo que ha aprendido como persona y jugador?

-Sí, creo que no he tenido una carrera deportiva profesional como me hubiera gustado, pero me ha servido para financiarme los estudios mientras llevaba a cabo mis retos académicos y deportivos con resultados muy positivo. Mucha gente, cuando jugaba en Jaca, y estudiaba en Bilbao (no empezamos muy bien la temporada) me decía: Tranquilo, estás jugando bien para lo que entrenas y la vida que llevas, no puedes hacer más. Yo sabía que si podía, y en enero/febrero justo antes de los play-off, la universidad nos daba descanso para preparar los exámenes. Ese mes estuve en Jaca entrenando como un animal y nos llevamos las dos ligas de la misma manera. El premio que más valoro de todos los que tengo es el que me dieron mis compañeros y entrenados del Club Hielo Jaca, como jugador más determinante del equipo los años que tenía que ir de Bilbao a Jaca a entrenar y volver a Bilbao a las dos de la mañana porque al día siguiente tenia clase y terminábamos el entrenamiento a las 22.45 horas. Una auténtica locura si lo pienso ahora. Pero en ese momento me parecía lo más normal del mundo y que era lo que tenía que hacer.

En septiembre se disputará el 'play-off' por el título, Txuri-Puigcerdá. ¿Se le ha pasado por la cabeza poder jugar esos partidos? ¿Existe alguna posibilidad?

-¡No, estoy retirado, ja ja! Tenemos tres porterazos, Aritz e Iker Echeverria y Lucas Serna tienen nivel de sobra para afrontar la final. Y poco a poco se tienen que ir poniendo a prueba porque son ellos el futuro del club. No pueden estar pensando a ver qué quiere hacer Ander. Tengo mucho respeto hacia ellos, han estado mucho tiempo de suplentes y su momento ha llegado. Yo estaré ahí para ayudarles en lo que quieran pero, repito, su momento ha llegado.

En el Txuri ha sido un valioso referente. De toda la experiencia, ¿con qué se queda? ¿Qué va a echar en falta en esta nueva vida?

-Pues en el Txuri me quedo con la Continental que jugamos en Bélgica el pasado octubre, donde sí mostré mi mejor nivel y el equipo pasó de ronda y nos fuimos a Italia, a la segunda ronda, a jugar contra profesionales. Fue una experiencia de la leche para los chavales que lucharon como jabatos y una oportunidad de ver cómo son los jugadores que se dedican profesionalmente a esto.

También la final del año pasado contra el Puigcerdá cuando mi compañero y amigo Jano Hernández metió el gol de la victoria a falta de pocos minutos de terminar el partido.

Los que le conocen saben que la carrera de Ander es irrepetible en el contexto en el que nos movemos. La mochila está llena de experiencias, esfuerzos, renuncias, decisiones, alegrías y desánimos, pero siempre bajo el denominador común de la disciplina personal, del método, del respeto y los valores. Solo así, podemos escribir que del deporte se ha ido un grande. Con mayúsculas.

"La decisión más difícil que tomé fue cuando, con 20 años, tuve que decidir si luchar por ser profesional o volver a España"

"No siempre he sido feliz jugando. Los últimos ocho años, el hockey era más un hobby. Me lo pasaba bien, pero ya no me apasionaba"

"Poco a poco veía que mi nivel estaba bajando, y era normal. Era muy difícil mantener la forma en la que estaba en Francia"