ARbizu - La txapela del Cuatro y Medio de la LEP.M que el pasado domingo conquistó Joseba Ezkurdia (Arbizu, 22/4/1991) en el frontón Navarra Arena ya reposa en su casa. “Está junto a las otras dos”, confiesa el campeón de la jaula, una revelación que sirve para recordar que hace un año ya ganó el acotado y también el Parejas. Tras la celebración, que comenzó por la noche y se alargó hasta bien entrada la madrugada, Ezkurdia aprovechó para hacer un análisis de la final, de sus éxitos y de los sueños que persigue en el futuro.
¿Qué supone para usted esta segunda txapela del Cuatro y Medio?
-Es importante, sobre todo porque quería demostrarme a mí mismo que la del año pasado no fue casualidad. Estar en la final del Navarra Arena ya era importante para mí, pero ganar, todavía más. Creo que la txapela demuestra el trabajo que hay detrás. Es muy difícil llegar a una final; y ganarla, más. Salió un día redondo.
¿Cuál le ha sentado mejor?
-Las he disfrutado todas, aunque la primera me dio mucha confianza porque vi que respondí bien en una cita importante.
Además de por la celebración, ¿cuesta dormir tras una final?
-Después de los partidos me suele costar coger el sueño y, después de una final, todavía más. Al principio no te das cuenta de lo que has hecho, pero jugar dos finales del Cuatro y Medio seguidas y ganarlas es algo muy grande que, con el tiempo, valoraré más.
Antes de usted, solo Olaizola II, Retegui II y Barberito I habían sido capaces de enlazar al menos dos títulos de la
-No lo sabía, pero es bonito estar ahí. Ahora toca seguir trabajando y ojalá que pueda ganar más txapelas o entrar en más finales.
¿Cuáles fueron las claves de su victoria en la final del domingo?
-Cuando iba perdiendo 7-10 fue un tanto importante porque si no Jokin (Altuna) se escapaba. Hice tanto y conseguí empatar a 11. También fue importante el momento en el que pasé de ganar 16-12 a 16-15. Se me puso a un tanto, pero resultó clave para mí poder tomar ventaja otra vez. Y también me acuerdo de lo que ocurrió después del descanso del tanto 18, que cogí mucha ventaja y me lo creí.
Las crónicas coinciden en señalar que el secreto de su triunfo estuvo en su mayor resistencia física. ¿Comparte esta teoría?
-Él bajó su nivel en la segunda mitad del partido. No sé si por físico o cabeza, pero no aguantó. A partir de ese momento hubo tantos más cortos que cayeron de mi lado; y creo que también acusó el tanto 15, que fue de los más duros y lo gané.
Otra de las claves fue que frenó la racha de saques de su rival, ¿no?
-Es verdad que hubo momentos en los que no me sentía cómodo restando. Me metió dos saques seguidos para ponerse a un tanto (16-15) y fui con miedo a ver cómo salía la pelota de la pared izquierda. No perder el saque a partir del tanto 18 también fue clave.
¿Le vino bien que el partido se endureciera casi desde el principio?
-Creo que sí. Los partidos que jugué en la liguilla de cuartos, sobre todo el de Unai Laso (22-21), y en la semifinal contra Jaka (22-20) me fortalecieron. Sabía que estaba para sufrir y competir. Eso me dio confianza.
¿Ha alcanzado su madurez como pelotari?
-Me veo bien. En los últimos dos años estoy compitiendo a buen nivel y estoy siendo regular. Me quedo con eso. Estoy en un buen momento y espero poder alargarlo.
Altuna terminó hundido por la derrota. ¿Algún consejo para él?
-Le vi jodido. Todo el mundo le daba favorito y él se veía en un buen momento, pero ya tiene su propio entorno para recibir consejos. Lo único que puedo decir es que lo que está haciendo con su edad (23 años) es algo muy grande, es un trabajador nato, es un ejemplo para mucha gente y además es muy joven.
¿Le favoreció que Altuna partiera como claro favorito?
-No le he dado mucha importancia a eso y me he concentrado en lo mío. Me ha venido bien, pero ha sido algo que, más que favorecerme a mí, le ha perjudicado a Jokin. Todo el mundo le daba como favorito y creo que esa presión le ha pesado, mientras que a mí me ha venido bien.
Altuna no quiso hablar del Navarra Arena tras la final. ¿Usted?
-A mí me gusta el frontón. Tiene un suelo muy potente y muy bueno. Es verdad que la pared izquierda hace extraños, pero también hablamos de eso cuando se inauguró el de Bilbao. La pena es que aquí no jugamos ni entrenamos durante el año, pero son unas instalaciones muy buenas.
Y ahora viene el Parejas...
-Me han dicho que juego el viernes en Azkoitia. Quiero estar un par de días tranquilo y descansar la cabeza para, a partir del viernes, empezar el campeonato con ganas.
¿Con Martija?
-No me han dicho con quién juego, pero, si me toca con Julen, a gusto. Es un pelotari de diez, hace mucho a buena, siempre está animando al compañero y falla poco.
Apenas va a tener descanso entre el Cuatro y Medio y el Parejas. ¿Eso es bueno o malo?
-Es buena señal (risas). Eso quiere decir que estoy en las finales y que enseguida empieza lo bueno.
El Parejas ya lo ha ganado. También el Cuatro y Medio. ¿Para cuándo el Manomanista?
-No me quiero obsesionar, pero sería algo muy bonito conseguir la txapela del mano a mano antes de dejar la pelota. Ganar las tres competiciones sería la hostia. Pocos pelotaris lo han conseguido. Es un sueño porque, por historia y por todo, es el campeonato más importante. Ojalá pueda ganarlo, pero, si no lo consigo, tampoco pasaría nada. Estoy contento con lo que estoy haciendo.
Ha sido subiendo peldaños en la escalera del mano a mano y ha sido semifinalista en las dos últimas ediciones. ¿Es una progresión hacia la txapela?
-Ojalá. Este año estaba bien, pero en la semifinal no estuve cómodo. La modalidad es dura, pero me gusta.
¿Le sirven estos títulos para callar la boca de aquellos que no confiaron en usted en sus inicios?
-No lo sé, pero estoy contento con lo que estoy haciendo. Es difícil llegar a finales. Soñaba con ganar una txapela y ya tengo tres.