Irun - El Bidasoa de hoy es un equipo desbocado que cree en sus posibilidades y que las pelea hasta la extenuación. Llegaba el cabeza del Grupo C de la fase de Champions. Los suecos del Savehof eran líderes indiscutibles y contaban sus partidos por victorias. A día de hoy, no encabezan la clasificación y se llevaron de Artaleku una derrota que no entraba en ninguna cábala. Los irundarras desataron la locura en la grada, protagonizando un partido inolvidable, en el que batieron el récord de goles a favor en toda su historia continental. Ganaron (39-23) en un encuentro formidable que desmontó el plan del técnico visitante Berndtsson.
Los primeros 20 minutos constituyeron una exhibición defensiva, a batacazo limpio, sin que los muros (6-0) concedieran el menor respiro a su oponente. Los brazos de los protagonistas parecían las aspas de un molino de viento. Se movían a velocidad de vértigo con la tolerancia de los árbitros macedonios, que dejaban darse lo lindo. En esa batalla por imponer la propia ley, llamaba la atención el pivote visitante Brannberger , un gigantón de dos metros, que obligaba a Matheus, Seri, Leo y Tesoriere a multiplicarse para evitar pases letales. Por ahí empezó a construirse el futuro del partido, ya que la recuperación de balones y el juego colectivo habilitaron las opciones de ataque que en el primer tiempo culminaba en la segunda línea prioritariamente. Desde el 12-8, dos goles de Kauldi Odriozola, junto a los de Zabala y Azkue, confirmaban una ventaja de seis tantos en el marcador al finalizar el primer tiempo. El Savehof cambió de portero en este tramo final, dándole a Moller una oportunidad que no aprovechó.
Era impensable llegar a vestuarios con seis tantos de ventaja, porque de los escandinavos se hablaban maravillas. De hecho, en el entrenamiento de víspera, quienes vieron su trabajo hablaban maravillas de la velocidad de este equipo, del buen juego y de la capacidad colectiva. El central Edvardsson, uno de los mejores anotadores de la competición, llevaba tres dianas y el extremo Karlsson, cuatro. Sin embargo, los números del flanco izquierdo eran paupérrimos. Bogojevic y Sunajko sumaban un tanto que, además, se lograba desde los siete metros. Los de Cuétara lo bordaban y el técnico asturiano solo solicitó un tiempo muerto en todo el partido, a falta de un minuto y medio para el final del primer periodo (17-12). En el diseño de la jugada final, Mikel Zabala, infalible, puso la guinda al pastel.
El segundo tiempo fue un torrente, una catarata de todo. Los suecos no reaccionaban, ni a lo que les pudo decir su entrenador en el vestuario, ni al tiempo muerto a los cinco minutos de la reanudación. A los seis tantos del intermedio, dos tantos seguidos de los hermanos Salinas y otro de Jon Azkue pusieron el listón nueve por arriba. Un sin vivir para el Savehof, que cambiaba sistemas defensivos con muy poco acierto, Ni el 5-1, ni el 4-2, ni el 3-3 impedían el juego irundarra, muy jaleado desde las animosas bancadas.
Fue el momento estelar de los lanzadores. Azkue y Rodrigo Salinas quitaban las telarañas de la meta forastera. Leo hacía lo propio y Seri se atrevió a intentarlo, mandando obuses a la portería sueca. Total, un tsunami ofensivo de la primera línea, al que colaboró el reaparecido Sergio de la Salud que en el periodo inicial marcó un tanto de bandera. Jugó unos minutos, pero luego descansó para no correr riesgos en la lesión de costillas que le ha mantenido alejado de la cancha unos cuantos partidos y de la que está muy recuperado.
A medida que se cumplían los minutos de juego, la brecha en el suelo azul se hacía gigantesca. En la defensa sueca no había tensión y en el ataque faltaban las ideas. El mejor recurso lo encontraron en los pases al pivote, en donde entonces jugaba Adam Blanche. En este tramo del partido marcó cuatro tantos, casi los mismos que el resto de todos sus compañeros.
Ahora llega un parón. Esta semana compiten las selecciones nacionales y no será hasta el 30 de octubre cuando los irundarras vuelvan a la liga antes de viajar a Suecia, en donde seguro que el Savehof les recibe con los brazos abiertos, aunque es seguro que aquel encuentro no se parecerá en casi nada al de ayer en Artaleku. El Bidasoa duerme líder, no ha perdido ningún partido en competición europea y muestra una solvencia al alcance de muy pocos equipos.