ezkio - Egea ha comenzado fuerte la temporada. Ganó la Reventón y la semana pasada fue cuarto en el kilómetro vertical de la Transvulcania y tercero en la media maratón.
Viene del ciclismo y del triatlón.
-Competí en ciclismo hasta el primer año de aficionados. No terminé aquella primera temporada: estaba ya en la universidad y lo dejé totalmente saturado. En juveniles gané alguna prueba y en aficionados acabé las carreras, que para ser el primer año no estaba mal.
Después practicó el triatlón.
-Estuve un año sin competir en ningún deporte y empecé a practicar el triatlón. Poco a poco, acabé entrenando más horas que para el ciclismo. Entrenaba unas tres horas al día, pero para entonces estaba ya bastante asentado en la universidad. De todos modos, lo del triatlón fue una locura. A nivel de Euskal Herria, anduve bastante adelante. Además, siempre me quedará en el recuerdo el haber participado en el triatlón de Hawai. La siguiente temporada lo dejé. Lo decidí a los 15 días de ganar la prueba de Ondarroa.
Desde entonces, participa en carreras de montaña.
-En 2011 dejé el triatlón y desde 2012 participo en carreras de montaña, gracias a que conseguí un dorsal para la Zegama-Aizkorri. Si no llego a conseguir aquel dorsal, quizá hoy no estaría donde estoy.
¿Qué tal fue aquel primer año?
-Tuve muchas lesiones. Me lesionaba en casi todas las carreras, pero en la Zegama-Aizkorri hice un buen tiempo (4 horas y 38 minutos), conseguí dorsal para el siguiente año y la experiencia fue muy buena. Eso me animó a seguir. Correr en el monte es muy distinto a hacerlo sobre el asfalto y sufrí mucho hasta que se me adaptó la musculatura.
En seis años se ha convertido en el mejor corredor de Euskadi.
-Sabía que andaría bien, pues correr se me daba bien. Además, siempre me he arreglado bien subiendo cuestas. De todos modos, los resultados fueron mejores de lo esperado. Ya el segundo año me llamaron para competir con la selección de Euskadi. He corrido durante cinco temporadas con la selección.
2017 fue su mejor año.
-Sin duda alguna. Quedé cuarto en Zegama con un muy buen tiempo, gané dos carreras de la Copa del Mundo (en Grecia y en Estados Unidos) y fui segundo en la clasificación final, fui campeón de Europa... Además, he madurado. Antes salía como un cohete. Ahora aguanto como un cohete hasta el final. Ya no necesito bajar el ritmo. Siento que los demás me siguen porque ya no están tan seguros de que vaya a reventar.
¿A qué se debe esta mejora?
-Seguro que la experiencia tiene algo que ver. En todos los deportes hay que ir aprendiendo poco a poco, hay que conseguir que el cuerpo se amolde... Además, el cuerpo es inteligente y saca provecho al trabajo realizado. Cada vez me cuesta menos completar una carrera de cuatro horas o entrenar durante tres horas. Por otro lado, vas conociendo tu cuerpo y sabes a qué ritmo puedes correr. También he ganado en confianza. 2016 fue un mal año. En Zegama me tuve que retirar, el segundo embarazo de mi mujer fue bastante malo... Pero en verano de aquel año le di la vuelta: subí al podio en una carrera de la Copa del Mundo, batí el récord en el Monte Perdido...
Está conociendo mundo de la mano de las carreras de montaña.
-La gente se cree que vamos de vacaciones, pero muchas veces suele ser una locura: coger un avión el jueves, correr el sábado y volver el domingo. Al día siguiente hay que ir a trabajar, atender a los niños... Muchas veces te cansas más en los viajes que corriendo. La temporada pasada la aguanté bien, pero fue muy dura.
He empezado el año como un tiro.
-Corrí la carrera de Montejurra para quitar la carbonilla y en la Reventón batí el récord, que lo había puesto yo el año anterior. En la Transvulcania he quedado tercero. Estoy muy a gusto.
¿Qué objetivos se ha marcado para 2018?
-En esto de las carreras de montaña hay un gran desmadre: muchas federaciones, muchas marcas... y todos quieren su parte del pastel. Salomon ha puesto en marcha el circuito Golden Trails, en el que está incluida la Zegama-Aizkorri. Participaré en todas las carreras de ese circuito, excepto en la de Estados Unidos. Los diez primeros de la clasificación general se clasificarán a la final, que se disputará en Sudáfrica. Clasificarse para la final sería impresionante. Este año no disputaré la World Series, pues son muchas carreras. Solo participaré en las que forman parte de los dos circuitos (Golden Trails y World Series).
¿Son los dos circuitos más fuertes?
-La semana pasada se disputó el campeonato del mundo en Castellón y podía haber ido, debido a mi victoria en la Reventón. Pero en su día decidí no correr con la selección española y, además, la Zegama-Aizkorri estaba muy cerca.
¿Cómo ve la Zegama-Aizkorri?
-En Zegama el puesto no sirve como referencia, pues depende de quién venga. Este año será muy difícil quedar entre los diez primeros, pues el equipo Salomon viene al completo. Han creado un nuevo circuito, hay dinero y eso atrae a la gente.
Ha fichado por el equipo Salomon.
-Es el equipo más fuerte. En la Euskal Selekzioa he pasado unos años muy buenos, pero para mí es una gran responsabilidad: sentía que estaba representando a un pueblo. Además, en las redes sociales te dan mucha cera. En el sueldo de Cristiano Ronaldo entra que le critiquen, pero criticarnos a nosotros o al seleccionador está fuera de lugar. Todos quieren ser seleccionadores, pero este mundo es muy pequeño y me parece más correcto que las cosas se digan a la cara y de buena manera.
¿Salomon le ofrece buenas condiciones?
-Me ofrecen libertad total a la hora de elegir las carreras y no estoy obligado a participar en las World Series. Por otro lado, Salomon es un escaparate. Gracias a eso, me llamaran de muchas pruebas. Eso sí, es un equipo muy bueno y no quiero ser la mascota del equipo. Yo estoy en el equipo de España y a Zegama vendrán los mejores del equipo. Quiero demostrar que estoy en este equipo porque lo merezco.
Lleva seis años participando en carreras de montaña. ¿Cree que le queda margen de mejora?
-Mi hándicap eran los descensos y, poco a poco, estoy mejorando. Además, cuido la alimentación más que antes. No hago gimnasio, aunque sé que me vendría bien. Mi entrenador es Jokin Lizeaga y todos los años introducimos pequeños cambios en mis entrenamientos. Parece que los cambios están surtiendo efecto. Creo que todavía tengo margen de mejora y me quedan años por delante. El año pasado Marco di Gasperi ganó las World Series con 40 años y yo todavía tengo 33. Físicamente aún puedo progresar, pero habrá que ver cuánto aguanto psicológicamente.
¿Se ve compitiendo durante tantos años?
-No lo sé. Lo que sí sé es que nunca dejaré de hacer deporte. Soy un viciado del deporte. Es lo que me aporta equilibrio. Sé que dejo otras cosas por hacer deporte, que le quito tiempo a la familia. Hasta las 19.00 horas no estoy con mis hijos y soy consciente de ello. Pero si no hago deporte, me noto de mal humor. De todos modos, cuando los niños crezcan, dejaré de competir para practicar deporte con ellos. Que mis hijos me pidiesen ir al monte con ellos y les dijese que no porque tengo que entrenar sería muy fuerte. Quiero compartir esta afición con ellos.
¿Ha cambiado mucho este deporte desde que comenzó a practicarlo?
-Creo que el boom ha pasado. Se ha estabilizado y muchas carreras van a desaparecer. En Euskal Herria hay cuatro carreras todos los fines de semana y eso es insostenible. Las inscripciones cuestan 20-30 euros y si participas en diez carreras al año son 200-300 euros. Por otro lado, hay que trabajar para que se convierta en un deporte serio. En estos momentos hay un montón de federaciones y es un deporte amateur. Los que quieren vivir de esto lo tienen muy difícil, pues no pueden vender sus logros si cada año se disputan seis campeonatos del mundo distintos. Las marcas están trabajando para que se convierta en un deporte serio y tenga presencia en las cadenas de televisión.
¿Llegará a ser un deporte olímpico?
-Algunos están a favor de ello. Pero para que sea olímpico, tendrá que practicarse en un circuito. Si no se practica en un circuito, no se puede retransmitir por televisión y, por lo tanto, no puede ser olímpico.
¿Por qué cree que ha tenido tanto éxito este deporte?
-Porque es mucho más fácil que correr sobre el asfalto. En el monte intentar seguir un ritmo no tiene sentido y en el asfalto hay que seguir un ritmo. Eso es muy estresante. Además, en el monte se puede correr con amigos. En el asfalto se va más a cuchillo. Cualquiera puede hacer una Zegama-Aizkorri en ocho horas o una Ehunmilak en 48 horas.
Hablando de la Ehunmilak... ¿se ve haciéndola?
-No. Lo que sí me gustaría hacer es la prueba de 100 kilómetros de Chamonix. Me dijeron que para disputarla tendría que entrenar el doble que ahora, pero me daría pena dejar este deporte sin participar en esa prueba.
¿Cree que ganará la Zegama-Aizkorri algún día?
-No, no... Para que yo gane la Zegama-Aizkorri, tiene que pasar algo raro. Este año no vendrá Kilian Jornet, pero correrá el ganador del año pasado (Stian Angermund-Vik)... Si viene toda esa gente, lo tengo imposible. Sería malo para este deporte que yo ganara la Zegama-Aizkorri. Tengo mi familia, tengo mi trabajo, entreno solo 10-12 horas a la semana... ¿Qué pensarían los que se dedican exclusivamente a esto? Si algún día subiera al podio, ya sería la leche. De todos modos, lo importante no es el puesto, sino el tiempo que se ha necesitado para acabar la prueba.