Síguenos en redes sociales:

“Tengo muchísima hambre de llegar lo más alto que pueda”

Sebastián ‘Látigo’ Pérez se está abriendo un camino en el boxeo. Con solo 21 años, el púgil de Errenteria aspirará dentro de unos meses al título de la Unión Europea y, aunque no se marca objetivos a largo plazo, tiene claro que quiere dar lo mejor de sí en este deporte

“Tengo muchísima hambre de llegar lo más alto que pueda”

errenteria - Solo unos pálidos cardenales bajo los ojos delataban que Sebastián Látigo Pérez había disputado un combate hace cinco días. El púgil de Errenteria, de 21 años, estuvo peleando en Madrid por el título estatal de supergallos. Después de diez duros asaltos, los jueces consideraron que el duelo había terminado en un empate, pero la gran actuación de Sebastián Pérez le valió la posibilidad de aspirar en los próximos meses al Campeonato de la Unión Europea de su verdadera categoría, el peso gallo.

El boxeador guipuzcoano recibe a NOTICIAS DE GIPUZKOA en el local del Látigo Team, en los bajos del antiguo colegio Pío Baroja de Errenteria. Lo que fue un patio cubierto se ha convertido ahora en un gimnasio que cuenta con cerca de 60 púgiles, con un ring instalado en un fondo y otro en construcción, varios sacos, punching balls, banderas de diferentes lugares colgadas del techo y algunas fotos de boxeadores legendarios por las paredes.

En su última pelea, empató frente a Álvaro ‘Ardy’ Rodríguez en Madrid, con el título estatal de supergallos en juego...

-Estoy contento por cómo salió el combate, pero no por el resultado. Fue una buena pelea por ambas partes. Levantó de su asiento a la afición de Madrid.

Boxeaba ‘en campo contrario’...

-Por eso fuimos desde el primer tañido de la campana hasta el último llevando la pelea, iniciando con la mano izquierda... Ya sabía que iba a ser una pelea muy exigente por mi parte y así fue. Fui muy bien preparado.

Y contra un rival de peso superior.

-Al final, estoy boxeando con gente que me saca bastante más en altura y en envergadura. Yo siempre estaba en peso ligero (58,9-61,2 kilos), porque antes me costaba bajar de peso, y estoy acostumbrado a boxear con gente más alta. Los 53,5 kilos no los daba ni en la comunión. Ardy y su esquina ya sabían lo que tenía que hacer: ir hacia atrás. Pero yo me quitaba su recto y le ponía los dos míos. El primero no entraba porque él se iba hacia atrás, pero el segundo, sí. Tienes que tener más chispa. El trabajo del que va hacia delante desgasta bastante, y el que va hacia atrás tiene que ser inteligente, porque boxear a la contra también es difícil.

Su buena actuación en este combate le ha valido para aspirar ahora al título de la Unión Europea.

-Con esta pelea me han nombrado aspirante, es como si fuera una victoria. Un nulo en casa del contrario en un Campeonato de España es que has hecho un trabajo muy bueno. Las puntuaciones fueron 95-95, 95-95 y 93-97. Lo que más me gustó es que nada más salir del ring hubo gente del mismo Madrid que vino a decirme que había hecho un trabajo muy bueno.

Peleará contra el francés George Ory...

-Supongo que será dentro de unos cuatro meses. Todavía hay que cerrar el lugar y la fecha. Si tengo que ir fuera, no tengo ningún problema.

Desde que dio el salto al boxeo profesional, en 2015, ha logrado nueve victorias y un empate...

-La disputa del Campeonato de España no ha afectado a mi palmarés, porque sigo sin tener ninguna derrota. Aunque el día que tenga que perder, si pierdo justamente, y he hecho un buen combate y mi rival ha sido mejor, no me va a doler tanto como una derrota injusta. En el boxeo un golpe puede cambiar la pelea. Tengo 21 años y me motiva ver que poco a poco voy subiendo.

En su caso, la afición por el boxeo le viene de familia...

-Sí. El aita fue el que me metió el gusanillo. A los cinco años me regaló un punch y unos guantes. De forma seria empecé con nueve años. Ahí nos metimos en un gimnasio. El aita fue boxeador y estaba peleando entonces, y antes estuvo en la selección de halterofilia. En categoría profesional debuté con 18 años, y en amateur con catorce. En mi segunda pelea tenía 15 años, boxeé con uno que tenía 23 y que había sido campeón de Euskadi, y le gané, pero eso ahora ya no se puede, ahora la normativa ha cambiado, te cuidan bastante más que antes.

¿Se puede llegar a disfrutar sobre un ring?

-Sí, te lo puedes pasar muy bien. Para mí, es como una droga. Lo que se siente los segundos antes, cuando vas hacia el ring a pelear, es muy fuerte. Y luego estar arriba dándose tortas ya es lo que más me llama (ríe).

Decidieron fundar su propio gimnasio para entrenar...

-Estábamos en otro gimnasio, pero prácticamente estábamos solos el aita y yo. El aita se sacó el título y nos fuimos a entrenar a la calle, al campo de fútbol de Beraun. Decidimos empezar una nueva etapa y luego el Ayuntamiento nos cedió un txoko en el polideportivo de Galtzaraborda. Allí se formó el Team Látigo. El primer año que fui campeón de España amateur solo tenía un saco. Luego empezaron a venir más chavales y al final hemos conseguido estar aquí, y estamos muy contentos. Ahora mismo, habrá unos 60 chavales. Yo les echo una mano, con los pasos y así, el aita es el que se parte las manos.

¿De dónde le viene el apodo de Látigo?

-Es por la mano izquierda. Cuando era muy pequeñito lanzaba la izquierda bastante. Tenía un casco muy chiquitito y el aita me escribió allí Látigo. Soy diestro, y uso la izquierda como mano adelantada.

¿Cómo es su estilo como boxeador?

-Mi boxeo es ir hacia adelante. Hay gente que dice que dejo dudas en los combates, que no termino los combates por KO. En este campeonato de España, por ejemplo, la gente ha destacado que fue un combate súper exigente, aparte de la preparación que llevaba, porque era un combate a diez asaltos. Técnicamente tengo que mejorar, pero me considero técnico. Fuerte. No tengo mucha pegada, no soy un boxeador que vaya al KO, pero sí veo que hago daño.

Ha ganado dos combates por KO...

-Uno, contra un rumano que debutaba, en mi tercera pelea, que fue un KO técnico, y otro contra un nicaragüense que venía de hacer una eliminatoria mundial, Johnson Téllez. Me llevé un susto, porque se quedó unos 30 segundos en el suelo y ni celebré la victoria. A veces uno sale a buscar el KO y te lo encuentras tú, o se te va la victoria. En Madrid, contra Ardy Rodríguez, sí que fui a buscar el KO porque estaban cantando las puntuaciones y veía que tenía que intentarlo.

No hay muchos combates en peso gallo...

-En España, creo que hay cinco o seis boxeadores en esta categoría.

¿No le interesaría subir de peso?

-No. Una vez peleé contra un irlandés que pesaba 61 kilos y medio y medía 1,84. Parecía su llavero en la foto. Para pegarle necesitaba una escalera. Al final esto es profesionales y hay que buscar lo que te conviene.

Tendrá que cuidarse para mantenerse en la categoría...

-El suegro tiene una carnicería y siempre que termino un combate me trae una chuleta. Es algo sagrado. Pero tengo que controlar mucho lo que como. El boxeo no es solo que dos tíos se suben a un ring y se parten la cara. Previamente hay un trabajo, una dieta, una disciplina.... Hay muchísimas más cosas.

Como espectador, ¿prefiere los pesos ligeros o los pesados?

-A mí siempre me han gustado los pesos pesados, la potencia. En los pesos bajos el boxeo es más rápido, más explosivo. Pero a mí siempre me ha gustado el boxeo que desarrolla cada uno. Por ejemplo, el boxeo de Paquiao y el de Márquez no tienen nada que ver. El boxeo de Paquiao es de ir adelante y tirar, y el de Márquez hacia atrás, a la contra y técnico. Cada boxeador es un mundo, aunque puedes tener una referencia. A mí, aunque sea de distinto peso, me encanta Canelo -Saúl Álvarez-.

¿Qué objetivos se ha marcado en su carrera?

-Me gusta ir reto a reto, lo que me venga. Ahora tengo la oportunidad de luchar por el título de la Unión Europea y trabajaré lo más duro posible para conseguirlo. No tengo ansia por lograr algo, prefiero ir paso a paso y que las cosas me cuesten, que supongan trabajo y exigencia, porque así cuando llegan las disfrutas más. Veo que tengo que mejorar en el boxeo, en la alimentación y en general. Tengo que mejorar en todo, pero tengo muchísima hambre de llegar lo más alto que pueda. No me gusta ponerme metas, porque al final puedes conseguirla o que sea una frustración. Creo que ya está escrito a dónde podré llegar.

¿Se puede vivir como profesional del boxeo?

-En Estados Unidos sería otra cosa. En España me respalda una buena promotora -MGZ-, y estoy contento. Hasta hace poco he estado trabajando de cocinero en el McDonalds y lo dejé para preparar el Campeonato de España. Creo que este ha sido un punto de poder vivir del boxeo. Ahora mismo voy a preparar el Campeonato de la Unión Europea, pero no me planteo trabajar en otra cosa. Quiero estar lo más fuerte posible y conseguir ese título.

En Euskadi se está viviendo desde hace poco un ‘boom’ de boxeadores...

-Creo que los gimnasios están haciendo un buen trabajo para fomentar el boxeo. Antes igual no había boxeadores o boxeadoras porque a los chavales en casa les decían: “Cómo vas a hacer boxeo, si los golpes en la cabeza te dejan tonto”. Ahora incluso hay familias que están entrenando juntas. Ya no hay tanto miedo a que los chavales lo practiquen. Si hacemos una exhibición o una velada, la gente se anima a venir más. Ahora, a nivel amateur, viene gente pisando muy fuerte, con mucho talento.

¿Le perjudica al boxeo la proliferación de otro tipo de deportes de contacto?

-No es perjudicial, cada cual elige la disciplina que quiere. Son otros deportes de contacto, e incluso en veladas de boxeo meten combates de estos deportes. Tenemos que apoyarnos entre estas disciplinas.

¿Sigue habiendo muchos prejuicios en torno al boxeo?

-En mi caso, mi familia ha estado más que acostumbrada. A veces opina gente que no tiene ninguna noción de boxeo o no ha visto ni la cuarta parte de boxeo que has visto tú. La gente opina por opinar y sin saber. Hay gente que tiene problemas de estrés o de ansiedad y que viene al gimnasio a pegar cuatro golpes al saco como terapia, mucha gente no compite y lo utiliza para irse a casa más tranquilo.