Aperribay y el interés de los ‘grandes’

La progresión y las marcas de Jainaga han llamado la atención, y mucho, en el panorama del atletismo español. Con solo 20 años, se ha convertido en el primer atleta del Estado que lanza su jabalina más allá de los 80 metros, un registro importante y muy susceptible de ser mejorado, atendiendo simplemente a la edad del protagonista. Las actuaciones del guipuzcoano durante la temporada 2016-17 se produjeron defendiendo este los colores del Club Deportivo Eibar, con el que está federado, y de la Real Sociedad, con quien compite en la División de Honor. Mientras Odei no dejaba de sorprender, surgieron los lógicos intereses de las dos entidades dominadoras del escenario nacional, Barcelona y Playas de Castellón. Y aunque las cantidades en el atletismo no son ni mucho menos desorbitadas, en ambos casos le ofrecían más dinero.

“Mi entrenador llamó a la Real para explicarles la situación. Y el presidente dijo que no me podían dejar escapar. Subieron la aportación que recibo del club y, sin tantas diferencias económicas, opté por quedarme, porque estoy en casa y me encuentro muy a gusto con mis compañeros”, relata Jainaga. El club txuri-urdin tapó, con una cuantía extraída de los presupuestos a priori destinados al fútbol, la importante diferencia entre las ofertas recibidas y lo que Odei percibía con anterioridad de la sección atlética blanquiazul. La Diputación Foral de Gipuzkoa (clave también en su continuidad a través de la línea Kirolgi) y BAT Basque Team suponen las otras fuentes de las que bebe el jabalinista a la hora de sufragar los gastos propios de una temporada. Además, apadrinado por la fundación de la Sociedad Deportiva Eibar, recibe de esta servicios de fisioterapia y medicina a los que puede recurrir cuando así lo necesita.

El Odei futbolista, un niño de 13 años, llegó a vestir la camiseta armera en categoría infantil. Como atleta, diestro él, lanza sus jabalinas con la mano derecha. Con el pie, en cambio, es zurdo. “Pertenezco a la generación de Mikel Oyarzabal. Compartíamos equipo y demarcación. Él jugaba más que yo, claro”, indica entre risas Jainaga, quien hace diez días ejecutó el saque de honor en Ipurua, antes del partido contra el Villarreal. Chutó con fuerza para, casi dos semanas después, reconocer que intentó marcar en la portería amarilla. “Digamos que no estuve muy cerca de conseguirlo”, sigue bromeando.

Con club, dinero suficiente para encarar los gastos de una temporada y ganas de mejorar, al eibartarra ya solo le falta la importante figura de un mánager. Ir a los próximos Juegos, tras el cambio en el sistema de clasificación, pasará por competir en los mejores meetings. Y para eso hace falta venderse bien...