Un año después de perder la final del Cuatro y Medio de la LEP.M contra Oinatz Bengoetxea en el frontón Ogueta de Vitoria por la mínima, Jokin Altuna (Amezketa, 1996) cambió la cruz por la cara para calarse su primera txapela como profesional por idéntico resultado, 22-21, pero esta vez a su favor, con Mikel Urrutikoetxea (Zaratamo, Bizkaia, 1989) como adversario en el partido definitivo y con un abarrotado frontón Bizkaia de Bilbao como escenario. El joven delantero guipuzcoano, que el pasado mes de marzo cumplió 21 años, escaló hasta el primer escalón del podio gracias a su triunfo en una final repleta de emoción, alternativas en el marcador, polémica y un desenlace de infarto para rematar.
Pudo ganar cualquiera porque Altuna III comenzó muy bien (0-4, 1-6 y 2-7) y Urrutikoetxea supo luego darle la vuelta a la tortilla (14-10), pero lo cierto es que la igualdad se convirtió en protagonista de un envite con hasta seis abrazos en el marcador (a 8, 10, 18, 19, 20 y 21), aunque también fueron varias las decisiones de los jueces cuestionadas por ambos pelotaris y que motivaron agrias polémicas durante una contienda de alto voltaje. Urrutikoetxea se quejó de una estorbada de Altuna III que no le concedieron como tal instantes antes de que sí se la admitieran a su oponente en una acción más o menos similar. También protestó una jugada en la que la pelota pudo rozar la espalda de Altuna III antes de impactar en el frontis, aunque ni las sucesivas repeticiones televisivas sirvieron para arrojar algo más de luz sobre este asunto. Tampoco se quedó conforme el a la postre campeón con una posible falta de saque de Urrutikoetxea que acabó en tanto directo del vizcaino con el disparo inicial.
En definitiva, un sinfín de idas y venidas, quejas y acciones brillantes que, como hace un año, desembocaron en un apasionante 21-21.
Urrutikoetxea comenzó el tanto definitivo con ventaja, ya que gozó del saque, con el que pasó a dominar. A Altuna III, que había perdido una primera opción de ganar tras adelantarse 20-21, le tocó defender. El amezketarra evitó in extremis el tanto que le hubiera dado la txapela a Urrutikoetxea. Una pirueta casi milagrosa que le permitió devolver al frontis la pelota. Porque, pese a ser un genio, también exhibió un generoso esfuerzo que encontró como premio un error de su adversario. Urrutikoetxea envió un remate al limbo. Y al fondo, la txapela. Esta vez no fue cruz. Salió cara.
El 18º campeón. El Cuatro y Medio tiene desde ayer 18 campeones, ya que Jokin Altuna cierra ahora una nómina que estrenó el vizcaino José Luis Akarregi en 1953.
Dos finales perdidas. A Mikel Urrutikoetxea se le escapó ayer otra final, la segunda que pierde, de las seis que ha disputado hasta la fecha desde que es profesional, tras la del mano a mano de 2016 en la que cayó con Irribarria.