donostia - Es la regata de los nervios, los despistes se pagan caros y las distancias se reducen. Es verdad, pero hasta cierto punto. En los últimos años, la regata clasificatoria para la Bandera de la Concha es fiel reflejo de la liga Eusko Label. Apenas hay lugar para la sorpresa. En la última década, casi todos los participantes en la fase final han sido equipos de la máxima categoría. Chapela es la única excepción, ya que en 2012 consiguió clasificarse tras una regata marcada por el mal tiempo. De hecho, aquel año el equipo que cerró la clasificación tardó casi 28 minutos en completar su regata.

También hay otro dato que evidencia la superioridad de los botes ACT. Las embarcaciones que el domingo estarán en línea de salida junto a Donostiarra son las mejor colocadas en la clasificación liguera. Las ocho traineras repetirán presencia en la bahía donostiarra por segundo año consecutivo, un hecho que no encuentra similitud en la hemeroteca en las últimas décadas.

El jueves el orden final de los siete equipos se pareció mucho a la clasificación de la liga Eusko Label. De hecho, fue Tirán quien rompió los esquemas tras superar a San Juan por cuatro segundos. Tal y como anunció su patrón, David Álvarez, su equipo ha trabajado la clasificatoria a conciencia en las últimas semanas; los de Moaña han sufrido un bajón en agosto motivado por la dura preparación con el objetivo de entrar en la Concha. La estrategia surtió efecto en el segundo largo, donde Tirán cimentó su pase.

Zierbena también hizo valer la tensión liguera para salvar la papeleta, pues los galipos eran octavos en la ciaboga aventajando en un segundo a un gran Isuntza, equipo de la ARC 1. En la llegada, Zierbena distanció en catorce segundos a los lekeitiarras, demostrando el salto de calidad existente entre ambas categorías. Por ello, los aficionados esperan impacientes la llegada del domingo; no solo por ver quién gana la primera jornada; también por ver si Kaiarriba, dominador en la ARC 1, logra derribar las estadísticas.

Las féminas se asientan En la clasificatoria femenina tampoco ha habido giros inesperados. La décima edición ha seguido un parecido guion a lo observado durante el verano. El remo femenino, que se encuentra en pleno auge como demuestra el número de participantes (12), sigue siendo cambiante de un año para otro, lo que dificulta la progresión. El trabajo de San Juan en ese aspecto ha dotado a su trainera de un recorrido continuado que les ha servido para lograr su sexta clasificación. Así, las batelerak superan a Rías-Baixas y empatan con Getaria acercándose a Zumaia, que lidera el ranking con ocho participaciones. Cabe destacar que en la primera edición los dos clubes vecinos se fusionaron para crear Getaria-Zumaia, y que luego las getariarras participaron junto a Tolosa, primero, y Zarautz después.

Por segundo año consecutivo, serán ocho las embarcaciones que disputen la bandera. Como en la regata masculina, esta edición también se parecerá mucho a la pasada edición. Seis de los ocho botes participantes lograron clasificarse el pasado curso; Donostiarra, clasificada de antemano, bogará en lugar de la extinta Getaria-Zarautz y Mecos tomará la salida en vez de Cabo da Cruz. El cartel de la presente edición aprecia continuidad en las plantillas femeninas, hecho que augura progresión en el plano deportivo de cara al futuro.

Los resultados del jueves también señalan las distancias existentes entre las diversas traineras. San Juan, que logró hacerse con la victoria, superó a Lea-Artibai por minuto y medio. Además, entre las embarcaciones clasificadas también hubo distancias considerables: San Juan aventajó en medio minuto a Deusto, que obtuvo el último billete tras quedar séptima. Ese dato evidencia la dificultad de las traineras a la hora de enfrentarse a las más grandes, que han abierto el abanico de favoritas a tres tras la irrupción de Mecos, campeona gallega.