brian Clough es un jugador y entrenador inglés fallecido en 2004 que es una leyenda en las islas tanto por sus éxitos deportivos como por su arrogante y despótica personalidad. Subió a dos clubes -Derby County y Nottingham Forest- de Segunda División a Primera, llevando al segundo de ellos incluso a ganar dos veces la Copa de Europa. Éxitos al alcance de muy pocos, inimaginables hoy en día. Pero entre ambos proyectos pasó por el Leeds United, donde su estilo no cuajó. Apenas pasó 44 días al frente del equipo que la temporada anterior se había proclamado campeón inglés. Un breve y tormentoso periodo de tiempo narrado magistralmente y con todo lujo de detalles en el libro Maldito United por el autor británico David Peace, que entrelaza esta historia con los inicios de Clough en los banquillos.

Una grave lesión de rodilla apartó joven de los campos a Clough, que llegó incluso a debutar con la selección inglesa. Su estreno en los banquillos de produjo en el modesto Hartlepool, desde donde dio el salto al Derby County en 1967. Allí, acompañado de su inseparable ayudante, Pete Taylor, hace y deshace a su antojo, haciendo gala de un carácter tan arrollador como difícil, manteniendo siempre en tensión a directivos como jugadores. En sus tres primeras semanas en el Derby, echa a 16 jugadores y a una decena de trabajadores. “Una revolución de cojones”, la describe el autor, que se mete en la mente del propio Clough y refleja su forma de hablar, con insultos, improperios y tacos prácticamente en cada frase.

Clough y Taylor van moldeando poco a poco la plantilla a su gusto y en su tercera temporada logran el ascenso con el Derby County tras un curso impecable. Brian Clough “en plenitud”. “Rastreáis el talento. Compráis el talento. Insultáis ese talento. Humilláis ese talento. Y luego lo besáis, una y otra vez, hasta sacar lo mejor de cada uno”, describe David Peace sobre aquella campaña. El técnico inglés es capaz de insultar a sus jugadores en el descanso de un partido y decirles “sois una mierda”, pero conseguir también que todos estén con él a muerte. Estos métodos, pese a que le siguen proporcionando éxito en la máxima categoría e incluso en Europa -llega a semifinales en 1973, cayendo ante la Juventus-, provocan innumerables roces con la directiva, llegando incluso a dimitir simplemente para pedir más dinero para él y sus ayudantes. Incluso Sam Longson, el presidente y hombre que siempre lo apoyaba en cada exigencia, le dijo en una ocasión que no podía tratar así a la gente tras escuchar una de sus incendiarias charlas en el descanso de un choque.

En otoño de 1973 acaba el periplo de Clough en el Derby County. Una muestra de su arrolladora personalidad es que los jugadores estuvieron semanas pidiendo su vuelta, llegando incluso a negarse a entrenar sin él. Durante estos seis años en el Derby, además de lograr los citados éxitos deportivos, comenzó a ganarse muchos enemigos. Especialmente cruento era su odio hacia el Leeds United, del que consideraba que ganaba con juego sucio, y su entrenador, Don Revie, con el que el prensa lo comparaba continuamente por ser ambos entrenadores de éxito, haber nacido en Middlesbrough y coincidir sus equipos en ser muy fuertes defensivamente.

El odio era mutuo debido a sus declaraciones públicas en contra del estilo del Leeds. Curiosamente, ese es su siguiente destino -tras un fugaz paso por el Brighton & Hove Albion-. Clough está junto a su mujer en una playa de Mallorca cuando se le acerca un hombre en traje y le ofrece el puesto de entrenador del Leeds, ya que Don Revie dejaba el club para dirigir la selección inglesa. “Queremos a un entrenador cuyos jugadores estén dispuestos a ir a la huelga por él. Dispuestos a caminar sobre el agua, a correr por el fuego. Un entrenador que sea capaz de infundir ese grado de lealtad”, le dice el directivo. Clough acepta. “¿Por qué, Brian? Después de todas las cosas que has dicho sobre ellos. Los odias. Y ellos te odian a ti. Te arrepentirás”, le dice su esposa.

Lo cierto es que Clough nunca encaja en el Leeds, equipo que no lo considera suyo, sino de su predecesor en el cargo, un Don Revie al que los jugadores siguen muy unidos, tal y como comprueba el propio Clough, que trata de poner en marcha una revolución como la que había llevado a cabo en el Derbi. Pero esta vez no le funciona. Su prepotencia choca frontalmente con directivos y jugadores, a los que desprecia. Un día les hace regresar al campo de entrenamiento simplemente para buscar un reloj que se le había perdido. Además, Clough no está muy predispuesto al trabajo y pasa más tiempo bebiendo en su despacho que entrenando, hasta el punto de que un día llega y se encuentra el mueble bar del club cerrado con llave. Un solo triunfo en seis jornadas es el motivo definitivo para que el Leeds lo despida, eso sí, con un suculento cheque. Apenas 44 días intensos en una relación imposible, narrados magistralmente y con todo lujo de detalles por un autor que se mete de lleno en la cabeza del propio Clough, para quien el Leeds siempre sería el Maldito United.