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Al Eibar se le empiezan a agotar las balas

el cuadro armero acusa sobremanera el 0-1 del espanyol en el minuto 29 y termina siendo ampliamente superado por los catalanes, complicándose aún más la permanencia

Al Eibar se le empiezan a agotar las balas

Esta película ya la habíamos visto. Varias veces además. El Eibar perdió ayer. Pero no se trata solo de eso. El problema es que se desmorona como un castillo de naipes en cuanto el rival sopla mínimamente sobre sus débiles cimientos. Y eso, últimamente, ocurre siempre, independientemente de lo que haya pasado antes. Los de Garitano pueden empezar bien, mal o regular. Pero el zarpazo del adversario de turno termina llegando. Y ahí se suele terminar el partido. Sobre el papel, la habitual competitividad que ofrecen los azulgranas cuando arrancan los encuentros debería suponer una buena señal de cara al medio-largo plazo. Pero llevamos así toda la segunda vuelta. Ya solo quedan dos jornadas. Y las sensaciones, que en circunstancias normales deben quedar relegadas a un segundo plano, ahora ya han pasado a un tercero.

El Espanyol también ganó en Ipurua, y las balas para optar a la permanencia se agotan. Lo peor de todo es que pareció que los pericos no necesitaron emplearse a fondo para marcharse a casa con los tres puntos. Y, más grave aún, que uno ya duda hasta de si este Eibar será capaz de ganar contra el descendido Córdoba en la jornada final. Antes, el domingo que viene, tocará visitar al Getafe. Y sería recomendable sumar en el Coliseum. Porque los 34 puntos que otorgaría una hipotética y descontada victoria final pueden resultar suficientes, pero no garantizan nada. Así que seguir en Primera pasa ahora mismo por no perder ningún partido más. Y eso lo debe lograr un equipo que ha encajado quince derrotas en sus últimos 17 encuentros. Para echarse a temblar.

buen inicio Anoche el Eibar volvió a entrar bien en el partido. Resulta curioso en un equipo con semejante racha a sus espaldas, pero lo cierto es que los armeros acostumbraban, de inicio, a competir con decoro. Y ayer repitieron. Garitano situó a Piovaccari en punta, con Manu del Moral como escudero, y escoró a Saúl y Javi Lara. Con una fórmula reconocible, el conjunto azulgrana completó unos notables veinte primeros minutos, mostrándose agresivo en las disputas, preciso con el balón en los pies y seguro en la contención para evitar las ofensivas espanyolistas. Un disparo desde la frontal del área del propio Saúl que desvió con apuros Kiko Casilla supuso el mejor botón de muestra de una fase del encuentro que invitaba al optimismo.

Sin embargo, el conjunto guipuzcoano volvió a recibir un fuerte varapalo en forma de gol adverso. Como el del sevillista Bacca hace diez días, por ejemplo. O el del brasileño Jonathas en aquella injustísima victoria que obtuvo el Elche en Ipurua. Esta vez le tocó a Sergio García, que penetró por la izquierda y centró para un Stuani cuyo testarazo rechazó Xabi. A la segunda, Caicedo remató al poste. Y a la tercera, ante la pasividad de una zaga local que reclamaba un fuera de juego inexistente, el mismo Sergio García hizo el 0-1. En apenas diez segundos, el Eibar permitió lanzar a puerta a los tres delanteros rivales. Alguna tenía que entrar.

Inmediatamente después del tanto, Garitano sentó en el banquillo a un aparentemente tocado físicamente Borja Fernández y dio entrada a Lekic. Centró además a Javi Lara, y situó en el extremo zurdo a Manu del Moral, en un 4-4-2 que invitaba al fútbol directo. Poco a poco, el Eibar pudo empezar a aplicar su nuevo plan, pero antes tuvo que superar los minutos posteriores al gol, en los que se vio zarandeado por un rival superior. Stuani tuvo una buena oportunidad para aumentar la renta forastera, pero el conjunto armero ya había conseguido rehacerse para cuando Teixeira Vitienes decretó el descanso. Quedaban 45 minutos, y parecía claro que el Eibar iba a apretar. Pero ver a Sergio García con espacios para correr y pensar era como para temer los ataques del rival.

tras el descanso Arrancó la segunda parte y la sensación de peligro visitante no terminaba de imponerse al ímpetu local. Incluso Lekic dispuso de una buena ocasión al encarar, solo pero escorado, al meta Casilla en el mano a mano. El serbio logró una falta a favor. Una amarilla para el portero. Y gracias. No le tocaron. Ese fue todo el bagaje de un equipo que no había acabado del todo mal la primera mitad, pero que terminó de desmoronarse tras la acción del segundo tanto. Y es que apenas un par de minutos después llegó la puntilla. Sergio García volvió a conducir el ataque perico, centró al área y Stuani cazó con un gran control un rebote para fusilar a Xabi, quien quizás pudo hacer algo más.

El meta de Berriatua, preso de la rabia, recogió el balón de las redes y lo golpeó con fuerza en dirección al centro del campo. Pero el esférico no salió del área, ya que golpeó en un Dídac al que dejó tendido en el suelo y sin aire. Se trata de la metáfora de lo que fue el Eibar de ahí en adelante. Un equipo con orgullo, persistente, aguerrido. Pero sin acierto ninguno. Urge recuperarlo, porque si no tocará reencontrarse con él en septiembre, ya en Segunda División. Qué mala pinta tiene esto.

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