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El GBC duró 26 minutos

el equipo de ponsarnau aguantó hasta el empate a 45, pero encajó un parcial de 16-2 y sufrió una previsible derrota en el palau

El GBC duró 26 minutosefe

La historia del partido estaba prácticamente escrita de antemano. Como siempre que un modesto visita a uno de los grandes de la Liga ACB. Lo comentó el propio David Doblas el pasado martes en Ilunbe. “Estos equipos pueden empezar dormidos, pero luego se ponen las pilas y te meten de 20”, venía a decir el pívot. Algo así sucedió ayer en el Palau Blaugrana, donde el Gipuzkoa Basket cayó por 71-58 en un partido que marchó igualado hasta el minuto 26, momento en el que los locales pisaron el acelerador y los visitantes no supieron responder. Una derrota previsible, esperada y de la que el equipo de Jaume Ponsarnau no salió malparado pensando en los importantísimos duelos que se avecinan las dos próximas jornadas.

La diferencia entre un equipo y otro es tan amplia que cualquier comparación resulta hasta ridícula. La plantilla del Barcelona cuesta al menos quince veces más que la del GBC y hay más de un jugador azulgrana cuyo salario es mayor que el de todos los jugadores del club guipuzcoano. Las diferencias en la ACB entre ricos y pobres son cada vez mayores y aquella proeza de la temporada 2006-07 queda cada vez más lejos y probablemente será irrepetible. Porque para que un equipo como el GBC gane en el Palau o el Palacio de los Deportes, por citar las canchas de los dos poderosos de la Liga, se tienen que dar muchas circunstancias que evidentemente no se produjeron ayer.

Otra declaración previa, en este caso de Ponsarnau, sirve para ilustrar el desarrollo del encuentro. Reconocía el técnico catalán la dificultad de dar la sorpresa, pero pedía a su equipo que estuviera “preparado por si se daba la oportunidad”. Y eso, desde luego, cabe reconocerle al Gipuzkoa Basket, que ofreció una buena imagen -serio atrás y con un buen movimiento de balón en ataque- para aprovechar la apatía del Barcelona y conseguir plantar cara a un rival muy superior hasta bien entrado el tercer cuarto. Otra cosa es lo que sucedió después, porque el conjunto blaugrana dio un paso adelante y el GBC se dejó superar con demasiada facilidad. Un parcial de 16-2 en cuatro minutos y un insulso último cuarto fueron un mal epílogo para un equipo al que hasta entonces poco se le podía reprochar.

cuatro de ventaja El primer cuarto del partido celebrado ayer en el Palau marchó a ritmo de parciales. Primero un 8-0 para el Barcelona, luego un 0-10 para el GBC y después un 8-0 para los locales (16-10). A partir de ahí el duelo se estabilizó y cinco puntos seguidos de Doblas -el mejor de su equipo- y una canasta de Taquan Dean pusieron el 18-17 al término del primer cuarto. Una canasta de Grimau, que se medía al equipo en el que se formó como jugador, dio paso sin duda a los mejores minutos del GBC, que se encontraba muy cómodo ante la poca intensidad azulgrana.

Un triple de Dean y otro de Rafa Huertas significaron el 20-24 y el 23-27, las máximas ventajas del conjunto visitante, que no logró despegarse más pero ya mantuvo la delantera hasta el descanso: 34-36. Dean (once puntos) y Doblas (nueve) eran los máximos anotadores de un partido de defensas más bien blanditas, reflejadas en un dato sorprendente por bajo: en 20 minutos, el trío arbitral solo había pitado únicamente once faltas, seis para los catalanes, cinco para los guipuzcoanos.

Una frase de Xavi Pascual poco antes del descanso en un tiempo muerto fue premonitoria: “Ahora quiero un lanzamiento, luego ya hablamos en el vestuario”. Seguro que el técnico local pidió más intensidad y actitud a los suyos. Porque estaba claro que cuando el Barça apretara más atrás y encontrara un poco de acierto en ataque, el partido se iba a romper. Pese a todo, el GBC aguantó medio cuarto más y un par de acciones de Hanley y un triple de Dean tras asistencia de Jordan pusieron el 45-45 en el minuto 26.

surge alex abrines En ese momento, la incógnita era saber cuánto tiempo iba a aguantar con el marcador igualado el equipo de Ponsarnau. La respuesta llegó demasiado pronto y lo hizo de la mano de Alex Abrines. Es el lujo de una plantilla como la azulgrana: si uno no funciona, sale otro. De los doce jugadores que puso en liza ayer Pascual, se podría decir que muchos hicieron un partido mediocre. Prácticamente le bastó al Barça con la inspiración de Abrines, que desde el 45-45 metió un triple, cuatro tiros libres y de nuevo un triple para liderar un parcial de 16-2. En apenas cuatro minutos, los que fueron del 26 al 30, el GBC perdía ya por catorce puntos (61-47). Que el Barcelona apretara en defensa y lograra una buena racha en ataque era esperable, pero los de Ponsarnau cedieron como si fueran los convidados a la fiesta local. No opusieron resistencia a ese arreón. Sus hombres importantes se diluyeron y solo Franch pudo anotar una canasta en cuatro minutos.

El partido ya se había roto y el último cuarto prácticamente sobró. El GBC nunca se creyó capaz de volver a meterse en el partido, ni siquiera cuando con 62-49 los árbitros pitaron técnica a Hezonja, porque Franch falló dos tiros libres, Grimau otro y el equipo también desaprovechó el siguiente ataque. Al cuadro guipuzcoano se le empezaron a ver sus habituales problemas para anotar y solo Doblas mantuvo el tipo, fajándose como un jabato frente a las torres azulgranas. Sus compañeros estuvieron muy lejos tanto de su entrega como de su nivel, pero el Barcelona tampoco quiso hacer sangre. Y es que los de Pascual apenas jugaron a tope cuatro minutos, porque de nuevo en el último cuarto volvió la apatía inicial. El problema es que esta vez los de Ponsarnau también se dejaron llevar.

Un triple postrero de Dani Díez puso el definitivo 71-58. Cuesta examinar a este GBC frente a rivales tan fuertes, porque su inferioridad técnica, física y de amplitud de plantilla es demasiado manifiesta. La jornada no fue mala porque perdieron también el Fuenlabrada y el Sevilla, y solo ganó el Andorra, además contra otro equipo de la zona baja, el Manresa. El GBC sigue teniendo a cuatro equipos por debajo en la clasificación, y ahora vienen dos jornadas que se antojan decisivas: partido contra el Obradoiro en casa y visita al Manresa. Estos serán los verdaderos exámenes. De aprobarlos o no puede depender la nota final.