donostia - El Gipuzkoa Basket perdió ayer contra el Estudiantes el partido y, lo que es peor, la identidad que le había llevado a completar una notable primera vuelta de la ACB. El equipo entrenado por Jaume Ponsarnau había basado su juego en un excelente trabajo defensivo que había dejado a todos sus rivales desde la cuarta jornada liguera por debajo de 80 puntos, pero ayer su rendimiento en esta faceta bajó muchos enteros y recibió 82 tantos -48 antes del descanso- que convirtieron en infructuoso su intento de remontada en el último cuarto. Si no defiende, este equipo no gana a casi nadie porque no le sobra ni talento ni fondo de armario, y la mejor muestra fue lo que sucedió ayer en Illunbe, cuando un rival con el que estaba empatado en la tabla ganó con demasiada facilidad pese al empuje local en los últimos minutos.

Ganar ayer significaba tranquilidad, porque suponía abrir una brecha de tres victorias sobre el descenso, y el premio fue para el Estudiantes, así que las dudas quedan del lado del Gipuzkoa Basket. Aún son dos triunfos de renta sobre el Fuenlabrada (penúltimo) y el Sevilla (colista), con average favorable además, pero son dos derrotas consecutivas en casa y la sensación de que el GBC ha perdido parte de su empuje y que le espera una segunda vuelta muy dura. Para empezar, el calendario se empina y antes del parón por la disputa de la Copa los guipuzcoanos visitan a Real Madrid y Andorra, y reciben en casa al Unicaja. Y tras el torneo copero, el primer compromiso es visitar el Palau Blaugrana. Desde luego, si juega como ayer perderá los cuatro.

El GBC no dio la talla, especialmente durante los dos primeros cuartos, en los que el Estudiantes jugó con excesiva comodidad y se fue hasta los 48 puntos, amasando una renta de catorce (34-48). Poca intensidad y despistes imperdonables de prácticamente todos los jugadores en un deficiente ejercicio defensivo por parte de los de Ponsarnau, que ya emitieron señales de debilidad en este sentido frente al CAI Zaragoza la pasada semana. Salgado jugaba demasiado cómodo, Slokar podía con un Doblas desconocido en defensa, los exteriores estudiantiles campaban a sus anchas... nada funcionaba atrás. Durante bastantes minutos, el GBC respondió anotando también con cierta facilidad, pero este equipo no está hecho para jugar a tanteadores altos y poco a poco el Estudiantes fue abriendo hueco: del 24-30 en el minuto doce hasta el 27-39 en el 16. El conjunto guipuzcoano respondía con arreones puntuales, primero de Jordan y de Doblas y luego de Dean, pero el Estu era muy superior y el descanso coincidió con su máxima renta del encuentro: 34-48.

Ponsarnau debió leer la cartilla a los suyos en el intermedio, porque tardaron más de lo habitual en regresar a la cancha, y se notó otra actitud en la reanudación. El GBC apretó en defensa y al menos le puso las cosas más difíciles al Estudiantes, que se tuvo que trabajar más sus canastas. En el otro lado de la pista tomó la iniciativa Taquan Dean, que anotó dos triples consecutivos para acercar a su equipo en el marcador (42-50). Iarochevitch, con otros dos aciertos lejanos, acercó aún más al GBC (49-55). El ala-pívot belga fue uno de los más entonados en ataque, con un total de cuatro tiros de tres anotados, pero en cambio sufrió lo indecible en defensa y le costó horrores cerrar el rebote. Precisamente los despistes atrás, la inferioridad en los duelos uno contra uno y algún que otro rebote que se escapaba impidieron apretar aún más el marcador al término del tercer cuarto (54-64), así que tocaba intentar la heroica en los últimos diez minutos.

75-80 a minuto y medio del final Fue Jared Jordan quien tiró con más ahínco del carro buscando lo que se antojaba imposible. Mientras la mayoría de sus compañeros parecían no creer en las opciones locales, el base estadounidense se echó el equipo a las espaldas y, acompañado por el acierto de Dean, metió al GBC en el partido: 71-78 a tres minutos de la conclusión tras un triple del escolta. Lo cierto es que el base fichado de la liga alemana hizo un partidazo tanto a la hora de anotar (14 puntos) como de dirigir (nueve asistencias), pero por momentos solo tuvo la compañía de Dean y de Iarochevitch. Dani Díez no tuvo su día, Doblas fue superado por Slokar y Hanley no apareció. Por no hablar de los demás jugadores salidos del banquillo, entre los que solo Franch sumó algún punto.

Una canasta de Díez puso el 75-80 a minuto y medio del final. El milagro de la remontada parecía incluso posible, pero luego el alero solo metió un tiro libre de dos (76-80) y en la siguiente jugada el Estudiantes prácticamente consumió el tiempo porque cogió un rebote ofensivo tras un tiro errado por Salgado. Al final, derrota merecida ante un rival al que una buena versión del GBC podía haber superado tranquilamente. El problema es que el equipo de Ponsarnau ya no está tan bien como hace un mes y así la temporada se puede complicar. Toca recuperar el pulso en defensa, que es la seña de identidad de este equipo, y que los jugadores de banquillo empiecen a aportar más. Solo así podrá ganar alguno de los próximos compromisos, todos de máxima dificultad.