donostia - El Gipuzkoa Basket cerró la primera vuelta de la Liga ACB con una contundente y merecida derrota frente al CAI Zaragoza, que se impuso por un claro 61-76 en Illunbe. El conjunto guipuzcoano simplemente no tuvo el nivel necesario como para plantar cara a un rival que ya sobre el papel era superior y que además se empleó con máxima concentración, ya que un triunfo lo clasificaba para la Copa del Rey. Los de Jaume Ponsarnau vieron frenada su buena racha -tres victorias en los cuatro partidos anteriores- después de un choque en el que salieron a la luz todas las carencias locales tanto en rotación como en producción ofensiva.

El GBC acusó sobremanera el flojo estado físico de Taquan Dean, que estuvo pero apenas pudo aportar nada en doce minutos salvo tres puntos, porque ni se empleó con su intensidad habitual, ni reboteó, ni asistió. La fiebre de los últimos días le ha dejado muy mermado y quiso ayudar, pero no pudo. Es increíble lo que el equipo echó en falta su mejor versión. No solo a la hora de anotar, sino de defender y ayudar a Jordan, entre otras muchas cosas que aporta el escolta de New Jersey. Con una versión tan mermada de Dean, el CAI lo tuvo más fácil a la hora de cerrarse sobre David Doblas y a partir de ahí las vías de anotación se cerraron de forma alarmante. El GBC tiene lo que tiene y cualquier ausencia o baja forma de uno de sus jugadores clave se nota de forma exagerada.

Pese a todo, el partido marchó igualado hasta el descanso. El empuje local en defensa sirvió para disimular sus escasos 26 puntos en ataque en 20 minutos. Rafa Huertas, con dos triples en los dos primeros cuartos, trató de suplir a Dean, y Doblas sumó seis puntos. Ambos fueron las referencias ofensivas del GBC hasta la mitad del encuentro. En un día en el que era más importante que nunca sumar en ataque, el equipo local acreditó un pobrísimo 9/29 en tiros de campo durante los dos primeros actos. El 26-31 en el ecuador dejaba esperanzas de triunfo, aunque la sensación es que el CAI, con mucha más calidad y una mayor profundidad de plantilla, podía romper el partido en cualquier momento.

Así sucedió en la reanudación, con un rapidísimo parcial de 0-6 que puso en el marcador un 26-37 y dejó el partido muy cuesta arriba para el GBC, al que le costaba horrores meter una canasta y que bajó los brazos en defensa, probablemente de forma inconsciente. Fallar tantas veces en ataque y luego bajar a defender a tope una vez tras otra no es sencillo y al final los jugadores locales lo acabaron acusando. Del 26-31 al descanso se pasó a un definitivo 37-55 al término del tercer cuarto. El partido ya estaba visto para sentencia porque el cuadro guipuzcoano no tuvo argumentos para hacer frente a un CAI que lució su lujosa plantilla en Illunbe. Del banquillo salieron jugadores como Rasko Katic (11 puntos) o los exteriores Pere Tomás y Joan Sastre. Un lujo inalcanzable para el GBC, cuyo nivel baja de forma brutal cuando la segunda unidad salta a la cancha. Especialmente preocupante fue la aportación de los dos pívots reservas, Julen Olaizola y Goran Huskic. El guipuzcoano hizo tres faltas en dos minutos y ya no volvió a jugar, mientras que el serbio sumó seis puntos pero evidenció una alarmante falta de consistencia. Lo peor de todo es que ninguno de los dos da la sensación de progresar. Además, Franch sigue sin ser un base fiable y el belga Iarochevitch se fue hasta los diez puntos a base de tirarse hasta las zapatillas, por no hablar de su escasa presencia en otros apartados del juego. Tampoco Huertas es la solución para que el banquillo dé un salto de calidad. Urge más que nunca que vuelva Jordi Grimau porque en partidos como el de ayer al GBC se le ven las costuras por todos lados. Los titulares no pueden estar todos los días al 100%.

doblas, exclusión y perdón El último cuarto parecía de transición en el marcador -y así fue- pero guardaba lo peor del día. El protagonista fue David Doblas, a quien los pívots del CAI, especialmente Norel, estuvieron buscándole las cosquillas desde la primera jugada. El cántabro aguantó hasta que los árbitros, demasiado protagonistas durante todo el encuentro, le señalaron una injusta cuarta falta personal en una acción de ataque en la que no hubo nada. En la siguiente jugada, Doblas se autoexpulsó cometiendo la quinta personal y de camino al banquillo se quitó la camiseta, que utilizó para jalear al público. Esta lamentable acción le costó una técnica. El pivot, al que cabe incluso comprenderle porque los rivales lo machacaron sin que el trío arbitral hiciera nada por evitarlo, se disculpó tras el choque vía Twitter: “Mi comportamiento ha sido lamentable, mis disculpas en primer lugar al trío arbitral, afición y ambos equipos. Enhorabuena al CAI por la Copa”.

De ahí al final el Gipuzkoa Basket trató de maquillar el marcador gracias básicamente al empuje de Dani Díez, pero sus compañeros estaban desaparecidos y la defensa no mejoró, por lo que el CAI seguía metiéndolas de todos los colores y el partido acabó con un 61-76 que dejó en evidencia que la distancia entre la zona noble de la ACB y el GBC es demasiado alta y que los de Ponsarnau deben rendir a la perfección y con todas sus piezas importantes a tope para lograr triunfos ante rivales como el maño.

De ahí que haya que valorar como muy positiva la primera vuelta, saldada con un balance de seis triunfos y once derrotas, y con dos victorias de margen sobre la zona de descenso. Toca ahora recuperar la versión más guerrera del Gipuzkoa Basket, con el mejor Taquan Dean, para abrir la segunda parte de la temporada a poder ser con triunfo contra el Estudiantes, un rival de la zona baja, este próximo domingo en Illunbe. Sería la mejor forma de resarcirse del pobre espectáculo de ayer.