Donostia. El Gipuzkoa Basket sumó ayer su quinta victoria de la temporada, pero no fue una más. Fue una victoria de las grandes, de las épicas, de las que se recuerdan. Por la propia actuación del equipo y por el nivel del rival. Porque Illunbe registró la mejor entrada del curso (6.850 espectadores) y disfrutó de lo lindo viendo en acción a los guerreros de Sito Alonso, que dieron lo mejor de sí para derrotar por 69-61 al Unicaja, que llegaba a Donostia como tercer clasificado de la ACB, un equipazo con una plantilla amplia y poderosa pero que hincó la rodilla frente a un GBC que jugó a gran nivel todo el partido, sobre todo en los últimos quince minutos, cuando directamente lo bordó. Fue sin duda su mejor actuación del año y la más completa desde la histórica temporada 2011-12. El conjunto guipuzcoano mantuvo así la octava plaza y de paso mandó el mensaje de que puede luchar por la Copa del Rey. Será difícil, pero ¿por qué no?

Sito ha logrado armar de nuevo un equipo competitivo a tope. El GBC partía con una plantilla humilde y discreta, pero diez jornadas después estos mismos jugadores forman un grupo intenso, luchador, ilusionante, que se siente con fuerzas para plantar cara a cualquiera. Por qué no decirlo, también con una dosis importante de calidad. Ganar al Unicaja tiene un mérito tremendo. La diferencia a priori entre un equipo y otro es abismal, pero ayer en la cancha los guipuzcoanos llegaron a minimizar por momentos a los malagueños. Un día más, todos cumplieron a la perfección con su papel. El Gipuzkoa Basket es un conjunto en el que cada jugador conoce cuál es su rol. Encima, la sensación es que todos están creciendo con el paso de las jornadas. El equipo de Sito vuela alto y ahora mismo es difícil adivinar cuál será su techo.

Hubo varios nombres propios en el triunfo. El primero de ellos, David Doblas. El pívot cántabro se asienta cada día que pasa como uno de los mejores jugadores de la ACB en su posición. Qué lujo que siga aquí, en Illunbe, creciendo y haciendo crecer al equipo. Ayer, su actuación hasta el descanso fue para enmarcar: 17 puntos, 7 faltas recibidas y 24 de valoración. El cántabro devoró él solito primero a Hettsheimeir, luego a Stimac y por último a Fran Vázquez. Palabras mayores. Tres pívots de los buenos, pero todos ellos inferiores ayer a Doblas, que estuvo pletórico. Su dominio de las zonas fue suficiente para que el GBC, sólido en defensa, se marchara al descanso plantando cara al Unicaja (30-33)

Pero lo mejor no fue el papel de Doblas, algo que incluso se podía esperar teniendo en cuenta el alto nivel que está ofreciendo desde que comenzó la temporada. Lo mejor fue la respuesta del equipo cuando el pívot cometió su cuarta falta personal al tercer minuto de la reanudación, lo que parecía un golpe definitivo a las aspiraciones locales, y más cuando el Unicaja lo aprovechó para amasar una renta de ocho puntos en el minuto 26 (33-41). En lugar de hundirse, el Gipuzkoa Basket logró rearmarse para volver a luchar con ahínco por el triunfo.

Era el momento de que aparecieran nuevos actores en escena. Doblas se encontraba en el banquillo, Robinson estaba atado muy en corto por la defensa malagueña y Salgado, que había metido hasta el momento la única canasta en juego del GBC en el tercer cuarto, no parecía capaz de hacer frente a la superioridad física de Granger, base del Unicaja. Surgió el actor más inesperado, Anthony Winchester, inédito hasta entonces y que anotó un 2+1 para prender la mecha de la remontada. Robinson y Ramsdell, con sendos triples, y de nuevo Winchester, con una canasta de dos, comandaron un parcial de 11-0 que dio la vuelta al marcador (44-41) antes de que el Unicaja igualara la contienda al término del tercer cuarto (44-44).

El equipo malagueño volvió a tomar la delantera (47-51), momento en el que Sito ya puso en cancha a Doblas, que volvió a dar un impulso a sus compañeros. Winchester, con un triple, y el propio Doblas volvieron a poner por delante al GBC (52-51) antes del show particular de Raúl Neto, que anotó tres canastas consecutivas en jugadas individuales para dar cinco de renta a su equipo (58-53) a falta de tres minutos para la conclusión. Lo que hizo no está al alcance de muchos: tres jugadas plenas de talento, poderío físico y confianza en sí mismo dignas de los más grandes.

De ahí al final, una defensa asfixiante y dos triples de los dos jugadores más necesitados de reivindicarse, Winchester y Ramsdell, amarraron el triunfo. El Gipuzkoa Basket hizo un partido de muchísimo mérito para derrotar a uno de los mejores de la ACB y prometer una temporada muy ilusionante. Tiene pinta de que lo mejor está por llegar.