Donostia. El Gipuzkoa Basket necesitaba dar un golpe encima de la mesa para demostrar que sus dos últimas derrotas no le han hecho mella y para evitar contratiempos clasificatorios, y vaya si lo dio. A lo grande, además. Porque se recuperó de los últimos tropiezos ganando en una cancha caliente como es el Nou Congost y ante el Manresa, un rival directo en la zona media-baja de la clasificación (72-84). Fue una de esas victorias que valen doble. O triple. Porque el GBC ganó, impidió que lo hiciera un contrincante a priori de su misma liga y además volvió a exhibir su mejor nivel, aquel que le permitió ganar a Murcia o Bilbao Basket. Así, el futuro se mira de otra manera. En la novena jornada, el equipo de Sito tiene un balance de 4-5 y es noveno, puesto que mejorará si el Cajasol pierde el martes en Murcia. Con la igualdad que hay, puede que el puesto en la tabla no sea muy significativo, pero hay otros dos datos que sí lo son: tiene un average de +4, lo que quiere decir que ha competido en cada jornada, y saca dos victorias a la zona de descenso.

Jason Robinson volvió a ser ese líder que necesita el GBC. El de Tacoma es un jugador de muchísimo nivel, que está haciendo la temporada de su vida a las órdenes de Sito Alonso. Con 26 puntos, incluido un 6/9 en triples, lideró el triunfo guipuzcoano. Pero es que el alero americano aporta mucho más que puntos. Su labor defensiva es impecable y su sola presencia en cancha otorga seguridad a los demás, porque toma la responsabilidad en los momentos delicados y apenas comete errores. A su lado, es más fácil jugar. La segunda pata en la que se sustentó el triunfo fue Javi Salgado. Si algo tiene el base vizcaino es buena mano e inteligencia en la pista. Ayer exhibió ambas virtudes, anotando cinco triples y repartiendo nueve asistencias. Con su físico parecía impensable que aguantara diez años en la ACB, pero ahí sigue. Y seguirá hasta que quiera, simplemente porque no hay muchos jugadores que sean capaces de firmar esos números en un partido.

Los números de Robinson y Salgado resultaron suficientes para desarbolar al Manresa, aunque también lucieron Hanley, Olaizola, Cortaberría, Neto o incluso Ramsdell, a quien le hacía falta un buen partido para resarcirse de sus últimas flojas actuaciones. Y es que el GBC está destacando este curso por ser un equipo de verdad. Todos tienen claro su rol, todos saben ejecutarlo. La defensa funciona, lo cual es una excelente señal. En ataque hay más problemas, porque es ahí donde aparecen las limitaciones de la plantilla. Sin ir más lejos, que el escolta titular, Winchester, sigue sin funcionar. Ayer, dos puntos y 1/9 en tiros de campo. Muy preocupante. Con todo, el nivel desde la cuarta jornada es más que bueno y solo aquella derrota en Tenerife, que dejó los ánimos tocados y que fue seguida del tropiezo en casa ante el Monbus, empañan la buena línea del equipo dirigido por Sito, que apunta a dar un rendimiento superior al de su presupuesto, como dijo el presidente este pasado martes.

olaizola y hanley En el Nou Congost, el Gipuzkoa Basket dominó el choque casi siempre. Suyo fue el ritmo, daba igual qué base, Neto o Salgado, estuviera en la cancha. Dio la sensación de ser más que el Bruixa d'Or, que abrió la temporada con dos triunfos consecutivos, pero que solo ha ganado un partido de los últimos siete. Cinco triples en el primer cuarto, dos de Salgado, permitieron al GBC ir por delante (19-21), renta que aumentó en el segundo cuarto con dos protagonistas secundarios: Olaizola y Hanley. El guipuzcoano sustituyó a un desdibujado Doblas -que volvió a estar negado desde la línea de personal- y anotó ocho puntos en el segundo acto, gracias a cuatro tiros libres, un lanzamiento a media distancia y un palmeo. Hanley, por su parte, sumó siete puntos en ese periodo jugando en dos posiciones: ala-pívot y alero. Cuando es capaz de mantener el tipo en defensa, el estadounidense sabe buscarse la vida en ataque. Es un superviviente de la zona, un jugador difícil de descifrar para los rivales. El GBC llegó a tener nueve puntos de renta (30-39), que se quedó en 34-39 al descanso.

catorce triples En la reanudación llegaron los peores momentos del conjunto de Sito, que sufrió un pequeño atasco en ataque y se vio cuatro puntos por debajo (48-44) en el minuto 25. El Nou Congost se caldeaba, el GBC se enfriaba y el triunfo parecía empezar a peligrar. Pero los guipuzcoanos no querían echar por tierra todo la buena labor anterior, se pusieron de nuevo el mono de trabajo y Robinson tomó el mando de la situación. Dos triples del alero y otro de Cortaberría dieron la vuelta al marcador (50-53) y también proporcionaron tranquilidad al GBC, que volvió a adueñarse del ritmo del partido ante las prisas del Manresa. Doblas, tras asistencia de Salgado, y Neto aumentaron la renta al término del tercer cuarto (50-57).

El rival estaba herido, y fue el capitán el que lo remató. Salgado anotó un triple y asistió a Hanley, que hizo el 50-62 y redondeó un parcial de 2-18 que dejó finiquitado el encuentro a falta de ocho minutos. El Manresa intentó engancharse al partido, pero nunca estuvo a menos de siete puntos. Su primer intento, con 55-62, lo cortó Robinson con dos canastas seguidas, y el segundo y último, con 66-73, Ramsdell con una buena canasta a media vuelta. El propio Robinson y Salgado remataron la faena desde 6,75, distancia desde la que el GBC estuvo especialmente inspirado, con 14 aciertos de 29 intentos. Once de ellos fueron obra de Robinson y Salgado, artífices del cuarto triunfo del curso, que vale su peso en oro por todo lo anteriormente comentado. Entre el alero y el base anotaron 25 de los últimos 40 puntos del equipo, del 48-44 al 72-84 definitivo. El Gipuzkoa Basket vuelve a apuntar alto y coge moral de cara a sus dos próximos y durísimos compromisos: Unicaja y CAI Zaragoza.