Donostia. El Gipuzkoa Basket se volvió otra vez con las manos vacías de las islas. Una tradición que perfectamente pudo romperse ayer, pero que se mantuvo de forma increíble. El equipo de Sito Alonso dio continuidad a su buen estado de forma en la visita al Iberostar Tenerife y tuvo el triunfo en las manos. Lo tuvo por méritos propios. Perdió, sin embargo. Y lo hizo por sus propios errores. Unos últimos cuatro minutos fatales echaron por la borda todo el trabajo anterior y le hicieron hincar la rodilla de forma dolorosa. David Doblas, con cuatro libres errados y un balón perdido, fue el triste protagonista, aunque no el único, de los citados cuatro minutos, en los que el GBC falló casi más que en los 36 anteriores.

Will Hanley, con una canasta tras asistencia de Salgado, puso a su equipo seis arriba (66-72) a falta de cuatro minutos. Levi Rost acortó distancias con un triple (69-72), pero la sensación era que el Gipuzkoa Basket dominaba y que era el Tenerife el que iba a remolque. Hasta ese momento, los de Sito estaban jugando con tranquilidad, controlando el ritmo, sabiendo qué hacer. Parecía que todo seguía así cuando Doblas forzó una antideportiva de Sekulic. Era la oportunidad para dar un hachazo al partido. Pero fue lo contrario. El pívot cántabro falló sus dos tiros libres y luego perdió el balón en el saque de banda. Acto seguido, Saúl Blanco metió un triple para empatar, Winchester falló el suyo y Uriz puso por delante al Tenerife (74-72). De la posible sentencia a ir por detrás en el marcador. Unos errores letales que ponían en serio peligro el encuentro.

Robinson puso de nuevo por delante al GBC con un triple a falta de minuto y medio (74-75). En el siguiente ataque el Tenerife perdió la posesión, pero Neto también entregó un balón luego. El base, sin embargo, compensó ese error robando después el balón a Uriz. Con medio minuto por delante, la posesión era para los de Sito. El conjunto local hizo dos faltas para entrar en bonus e hizo la quinta para poder tener la última posesión. La hizo sobre Doblas, que a 21 segundos de la conclusión del choque volvió a fallar sus dos tiros libres. La acción -en la que Robinson sacó de lateral para pasársela directamente a Doblas, a quien Sekulic hizo enseguida falta- merece un análisis. ¿Por qué el balón llegó precisamente a Doblas, que había fallado dos tiros poco antes? Lo lógico sería intentar que el balón hubiera llegado a cualquier otro jugador del GBC, sobre todo Robinson. Pero esto era imposible porque el alero era quien estaba sacando. Un error de bulto de todo el equipo, aunque no es normal que un jugador de la talla de Doblas falle cuatro personales de forma consecutiva.

El caso es que el Iberostar Tenerife sí acertó en la siguiente posesión por medio de Levi Rost (76-75), que dejó siete segundos al GBC para tratar de remontar y llevarse el triunfo. El último ataque se lo jugó, esta vez sí, Robinson, pero su tiro, bien defendido, lo repelió el aro para decepción visitante. Fue un nefasto final de partido, que empañó todo lo anterior, donde por cierto hubo bastantes más cosas buenas que malas.

Porque el GBC volvió a exhibir un nivel alto. Muy alto por momentos. Parecido al mostrado en el Palau, en el derbi ante el Bilbao Basket o en su arrolladora victoria en Murcia. El conjunto guipuzcoano ha encontrado su línea de juego, tiene confianza, juega en equipo y se siente capaz de plantar cara a cualquier rival. Tiene trazas de equipo fiable, de esos que saltan a la cancha y sabes que van a luchar por cada partido. Las rotaciones, lejos de afectar, contribuyen a mantener un nivel que está siendo muy importante en las últimas cuatro semanas. El Tenerife era una prueba exigente que iba a testar el nivel de los hombres de Sito y estos respondieron. El GBC entró bien al partido y, lejos de dejarse llevar por el juego ofensivo de los canarios y el bullicio de la afición, mantuvo siempre la calma y no dejó que los locales se crecieran en ningún momento. El tempo del choque fue guipuzcoano.

máxima igualdad La igualdad fue la tónica dominante. 23-21 al término del primer cuarto, 36-38 al descanso. Ni siquiera las tres faltas de Doblas, un jugador insustituible en este equipo, en el minuto ocho desubicaron a los de Sito. Olaizola cumplió en defensa y en ataque surgieron Robinson, Winchester y Hanley. En el inicio del tercer cuarto las defensas se ajustaron y el GBC empezó a sufrir en ataque estático. Sin embargo, Neto, en varias acciones individuales de mérito, mantuvo a los suyos en partido (48-47). Winchester y Hanley se unieron al festival del brasileño, que continuó anotando -se fue hasta los once puntos en el tercer cuarto- para que el Gipuzkoa Basket siguiera mandando (56-58) en el minuto 30.

En el último cuarto, el trabajo de los de Sito fue impecable. Mantuvieron a raya el empuje canario (64-64 a seis minutos del final) y luego Cortaberría y Salgado acertaron en dos triples que pusieron la victoria muy de cara (64-70). Hanley compensó una canasta de Uriz para mantener la renta (66-72) a falta de cuatro minutos para el final. Los cuatro minutos fatídicos y sus errores letales, que provocaron la derrota. Ocho ataques, solo un acierto. Una pérdida absurda. Los dichosos tiros libres fallados. Una pena, porque el GBC, por su buen trabajo de equipo anterior -cinco jugadores estuvieron en dobles dígitos-, mereció conquistar el pabellón Santiago Martín, pero el caso es que perdió una buena oportunidad de sumar su tercer triunfo consecutivo (cuarto en total), ponerse con balance positivo y dar un importante salto en la tabla. En cualquier caso, si sabe asimilar bien la derrota, este GBC ha puesto los mimbres de un futuro optimista. Jugando a este nivel, las victorias volverán a llegar.