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La épica se queda a medias

El Gipuzkoa Basket, liderado por un enorme Robinson, hace un partidazo y está a punto de ganar en el Palau, pero cede ante el Barça tras encajar un parcial de 15-2 en el último cuarto (81-74)

La épica se queda a mediasEFE

Durante muchos minutos, regresó a la memoria la imagen del Bruesa GBC que, recién aterrizado en la ABC, logró una de sus más grandes victorias en el Palau. Fue hace siete años y la diferencia entre ambas plantillas era tan grande que probablemente nadie ni siquiera soñaba con semejante hazaña.

Ayer, el Gipuzkoa Basket, ya sin patrocinador, con siete cursos de experiencia en la ACB pero aún más modesto en su presupuesto, estuvo a punto de emular a aquel equipo. Muy cerca. Pese a tener enfrente a una de las plantillas más poderosas que ha visto la ACB en los últimos años, el equipo de Sito tuvo al Barça contra las cuerdas durante tres cuartos y el triunfo pareció al alcance. Pero un apagón en el último acto, unido a la inmensa calidad de Huertas, impidió la épica. El conjunto guipuzcoano acabó cayendo por 81-74. Finalmente la lógica se impuso, pero faltó realmente poco para asaltar el Palau.

Si el GBC afrontaba la cita con el objetivo principal de recuperar sensaciones -torcidas tras la derrota encajada frente al Joventut- lo logró con creces. El equipo de Sito jugó en el Palau, el escenario más difícil, sus mejores minutos del curso. Con diferencia. Saltó a la cancha sin miedo y, frente al poderío físico y la exuberante plantilla del rival, propuso juego en equipo, valentía y acierto exterior. En defensa, logró parar la infinita batería de pívots del Barça y en ataque se las ingenió para jugar evitando lo máximo posible la zona. Además, solventó sus problemas en el rebote y acreditó un gran acierto en el lanzamiento lejano. Una muy buena actuación, en definitiva... salvo por el resultado.

Porque el 81-74 deja, pese a que la derrota era lo lógico, un regusto amargo. La victoria pasó de ser un sueño a una posibilidad cierta durante buena parte del encuentro. Jason Robinson anotó 26 puntos en una actuación impecable y ejerció de líder, los dos bases dominaron el encuentro hasta la explosión de Huertas, Winchester volvió a acertar desde 6,75, Hanley aportó rebote y Doblas plantó cara a Tomic y Dorsey, algo muy complicado porque los dos cincos blaugranas son de perfil muy distinto. Es decir, todos sumaron. La imagen fue bien distinta a la ofrecida siete días atrás. Puede que esa ansiedad a la que se refería Sito estuviera bloqueando a sus hombres, algo que no debería suceder porque aún es el inicio del campeonato y el margen de maniobra es amplio, pero a su vez comprensible, porque buena parte de los jugadores de la plantilla son debutantes -o casi- en la máxima categoría. Si realmente la ansiedad y la presión eran los causantes del flojo rendimiento de algunos en el inicio del curso, bienvenido sea el partido de ayer, pese a la derrota, para que los jugadores se suelten y muestren su mejor versión.

Ya desde el primer minuto se vio a un Gipuzkoa Basket muy metido en el partido, con intención de jugar sus cartas y de plantar cara a un Barcelona que resultaba un rival herido por su reciente derrota en Euroliga ante el Nanterre francés. Neto, muy cómodo tanto en ataque como en defensa, y Robinson, inspirado desde su primer lanzamiento, mantuvieron el marcador igualado ante un Barcelona que comenzó como estaba previsto, surtiendo balones a sus jugadores interiores para aprovechar su teórica superioridad en la zona.

diez arriba en el minuto 26 Con 21-19 al término del primer cuarto, el partido entró en el clásico carrusel de cambios que, sorprendentemente, no afectó al nivel del GBC. Los hombres que salieron del banquillo, como Olaizola, Cortaberría y Hanley, mantuvieron el nivel, mientras que el Barcelona no lograba despegarse en el marcador. Al contrario, el equipo de Sito logró ponerse por delante e incluso pegó un estirón justo antes del descanso para alcanzar el ecuador con cuatro puntos de renta (37-41) tras dos canastas postreras de Ramsdell y Hanley, la última tras rebote ofensivo.

En la reanudación, el GBC mejoró incluso su rendimiento. Maniató a su rival en defensa y en ataque el primer triple del día de Winchester, dos canastas de Robinson y otro triple de Neto dieron la máxima renta (41-51) al conjunto guipuzcoano en el minuto 26 del encuentro. La victoria pasaba en ese momento de ser un sueño a ser una opción real, más teniendo en cuenta cómo estaba dominando el encuentro el GBC desde la defensa y el rebote. Sí, el rebote, porque el día que la batalla de la zona parecía perdida de antemano fue cuando el equipo mejor respondió en una faceta del juego que le había hecho la vida imposible en las tres primeras jornadas. Un pequeño bache propició un parcial en contra de 8-0 (49-51), pero Winchester, con dos triples consecutivos, mantuvo por delante a su equipo al término del tercer cuarto (53-57).

El último acto comenzó con nervios salvo en el caso de Robinson, que siguió exhibiéndose y logró un 2+1 que volvió a dar cinco puntos de ventaja al GBC (55-60) a siete minutos y medio del final. Todo el excelente trabajo del equipo durante tres cuartos y pico, sin embargo, se vino abajo en apenas cuatro minutos, en los que el Barcelona, liderado por un Huertas que resultó imparable (13 puntos en el último cuarto), hizo un parcial de 15-2 que dejó el marcador en 70-62 porque durante ese fatídico lapso de tiempo solo Robinson vio canasta, y además desde el tiro libre, porque sus compañeros se bloquearon. El choque parecía decidido, pero entonces salió a relucir el espíritu de lucha del GBC, que se negó a dejarse llevar y volvió a ponerse a un punto tras dos canastas de Doblas y un triple, cómo no, de Robinson, a poco más de un minuto para la conclusión (73-72).

El triunfo volvía a estar a tiro, pero una canasta de Tomic y una pérdida de balón un tanto absurda entre Doblas y Winchester supusieron el final de las opciones de un Gipuzkoa Basket al que solo un bache de cuatro minutos impidió culminar la hazaña y redondear así un gran partido. Faltó la guinda del resultado, una pena porque no todos los días se tienen opciones de vencer en el Palau -el año pasado, sin ir más lejos, el resultado fue una derrota por 48 puntos- pero el equipo de Sito recuperó sus valores y su confianza para pensar en un futuro más feliz. El primer día para confirmarlo será el próximo sábado en Illunbe ante el Bilbao Basket, que aún no conoce la victoria en las cuatro primeras jornadas. Se avecina partidazo.