"las circunstancias de cada uno son diferentes. No todo el mundo es Ricky Rubio, que debutó con 16 años y parecía que llevaba diez jugando en la ACB". La frase corresponde a Jon Cortaberría (Donostia, 20 de mayo de 1982), uno de los estandartes de este Gipuzkoa Basket, el mejor jugador guipuzcoano del momento, y viene a reflejar que cada uno tiene su proceso de maduración, que cada uno tiene su propio camino hacia la elite. Corta conoce de primera mano las dificultades para progresar en el deporte profesional. Su carrera está llena de altibajos desde que en 1996 dejara Donostia para tratar de labrarse una carrera como jugador. Ahora, 17 años después, le ha llegado el momento de regresar, esta vez acompañado por su mujer y su hija de seis meses. Un momento que esperaba, precedido por otros momentos que han marcado estas casi dos décadas y que repasa para NOTICIAS DE GIPUZKOA en vísperas de su segundo partido en Illunbe.

de axular al siglo xxi

"Fui a lo desconocido, pero resultó un acierto"

"Mis primeros recuerdos del baloncesto están relacionados con mi hermana, seis años mayor, y yo iba a verla todos los partidos", cuenta Cortaberría, que comenzó a jugar en la ikastola. Pronto tanto él como el equipo, dirigido por Aitor Uriondo, empezaron a destacar: "El último año en Axular ganamos el Campeonato de Gipuzkoa y luego el de Euskadi, así que fuimos a jugar el Campeonato de España a Mallorca".

El torneo fue un escaparate y el donostiarra captó la atención de los responsables de Siglo XXI, un centro de alto rendimiento de baloncesto que iba a abrir en Bilbao: "Se reunieron con mis padres y conmigo y nos explicaron cómo iba a ser. Hicieron mucho énfasis en que los estudios iban a ser importantes. No sabíamos qué iba a ser aquello, pero nos lanzamos, y me fui de casa con catorce años. Todo lo que he conseguido hasta ahora empieza ahí".

Cortaberría recuerda esa etapa como sus mejores años: "Estábamos en un centro todos juntos, el ambiente era buenísimo. Estuve cuatro años. La relación que tengo con esos compañeros es de casi hermanos. Entraron Dani López y los hermanos Urtasun, Alex y Txemi. Ya en el último año llegaron Saúl Blanco, o Sergio Rodríguez. Entrenábamos y jugábamos en categorías superiores a las que nos correspondían".

unicaja, primer equipo profesional

"Con 18 años me vi entrenando con Maljkovic"

Tras acabar su formación en el Siglo XXI, Cortaberría tuvo la opción de fichar por el Unicaja o el Valladolid. "Me decanté por Málaga porque me habían hablado un poco mejor del club y su cantera. Recuerdo que todo fue muy rápido, era una ciudad nueva y solo conocía a José Rojas, con el que había coincidido en la selección júnior. Fui un 1 de agosto y hacía un calor que no podía ni dormir. Diría que fue todo muy rápido. De repente, me vi con 18 años entrenando con Maljkovic".

El primer año en Málaga entrenó con el primer equipo y jugó con el filial, en Liga EBA, y ya la segunda temporada debutó tanto en la ACB como en la Euroliga (un partido ante el Alba Berlín): "Era un equipazo. Quedamos subcampeones. Entonces el pabellón se llenaba todos los días con 9.000 espectadores".

cuatro equipos en cinco años

"Pasé dos temporadas malas en Canarias"

Cortaberría no logró hacerse un hueco en aquel Unicaja y comenzó entonces una andadura que le llevó a varios equipos de LEB Oro para tratar de hacerse un hueco en el baloncesto profesional. "Estuve primero en Gijón y luego dos temporadas en Huelva. Estuvimos a punto de subir a la ACB, perdimos el quinto partido contra el Fuenlabrada".

Su particular pesadilla comenzó en 2005. "Viví dos años malos en Canarias. Fiché por La Palma, pero no me sentí cómodo. Estaba bloqueado. Hay días que me iba a casa pensando que se me había olvidado hasta botar el balón. La situación me sobrepasó", se sincera. "En el verano de 2006 se produjo una situación nueva para mí, porque iban pasando los días y no tenía equipo. Estaba haciendo la pretemporada con el Cajasol y me llegó una oferta del Tenerife. El entrenador era Rafa Sanz, el mismo que había tenido en La Palma, pero me dijo que las cosas iban a ser distintas". Al poco de aterrizar, el donostiarra se dio cuenta de que no iba a ser así: "Al mes vi que me había equivocado porque no jugaba nada. Una cosa que saco de aquel momento es que seguí trabajando igual pese a todo. Viví dos años de angustia, incluso ir a entrenar era un sufrimiento. Me planteé si tenía que haber estudiado una carrera, si tenía que dejar el baloncesto...".

una llamada salvadora

"Gracias a esos dos años en Málaga estoy aquí"

Cuando peor lo estaba pasando recibió una llamada salvadora, la de Paco Aurioles, entrenador del filial del Unicaja: "Me dijo que quería potenciar el equipo de LEB Plata, el Clínicas Rincón. Yo le comenté que solo quería recuperar la sensación de jugar, de pasármelo bien. Llegué con la intención de disfrutar jugando y eso es lo que hice. Formamos una pequeña familia".

En su segundo curso en el filial, el Unicaja sufrió una pequeña plaga de lesiones y Aíto García Reneses lo subió al primer equipo: "Se lesionaron Cabezas, Berni Rodríguez y Germán Gabriel. Aíto me dio mucha tranquilidad y disfruté. Jugué en las canchas del Olympiacos, el Maccabi y el Panathinaikos. Lo tomé como un premio. Es el mejor equipo en el que he estado a nivel de jugadores".

cuatro años en fuenlabrada

"Es lo que buscaba, ser jugador de pleno derecho de la ACB"

Aquella temporada en el Unicaja fue el empujón que necesitaba Cortaberría para dar el salto definitivo a la ACB. "Estaba expectante. Me llegó la oferta del Fuenlabrada, que me ofrecía dos temporadas. Es lo que había buscado durante años".

En el equipo de Madrid estuvo finalmente cuatro campañas completas, donde se consolidó como un buen jugador de ACB. Tuvo como entrenadores a Luis Guil, Salva Maldonado, Porfi Fisac y Trifón Poch. Con el ex del GBC conectó especialmente bien: "Porfi siempre ha alabado públicamente las cosas que me tocaba hacer como defender o aportar en otros aspectos del juego menos vistosos. Agradecía el hecho de entrenar siempre bien y trabajar duro. Se portó excelente conmigo. ¡Me hizo hasta capitán!".

La suerte pareció darle la espalda de nuevo a Corta con la destitución de Fisac y la llegada de Trifón Poch, que no contó de primeras con el donostiarra: "Fui a preguntarle si había hecho algo mal, porque no jugaba nada, pero me dijo que simplemente contaba con otros en ese momento. Pero no me vine abajo, seguí trabajando igual, me quedé y pasé de no jugar a jugar algún partido hasta 35 minutos, más que nunca. Creo que hice una segunda vuelta liguera muy buena".

fichaje por el gipuzkoa basket

"Por fin me llega la oportunidad"

Unicaja, Gijón, Huelva, La Palma, Tenerife, Clínicas Rincón, de nuevo Unicaja, Fuenlabrada... a sus 31 años y con más de 100 partidos en la ACB a sus espaldas, Cortaberría era consciente de que le llegaba el momento de jugar en su casa, en el Gipuzkoa Basket. Y este pasado verano, firmó una temporada con el equipo de su ciudad. "Por fin", reconoce. "Ha habido gente que me ha preguntado por qué no antes, pero es mejor pensar que por fin tengo esta oportunidad. Alguna vez lo había visto cerca y se había desvanecido la opción. Llegué a pensar que nunca iba a jugar aquí. Esto al final es como un puzle en el que tienen que encajar las piezas".

Su estreno en Illunbe, el 13 de octubre frente al Cajasol, fue "especial": "Es uno de los recuerdos de mi carrera con el que me quedo, seguro. Para mí es un premio el hecho de venir a casa, pero también para mi familia y mis amigos, que me han seguido a todos lados".

Cortaberría es uno de los que pone la experiencia en una plantilla que tiene jugadores jóvenes y debutantes en la elite. En la presentación previa al torneo liguero, Sito Alonso se refirió a que "el sacrificio de algunos jugadores para llegar a la ACB servirá a los jóvenes". Se refería, entre otros, al alero donostiarra que volvía a casa 17 años después de marcharse para ser jugador profesional. Su capacidad defensiva y su rol de jugador de equipo son también las cualidades que valora Sito de él. "¿Si me gustaría brillar más? Sí. Todos queremos meter cinco triples y jugarnos la última posesión, pero cada jugador tiene sus características. No me importa tener un rol digamos que menos agradecido. Gracias a esto he llegado aquí".

En cuanto a los objetivos de equipo, Corta es cauto: "Es pronto. No me gusta decir cosas tipo el objetivo es estar en tal puesto. Hay que ir partido a partido en esta liga. Las sensaciones son buenas y por ahora estamos trabajando bien, es un buen punto de partida. Tenemos ganas y queremos jugar como equipo".