hoy hace un año, el Lagun Aro GBC acababa de cerrar con un triunfo frente al Gran Canaria su mejor Liga Regular en la ACB con 19 victorias y 15 derrotas, una temporada que acabó dos semanas después con una derrota en La Fonteta y que dejó el imborrable recuerdo de un doble logro histórico: jugar por primera vez la Copa del Rey y los play-off por el título, además de acabar más arriba que nunca la temporada, quinto. Ahora, el club guipuzcoano afronta dos intrascendentes partidos para acabar la temporada porque ya ha bajado matemáticamente a la LEB. En 365 días, el Lagun Aro ha pasado del cielo deportivo al infierno.
Todo empezó a torcerse el pasado verano. Es cierto que se esperaba una dura resaca tras un año tan exitoso, pero la realidad superó cualquier previsión negativa. El gran golpe llegó a finales de julio, cuando la Diputación anunció por sorpresa al Gipuzkoa Basket que iba a reducir su aportación de 1,2 millones anuales a 500.000. El presidente Álvaro Bilbao y sus dos predecesores en el cargo, Gorka Ramoneda y Miguel Santos, comparecieron conjuntamente en rueda de prensa para dar a conocer una decisión que calificaron de "mazazo". La primera consecuencia fue renunciar a la Eurocup. La segunda, prescindir de Jimmy Baron y cambiar el rumbo en la política de fichajes, ya que el presupuesto, que ya se había reducido por otros lados, bajó de 5,2 millones a 4.
A lo largo del verano llegaron Qyntel Woods, Guille Rubio, Ekene Ibekwe y Dani Díez, cuatro fichajes que suscitaban dudas por diferentes motivos. También llegó Chris Lofton, pero duró poco tiempo porque sus hernias discales hacían imposible que jugara a un nivel competitivo. El Lagun Aro, por tanto, empezó la temporada con un equipo flojo, cogido con pinzas y con un solo americano, Woods, que además estaba fuera de forma. El resultado fue cinco derrotas consecutivas. La quinta, ante el Fuenlabrada en Illunbe, hizo que saltaran las alarmas. Ni siquiera el triunfo en Manresa hizo reaccionar a un equipo que ya contaba en sus filas con Rihards Kuksiks y Jermaine Taylor, que llegaron para paliar las evidentes carencias exteriores pero que en ningún momento cumplieron con su rol.
valladolid, tenerife y sevilla
Tres derrotas reveladoras
Las contundentes derrotas encajadas en las jornadas ocho, nueve y doce en las visitas a Valladolid, CB Canarias y Cajasol (las dos primeras por 15 puntos de diferencia y la tercera con 16) confirmaron lo que se temía, que el equipo, que para entonces ya estaba en zona de descenso, iba a tener muchos problemas para mantener la categoría. Pocos jugadores daban la talla y el balance tras las doce primeras jornadas era desolador: 1-11. Se fue Yaroslav Korolev, pero su marcha tampoco solucionó nada, como el triunfo frente al CAI, al que sucedieron otras tres derrotas, incluido el bochornoso 98-50 con el que el Lagun Aro abrió el año en el Palau. El balance a esas alturas era de dos triunfos y catorce derrotas.
Las consecuencias de la derrota más abultada en la historia del GBC fueron el adiós de Taylor y la llegada de Ivan Paunic. El conjunto guipuzcoano reaccionó y cerró la primera vuelta con un buen triunfo frente al Valencia en su mejor partido de la temporada. Esa victoria, unida al ilusionante debut de Paunic y al fichaje de Morris Finley, hicieron que la moral subiera, pero tres derrotas consecutivas, todas ellas por un marcador ajustado, contra Joventut, Estudiantes y Unicaja supusieron un varapalo, ya que el Lagun Aro llegó al parón por la Copa con un balance de 3-17 en 20 jornadas, a tres triunfos de la salvación.
últimas 14 jornadas
Una épica imposible
El equipo de Sito afrontó entonces un intento de remontada muy difícil, que le exigía ganar ocho o incluso nueve de los últimos catorce encuentros, aunque con la moral rearmada por la buena imagen de los duelos anteriores. El Lagun Aro afrontó este largo sprint final con un triunfo ante el Valladolid y, tras perder en Bilbao, enlazó tres importantísimos triunfos: contra el Manresa en Illunbe, frente al Fuenlabrada a domicilio recuperando el average y ante el Murcia en casa, una racha que le permitió abandonar los puestos de descenso por primera vez desde la jornada once.
El equipo cerró marzo con una victoria frente al CB Canarias, octava del curso pero estaba de nuevo en descenso debido a los dos triunfos seguidos del Fuenlabrada. La exigencia era máxima y el Lagun Aro, después de caer en Zaragoza, afrontaba las últimas seis jornadas a dos triunfos del descenso y muy presionado, sin margen de error. El choque ante el Cajasol, el 14 de abril, era clave. Después de un partido muy sufrido, siempre por detrás en el marcador, los hombres de Sito lograron igualar el marcador a 75, pero un palmeo de Pops Mensah-Bonsu supuso la derrota y prácticamente el descenso, porque aquel día el Lagun Aro quedó a tres triunfos de la salvación con solo cinco jornadas para la conclusión.
La derrota en Valencia fue otro paso hacia la LEB y la siguiente ante el Blusens, en otro partido que pudo caer del lado guipuzcoano, fue una sentencia que llegó el pasado domingo en Gran Canaria. El bajón en el rendimiento de Qyntel Woods, Morris Finley y Javi Salgado, que apuntaban a héroes y se han quedado a mitad de camino, ha resultado decisivo en la racha de las últimas cinco jornadas que ha desencadenado en un descenso merecido después de los erróneos fichajes, de un malísimo inicio de curso y de un intento de remontada imposible.