La caída más rentable de Axi Muniain
Donostia
cuenta la leyenda que un intrépido Axi Muniain (Zarautz, 1982), en su afán de poner al límite sus habilidades, sacó la tabla de su camión un día en que la mayoría de los surfistas la guardaron bajo la cama. Las previsiones marcaban una gran borrasca que cubriría todo el Atlántico y levantaría olas de un tamaño y una fuerza insurfeables para gran parte de los mortales. Así que Axi sonrió. La búsqueda de olas gigantes, que no grandes, por media Europa le llevó el pasado 28 de enero a rechazar la invitación del Punta Galea Challenge, la prueba de esta modalidad que se realiza en el acantilado getxotarra, puesto que su mirada se desviaba hacia uno de sus rincones favoritos. Nazaré, una playa situada en el centro costero de Portugal y de acceso complicado, rugía salvaje y con más de 20 metros de altura desplegó una belleza tan violenta que atrajo a Axi como un canto de sirena. Por lo que el zarauztarra, que aspira a lo más grande que pueda generar la naturaleza, no se lo pensó demasiadas veces y mojó el neopreno en el frío mar del invierno atlántico en busca de esa épica marejada.
Remolcado por una moto acuática, Axi se situó sobre una ola gigante, agachó su cuerpo tanto como pudo y comenzó su lucha por domar ese monstruo de pared salada. Levantando una estela blanca a su firme paso, el surfista zarauztarra se divertía en un momento donde los demás seres vivos se paralizarían de terror. Pero esa diversión duró poco puesto que la gran velocidad que su tabla adquirió en la bajada provocó que se desestabilizara y perdiera el equilibrio; y fue entonces cuando la jerarquía de la naturaleza devolvió al océano el poder que el surfista le había temporalmente arrebatado. Así, Axi cayó al mar, de espaldas y en pleno descenso, y dio varias volteretas sobre la superficie salada hasta que la ola gigante terminó por engullirle. Toneladas de agua en su máxima potencia le empujaron hacia el fondo rocoso, le revolvieron sin piedad ni tregua y le amenazaron con no dejarle salir: "Las olas eran muy rápidas, nuestros cálculos establecieron unos 50km/h, así que para poder cogerlas tuvimos que ponernos a su altura o incluso más y claro, a esa velocidad una caída es muy espectacular", explica Axi.
Afortunadamente, el surfista logró mantener la calma en un momento de pánico: "La verdad es que el tiempo que estuve bajo el agua estuve muy tranquilo, agazapado, y yo mismo notaba que las extremidades las tenía sueltas y no agarrotadas", reconoce el propio zarauztarra. Por ello, cuando Axi logró sacar la cabeza a la superficie y sus pulmones se llenaron de nuevo de oxígeno, no dudó en ir en busca de una nueva ola a la que retar: "Tras la caída, cogí de nuevo la tabla, esperé a recuperar el aliento y que las pulsaciones volvieran a un ritmo normal, y volví a remar a por la siguiente serie", admite. Porque la seducción que Nazaré ejerce sobre el veterano surfista es incomprensible para la mayoría de los humanos. Y es que es la incertidumbre de la ola lo que la hace tan atractiva y, a la vez, peligrosa: "Es algo fuera de lo común. Es muy difícil prever la buena lectura de la ola. Hay que tener en cuenta que cuando estás en el agua las distancias son más cortas y eres incapaz de ver y saber lo que te viene por detrás. Además, al romper sobre la placa continental, las olas de Nazaré se tuercen formando lo que se conoce como el efecto piramidal. Es que según se van acercando las olas en paralelo existen otras ondas gigantes que a veces rompen en diagonal, generando el choque entre ellas y dando lugar a olas cuyo tamaño puede llegar a triplicarse", explica Axi, fascinado.
Por todo, el zarauztarra admite que "nunca olvidará esa impresionante sesión, una de las más peligrosas de mi vida", donde protagonizó una espectacular caída por la que ha sido escogido como finalista de los Billabong XXL Awards, los premios de olas grandes por excelencia. Axi se encuentra, por tanto, entre los nominados de la modalidad Wipeout of the Year, que hace referencia a las caídas más impactantes. "No es muy agradable que te nominen en esta categoría, porque al fin y al cabo es por una caída y sobre todo porque creo que teníamos material suficiente para poder competir en la mejor ola o la mejor bajada, pero ser finalista en los XXL siempre es una recompensa al trabajo", admite.
cuarta asistencia Con esta edición, ya son cuatro las veces en las que el nombre de Axi Muniain estará presente entre los finalistas de los Billabong XXL Awards -ya estuvo antes en 2007, 2009 y 2012- aunque fue nominado en hasta diez ocasiones, lo que le confirma todavía más como un especialista en olas gigantes aunque nunca haya ganado. Sin embargo, es la primera vez que el surfista zarauztarra llega al Top 5 de las mejores caídas y esta vez el propio Axi también ve complicado su triunfo, pues enfrente se encuentran surfistas de la talla de los australianos Brett Burcher y Chris Shanahan, ambos por una ola surfeada en The Right (situada en el oeste de Australia); el portugués Joao de Macedo, por su espectacular caída en Mavericks y el hawaiano Tom Dosland, por un desafortunado desliz en Jaws (Hawai). El vídeo con el que se presenta Axi, grabado y editado por Iñigo Quintana, tiene posibilidades de llevarse el suculento premio de 3.000 dólares, 2.000 -unos 1.500 euros- para el surfista y los otros 1.000 -unos 770 euros- para el cámara. Pero realmente los vídeos que más impacto han causado en los espectadores son aquellos grabados en The Right. Burcher y Sanagan son arrastrados por una ola de más de quince metros de altura, llevados hasta la cresta de la pared salada y después tirados desde la altura máxima en dos olas que los surfistas australianos tardarán bastante en olvidar.
Sea como fuere, los ganadores de todas las categorías de los premios Billabong XXL serán anunciados durante una gala que se celebrará en el teatro Grove de Anaheim (California) el próximo 3 de mayo y que se podrá seguir en directo a través de la página oficial del evento: www.billabongxxl.com.