donostia. Prohibido rendirse. Prohibido bajar la cabeza. Es la consigna en el seno del Lagun Aro GBC pese a que las dos últimas semanas han sido nefastas a nivel de resultados, tanto propios como ajenos, y el equipo está ahora a tres victorias de la salvación, un mundo. Sin embargo, la mejoría en cuanto a actitud y juego exhibida las tres últimas semanas hace que los jugadores sigan siendo optimistas.
Uno de los factores que hacen albergar la esperanza de cuajar un gran final de curso y lograr así la salvación es la recuperación para la causa de Qyntel Woods, que los tres primeros meses rindió muy por debajo de lo esperado y que en los tres últimos partidos ha dado un paso adelante en la cancha, tomando la responsabilidad y elevando sus medias hasta los 17 puntos por partido, cuando antes no llegaba ni a 10.
"Me lesioné en pretemporada y me ha costado mucho coger un buen estado de forma y afinar la muñeca, pero ahora por fin me siento bien en la cancha. Siempre lo he intentado, pero hasta los últimos partidos no me había sentido bien. Ahora lo que quiero es ayudar al equipo a ganar partidos. Es lo que he hecho toda mi vida y lo que más necesitamos ahora", reflexionaba ayer en Illunbe el propio Q, como le llaman sus compañeros.
El estadounidense llegó a Donostia como el fichaje estrella debido a su experiencia tanto en la Euroliga como en diversas competiciones domésticas europeas, pero su flojísimo rendimiento le hizo estar incluso en la cuerda floja y por momentos pareció más fuera que dentro del equipo. Él nunca pensó en irse. Tampoco en que le iban a echar: "Nunca he sentido que no iba a seguir aquí. Los técnicos han estado muy encima de mí. Sabía que no estaba haciéndolo bien, pero he seguido luchando y ahora me salen las cosas. Realmente me ha costado adaptarme a la ACB. Todos los equipos son buenos. Con el paso de las jornadas, me siento más cómodo, quizás sea por el cambio de posición".
Sito Alonso intentó de todas las maneras posibles sacar el máximo rendimiento de Woods y su insistencia parece estar dando frutos. "Sito es el entrenador más intenso que he tenido", reconoce el americano. "Se ha preocupado por mí y ha mejorado mi ética de trabajo. Con él sé que no voy a jugar por ser Qyntel Woods, sino que lo haré si entreno bien. Por eso lo respeto".
Esta mejoría individual -y colectiva-, sin embargo, no se está viendo reflejada a nivel de resultados y las derrotas se suceden: "Perder como perdimos contra el Estudiantes fue duro. Hace unas semanas nos costaba jugar como equipo. Ahora estamos haciendo las cosas bien y vamos a más, pero creo que estamos teniendo un poco de mala suerte".
Las urgencias clasificatorias ya son máximas: "Necesitamos un par de victorias seguidas que nos hagan ver que somos capaces de ganar. No podemos bajar la cabeza, tenemos que ganar y punto. Nuestra situación clasificatoria es muy mala". El ala-pívot trata de ser optimista: "Ahora siento que podemos ganar a cualquiera. Tenemos que derrotar al Málaga y luego tendremos dos semanas para entrenar duro y ponernos a tope de forma".