"A Korta le entiendes a ratos y sufres, pero cuando ganas se lo agradeces"
SESTAO. ¿Cómo se han quedado después de las celebraciones?
Gentza Zubiri: Bueno, se nos cortó un poco el rollo por el tema de que había que entrenar al día siguiente y porque estábamos mojados. Pero la verdad es que nos quedamos a gusto. Adrián González: Nos lo pasamos bien, pero nos levantamos doblados. Yo todavía estoy asimilando cómo estoy.
¿Qué pensaron cuando vieron el recibimiento que les tributó su afición?
A.G.: Te sientes orgulloso y flipas un poco porque toda esa gente está para aplaudirte a ti, está contenta gracias a ti. G.Z.: Sobre todo por el tiempo que hacía. Que la gente se animara a venir estando lloviendo... Yo la verdad no es que me acuerde mucho de estar en el balcón, pero siempre me ha parecido muy emotivo ese momento, cuando ves a gente que te ha estado animando todo el año.
¿Con qué momento se quedan de todas las celebraciones? G.Z.: La entrada en la rampa es la que más me ha marcado. Te encuentras con los amigos, con la familia, con los compañeros del equipo que se quedan fuera. Para mí ese es el mejor momento. A.G.: Para mí también lo es. Es el éxtasis tras ganar la bandera. Te encuentras con toda la gente, con los amigos y la familia. Es el mejor momento.
¿Se duerme algo la noche anterior?
A. G.: En la concentración nos tocó en la misma habitación. G. Z.: Dormir, duermes bien, pero sí que te despiertas cada cierto tiempo soñando con diferentes situaciones o cosas que te puedan pasar en la regata. Pero creo que es lo normal en cualquier deportista. A. G.: Te echas a dormir y estás pensando en la regata. Al despertarte es lo primero que te pasa por la cabeza.
¿Desayunan juntos o hay charla de grupo por la mañana?
G. Z.: No. Solemos hablar a la noche sobre a qué hora nos despertamos y demás. Pero el desayuno no es nada especial. Cada uno desayuna lo de siempre, sin cosas raras. La charla técnica suele ser en el autobús antes de bajar a la rampa. Ahí suele hablar Korta. A. G.: Pero tampoco suele hablar mucho. El domingo habló más el presidente. Nos hizo un discurso muy bonito. Nos tocó la fibra. G. Z.: A mí me dejó tocado. Yo estaba ya motivado, pero luego me dejó... Ya dije: "¡Para esto habría preferido que no hubiese dicho nada!".
¿Se vive esta regata de una manera diferente cuando ya la has ganado antes?
G. Z.: A mí la de 2009 me pilló de sopetón. Después de estar siete años sin remar vine para probar y de golpe gané en La Concha. Lo disfruté mucho, pero no ha sido como esta otra, que la ves venir. Ha sido un momento de la leche. Ves lo que año tras año ha sufrido la gente para ganarla. Como Carlos, que ha ganado todo tipo de títulos, pero le faltaba esta. Yo en mi primer año ya la conseguí. Ahí ves lo que realmente cuesta ganarla o que te toque estar en el equipo adecuado. A. G.: A mí me ha costado un poquito más ganarla, ha tenido que ser al segundo intento. Pero tengo 22 años y ya tengo una Concha. A la gente le cuesta mogollón ganar algo así. Además, no es que la hayamos ganado. Otros años la hemos peleado y hemos estado ahí... Yo esta semana he intentado saborear todo y disfrutar el momento.
¿Se disfruta a pesar de la presión? A. G.: Sí. Es una tensión buena. Es una tensión que te tiene alerta, que te hace tener ganas de que llegue la bandera. G. Z: Sí. El martes y el miércoles ya comentábamos que teníamos ganas de ir ya a remar. Eso de esperar tanto tiempo no me gusta.
En Donostia había mucha gente de Kaiku. ¿Qué supone ver el puerto lleno de verde y negro?
G. Z.: Te emociona. Ya sabíamos que iban a ir muchos autobuses, pero no es lo mismo hablar de ello que ver la gente. El momento de llegar a la rampa y verla entera de verde, con bengalas... Es muy emocionante. En 2009 hubo bastante gente, pero lo del domingo fue una pasada. A. G.: Además, el momento de bajar del autobús hasta la rampa es impresionante. Todo el mundo te anima, te va poniendo más en tensión y bajas enchufadísimo al agua. G. Z.: Luego desde el agua, cuando vas entrando en la bahía con la regata ya casi ganada, le oyes a la gente. Yo nunca me fijo si oyes o no a la gente. Pero allí era impresionante.
Había que defender 3.92 segundos en la calle cuatro. ¿Qué regata esperaban?
A. G.: Yo, como casi todos, tenía la sensación de que si hacíamos lo nuestro, teníamos muchísimas papeletas para ganar. Todos estábamos concentrados y sabíamos lo que teníamos que hacer. G. Z.: Yo la verdad es que esta semana lo comentaba con la gente. Nunca habíamos andado tan rápido con la trainera. Creo que ni en el 2009 anduvimos así. Remando así es imposible que te siga nadie. Es lo que le transmitía a la gente. Esta semana han sido unas sensaciones que rara vez tienes dentro de la trainera. A. G.: Ya en la salida... no fue una cosa que necesitas apretar al final. La gente estaba muy motivada y solo tuvimos que salir y disfrutar.
¿Cuándo vieron que la Bandera era suya?
G. Z.: Yo en la salida ya noté que íbamos delante. No sé cuántos segundos, pero por las referencias que había cogido, sí notaba que éramos la proa. Ya cuando pasas de puntas pierdes las referencias y las distancias no son iguales. Sabes que vas delante, pero no sabes cuánto. Tuvimos que hacer una regata como si fuese una contrarreloj. No pensábamos en segundos. Había que ganarles y dicho y hecho. Rara vez salimos así de fuerte. La gente estaba muy motivada. A. G.: Durante el largo de ida sabíamos que no nos iban a coger. En cuanto giramos me dije que, salvo que pasase algo estratosférico, la Bandera era nuestra. G. Z.: También están las calles. Nosotros lo único que pedíamos era que ellos fuesen al lado. Cada calle sí tiene su baza, pero les queríamos tener a nuestro lado.
¿En algún momento les pasa por la cabeza el récord de La Concha?
G. Z.: Sí lo habíamos hablado, porque el récord lo tiene además gente que rema con nosotros, como Banica o Garma. Sí comentamos que dependiendo de cómo estuviesen las condiciones igual se ponía a tiro. Pero luego en la regata no te planteas ir a por el récord. Nuestro objetivo era ganar y a por ello fuimos. A. G.: Y eso que remamos a saco. Pero no se pudo...
¿Qué pasa por sus cabezas cuando llegan a meta? A. G.: Es el premio de todo el año, es el momento que todo remero quiere vivir. A mí me decían que los disfrutase, que me fijase en todo lo que pueda, en los detalles, porque es algo muy difícil de poder vivirlo otra vez. G. Z.: Así como en 2009 me pilló más de sopetón, este año lo he disfrutado más. Lo he valorado más porque me he dado cuenta de lo que cuesta conseguirlo. Hemos tenido dos años con un bote muy rápido y por diferentes motivos no hemos podido ganar. Después del batacazo de 2010 y del problema con la calle de 2011, este año tocaba.
¿Qué les pareció el gesto de los remeros de Urdaibai aplaudiendo a Kaiku?
G. Z.: Yo tengo muchos amigos en Urdaibai, gente con la que he remado en Arkote. Fue bonito el gesto. Es algo que suele pasar también con Hondarribia, que nos llevamos muy bien. El gesto se agradece. A. G.: Sobre todo después de la tensión que está habiendo con esta rivalidad. Luego te cruzabas con los remeros y también te felicitaban.
¿Tiene este equipo más recorrido?
G. Z.: Siempre lo hay. Si no, un deportista no sería deportista. Todo el mundo tiene un tope por edad o lesiones, pero creo que se aspira siempre a más. Viendo la gente que hay se puede aspirar a más.
¿Cómo ha sido acoplarse a una tripulación tan potente?
A. G.: Me lo han puesto muy fácil para integrarme. Es un bloque hecho ya. Lo difícil ha sido hacerse con el puesto porque aquí está muy difícil. En mi cabeza estaba la duda de remar en La Concha hasta que no bajé al agua.
¿Este proyecto termina con Korta o puede seguir evolucionando con otro entrenador?
G. Z.: Las 16 Conchas de Korta lo dicen todo. En temas de medidas y eso, si no es el mejor, ahí anda. Sabe exigir a la gente, luego las maneras son otra cosa. Algunos lo entienden y otros no. Yo llevo cuatro años y todavía le entiendo a ratos. Aquí metemos mucho tiempo y es normal que tengas tus tiranteces. Luego cuando ganas, se lo agradeces. Sufres, pero no lo hace para joder a nadie. Lo hace por tu bien y la verdad es que estamos contentos con él. Hay días que le lanzaría al agua con una plomada al cuello, pero todo el que ha estado con él ha ganado algo. A. G.: Es el entrenador que más confianza te da. Aunque tú creas que no, siempre tiene un as en la manga.
¿Da tiempo a cambiar el chip para la Liga? G. Z.: Es difícil perder la Liga. Con quedar quintos los dos días nos vale. Pero no nos permiten quedar quintos porque si no al día siguiente aquí no se puede entrenar. A. G.: La tenemos casi hecha. Tenemos que hacer un desastre para no ganarla. Vamos a intentar ganar las dos banderas, pero el chip es muy difícil cambiarlo porque todavía tienes La Concha en la cabeza.