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"Quiero demostrar que esto no ha sido una casualidad"

El pamplonés Javier Urriza (09-11-1981) acaba de cumplir uno de sus sueños tras proclamarse campeón del Torneo Kutxa. Un logro que comenzó a forjarse hace seis años, cuando cambió la pala por la cesta, y que no ha dejado de compaginar con su trabajo como ingeniero electrónico

"Quiero demostrar que esto no ha sido una casualidad"Maialen Andrés

pamplona. Desde el pasado sábado Javier Urriza forma parte del exclusivo grupo de trece pelotaris que han conseguido calarse la txapela del Torneo Kutxa de remonte.

Ha conseguido el trofeo más importante del remonte, ¿qué se siente?

Alegría, mucha alegría. Sobre todo mucho alivio después de prepararme concienzudamente durante unos meses. Conforme se acerca agosto siempre vas pensando en que llega el mano a mano y, bueno..., es algo increíble. Lo he conseguido y estoy muy contento.

Fue un partido duro en el que Zeberio comenzó muy fuerte y se arrancó hasta el 0-7, ¿qué pensó en esos momentos?

Da rabia empezar el partido mal porque si vas desde atrás la confianza no es la misma, es un peso psicológico. Yo intenté seguir centrado porque yo me sentía bien, pero los nervios me estaban haciendo no golpear la pelota y no estaba jugando como debía. También fue mucho mérito suyo, que empezó muy fuerte y sacó muy bien al principio.

¿Perdió la fe en algún momento?

No. Sí que te quita un poco de confianza, pero los partidos son muy largos y ya tenemos cierta experiencia y sabemos que estas cosas son así. Este año, por ejemplo, San Miguel le dio la vuelta a un 21-8, creo que era a Urrutia... Yo sabía que le podía ganar, pero todo puede pasar.

¿Qué tal vio a Zeberio en el partido?

Le vi bien y físicamente muy fresco. Él salió más convencido que yo, y tocaba más pared que yo. Al final, él tiene más experiencia, y la verdad es que se le veía muy tranquilo, aunque tampoco estuvo acertado al 100%, sobre todo porque con ese principio me podía haber fulminado.

Si compara el juego de los dos, ¿cree que es el justo ganador?

Bueno, cualquiera de los dos podríamos haber sido justos ganadores porque el partido fue muy igualado, muy duro, así que los dos podríamos haber ganado.

¿En qué momento se dio cuenta de que podía conseguirlo?

Me di cuenta de que podía ganar cuando conseguí remontar al principio. Así como cogió ventaja muy rápido, le remonté muy fácil, e incluso me puse por delante tres tantos. Ese momento fue en el que más convencido estuve jugando, estaba sacando bien y fue cuando más claro lo vi, lo que pasa es que para entonces me había dado un tute bueno, con tantos muy peloteados durante la remontada y entre la tensión y el hecho de ir por detrás, al final me cansé muchísimo en ese tramo y no lo terminé de ver claro en ningún momento.

¿Qué se le pasó por la cabeza cuando se dio cuenta de que había ganado?

No te sabría decir. Tuve una sensación de alivio tremenda, sobre todo porque el partido ya se había terminado y había sufrido muchísimo por la tensión, por los nervios y por ver que no llegaba a 30. Cuando estaba en 29, Zeberio me hizo un par de tantos y pensé que se me podía escapar el partido. Sentí mucho alivio.

¿Era una tarea pendiente?

Sí. Durante el año he hecho bastantes entrenamientos individuales porque los delanteros no estamos acostumbrados a sacar, pelotear y así... y es algo que tienes en la cabeza. En los dos últimos años he entrenado bastante y he hecho papeles bastante buenos, y esto lo tenía en mente. Ya lo he conseguido y es un logro.

¿Quién le acompañó en el frontón?

Estuvo mi familia, mis hermanas, mis cuñados... Mi madre nunca va porque sufre mucho. También estuvieron muchos amigos. Eso la verdad es que es un apoyo, se les oye gritar y se nota. Creo que les hice sufrir mucho, pero luego estaban muy contentos así que mereció la pena.

Y su madre se lo perdió...

Sí, viene muy de vez en cuando porque se pone muy nerviosa. Dice que le hago sufrir mucho... (se ríe).

¿Cómo fue la celebración posterior?

Nos juntamos unas 35 personas y volvimos a Pamplona y nos fuimos a cenar a la sidrería La Runa, en la Rochapea. Se vinieron unos amigos que son unos artistas con el acordeón y allí estuvimos muy a gusto hasta que nos echaron y nos fuimos un ratillo por Pamplona.

Antes era palista, ¿cómo comenzó su afición por la pelota?

La pelota desde muy pequeño me la inculcó mi padre porque él juega mucho a pala. Yo en la piscina jugaba a tenis, a futbito, a baloncesto... Y cuando terminaba de entrenar le esperaba a él y mientras tanto pegaba mis primeros palazos. Poco a poco empecé a jugar con él en la piscina a paleta goma y, como se me daba bien, fui subiendo a paleta cuero hasta que comencé a competir. Llevaba toda la vida jugando a pala y me surgió la oportunidad, después del Mundial de México, de intentar jugar al remonte. Nos pusimos de plazo un año para ver si era capaz de jugar a un nivel bueno.

¿Por qué le apetecía cambiar de la pala al remonte?

En ese momento, después del Mundial de México, mi idea era pasar a profesional. Tenía una propuesta por parte de la empresa de la pala, pero la pala no goza de mucha salud económica. Entonces me surgió la oportunidad de probar el remonte con otra seguridad y otras ventajas y la empresa me hizo una propuesta para entrenar, y me puso todas las facilidades para ver si podía tener nivel para entrar. Decidí aceptar y probarlo y la verdad es que me ha salido muy bien la apuesta.

¿Se queda con la pala o con el remonte?

Muy difícil... No sabría decirte. He disfrutado mucho con la pala. Tanto jugando como con la gente porque hacíamos muchos viajes y campeonatos y tengo muy buenos recuerdos. El remonte es deporte profesional, pero tanto deportivamente como en el entorno hay muy buen ambiente.

¿Cuál le ha dado más satisfacciones?

Yo creo que quizás el remonte porque la pelota aficionada con la profesional no tiene nada que ver. En remonte estoy compitiendo profesionalmente y en la pala estuve como aficionado. Gané dos mundiales y eso es una pasada también. Pero creo que tiene más mérito lo que he conseguido como remontista, sobre todo por la calidad de los compañeros que hay en el cuadro y lo difícil que ha sido ganar esta txapela. Pero no me mojo (se ríe...).

Además de remontista, es ingeniero...

Sí, soy ingeniero técnico electrónico y estoy trabajando actualmente de eso en Fluitecnik.

¿Y cómo se compagina una vida con la otra?

Acudiendo a trabajar todos los días y a partir de las seis de la tarde, cuando salgo del trabajo, dedico el tiempo a entrenar y a jugar partidos. Los días que juego un poco pronto, me dejan salir antes de trabajar, y la verdad es que mi empresa se ha portado y me ha dado facilidades desde el principio.

¿Y ahora qué va a ser lo siguiente?

Ahora mismo las metas son intentar ganar más txapelas. He conseguido la más importante, pero uno siempre tiene ganas de más y espero el año que viene optar también a volver a conseguirlo. Quiero demostrar que no ha sido una casualidad. Pero ahora seguiré con más ganas después de esta recompensa.

¿No volverá a cambiar de deporte otra vez?

No creas, es lo que me dice mucha gente, pero me parece que ya vale de pruebas: seguiremos con esto.

¿Hasta cuándo?

Con los referentes que hay actualmente -Koteto Ezkurra, Zeberio, Lizaso...-, que están con 39 años jugando, me gustaría estar hasta esa edad mínimo si el cuerpo aguanta. La vida profesional es limitada, no se puede jugar hasta los 65, entonces hay que buscarse la vida por otros lados.