sEGÚN va acumulando éxitos y engordando su ilustre palmarés, el debate se va diluyendo. Roger Federer, ganador el domingo de su séptimo Wimbledon, con el que elevó a 17 el número de Grand Slams en su curriculum y con el que recuperó el número uno del mundo, es considerado de forma unánime el más grande de la historia del tenis. Precisamente recuperar el primer puesto de la ATP era uno de sus retos pendientes, ya que de esta manera ha igualado la marca de 286 semanas en lo más alto que poseía Pete Sampras. El próximo lunes, Federer le superará y quedará en solitario en esta clasificación histórica, como ya ha superado ampliamente a su ídolo en el número de Grand Slams ganados, 17 contra 14.
El número de semanas como número uno y los Grand Slams conquistados son las dos grandes varas de medir la grandeza en el tenis, al menos desde que se convirtió en deporte profesional en 1968. Desde entonces, no hay duda de que Federer ha sido el mejor y solo un hombre que vivió el tenis como aficionado y profesional podría discutirle su condición de jugador más grande de la historia.
Se trata del australiano Rod Laver. En 1962, ganó los cuatro torneos grandes, pero en 1963 se pasó al profesionalismo. Junto a jugadores como Pancho González, Ken Roswall o Andrés Gimeno, recorría el mundo disputando diversas exhibiciones remuneradas y no jugó ningún Grand Slam hasta 1968, cuando todos los tenistas se unificaron en un mismo circuito. Ganó el primer Wimbledon profesional en 1968 y al año siguiente volvió a completar el Grand Slam. Los cinco años sin disputar estos torneos le impidieron aumentar su cuenta, que en cualquier caso se eleva a once. La gran duda es saber hasta dónde habría llegado si hubiera jugado los torneos grandes entre 1963 y 1967, y es por ello que muchos especialistas dicen que los curriculums de Federer y Laver no se pueden comparar.
Ajeno al debate, emocionado por haber ganado su séptimo Wimbledon con su mujer y sus dos hijas gemelas en el palco, Federer lidera el ranking con 11.075 puntos, por los 11.000 que tiene Djokovic. Ambos volverán a jugarse el número uno en los Juegos Olímpicos de Londres. Ahí, en la capital británica, el suizo tratará de poner el colofón a su carrera con un oro olímpico que aún no tiene. El hecho de que se juegue en hierba le da grandes opciones, pero el propio Djokovic, Nadal y Murray tendrán mucho que decir.
Todos ellos aprovechan estos días para descansar y velar armas de cara al gran reto olímpico. El All England Tennis Club puede volver a ser el lugar donde la figura de Federer vuelva a agigantarse.