El triunfo de la insistencia
donostia. Lanzado a tumba abierta en el descenso del Col de Joux, asfalto empapado, peligroso, Andrey Amador comenzó a cimentar la victoria, la primera como profesional en su carrera deportiva. Comenzó a ascender Cervinia en solitario. 27 kilómetros con rampas de hasta el 12%. Piernas ágiles, buena carencia de pedaleo, el costarricense fue abriendo camino con el resto de compañeros de la fuga, también con el pelotón, muy retrasado, a más de ocho minutos. Le alcanzó primero Alessandro de Marchi. Respiró Amador, descansó a rueda del italiano, que buscaba la gloria el día de su cumpleaños. Sufridor, en una carrera contra sí mismo, Jan Barta, fue el último invitado a la fiesta. El trío coronó compacto el puerto, de donde les esperaban dos kilómetros de descenso hasta la meta. En el sprint el corredor del Movistar fue el más rápido, se impuso sin demasiados problemas a sus dos rivales y sumó la segunda victoria para su equipo en la presente edición del Giro. "Un sueño", admitió el costarricense tras conseguir estrenar su palmarés de victorias como profesional.
Miles de recuerdos recorrieron la mente de Amador tras cruzar la meta. Su enérgico esfuerzo por acabar el Tour del año pasado, cuando se cayó en la primera semana. El de Costa Rica aguantó de manera heroica, lastrado, herido en el orgullo, también físicamente. Su tobillo izquierdo, hinchado, no fue suficiente para que se despidiera de la ronda francesa. Por su mente también pasaron otros malos momentos, como cuando le dispararon para robarle mientras se entrenaba en su país de origen. Olvidado todo ello, heridas del pasado, cosidas y cicatrizadas, es el momento de disfrutar de saborear las mieles del éxito.
La primera ascensión de la jornada, sin movimientos por parte de los favoritos, mostró la debilidad de Frank Schleck. El luxemburgués quedó descolgado, sufrió bajo la lluvia, pero pudo reincorporarse al pelotón acompañado por dos compañeros de equipo.
nieve, valiente Fijadas las miradas entre los favoritos en la última subida, al ritmo del Liquigas, timoratos, Mikel Nieve intentó dinamitar la carrera en los últimos kilómetros de la ascensión. Saltó del pelotón el leitzarra. Le dejaron coger unos metros, preciosos, pero flaqueó el de Euskaltel. Ryder Hesjedal llegó a su altura, el único de los favoritos que se movió. No aguantó a rueda del canadiense, que se marchó en busca de un imposible, alcanzar al trío de cabeza. Purito tardó en reaccionar, solo lo hizo cuando vio perdida la maglia rosa. Fue tarde, demasiado. Terminó a 26 segundos de Hesjedal; ahora deberá recuperar nueve segundos para volver al liderato. Junto al catalán entraron el resto de favoritos para lograr el triunfo final en el Giro de Italia.