se ha hecho habitual verle en las gradas del campo de Aiete. Siempre que sus compromisos profesionales se lo permiten, el escolta del Lagun Aro GBC Jimmy Baron sigue con atención los partidos de hockey de la Real Sociedad B. Saca fotos, graba jugadas... especialmente las de la delantera, su novia, Lauren Kurr, que hace aproximadamente mes y medio empezó a entrenar y a jugar con el segundo equipo txuri-urdin, retomando un deporte que practicó a buen nivel durante años en Estados Unidos, su país natal.

"Empecé a jugar con once años, porque en el instituto había un programa de hockey muy bueno. Mi padre era entrenador de baloncesto y la verdad es que yo quería probar otros deportes. Empecé con el hockey y me gustó", cuenta Lauren, natural de Massachusetts. Cuando fue a la Universidad de Rhode Island, la misma en la que estudio Baron, dejó un poco de lado el hockey. "En Estados Unidos no es un deporte muy popular y básicamente eligen a 20 chicas que entrenan juntas para hacer una selección potente. Entre los estudios y el trabajo, lo fui dejando un poco de lado", cuenta.

Fue en la universidad donde Lauren Kurr y Jimmy Baron se conocieron. Ella fue a ver un partido de baloncesto. Y ahí estaba Baron. "La primera vez que le vi, tuve un flechazo. Fue en su primer año en el equipo. Jimmy tenía fama de niño bueno en la universidad, porque era el hijo del entrenador y sacaba buenas notas", reconoce. "Ese primer año yo era el único blanco del equipo. Igual por eso también llamaba la atención", añade el jugador del GBC. "Pero eso no me causó ningún problema. Me costó más integrarme porque era el hijo del entrenador. Aunque cuando mis compañeros hablaban mal de mi padre, yo también lo hacía", admite riéndose.

Kurr acabó sus estudios universitarios en 2008 y Baron, un año después. No volvieron a coincidir hasta el verano de 2010, justo antes de que el escolta dejara Turquía y fichara por el Lagun Aro. "Ella vino a visitarme una semana la pasada temporada y le gustó mucho Donostia. Cuando firmé mi renovación, le llamé para decirle que se viniera a vivir aquí a partir de esta campaña", cuenta Baron.

Cuando se instaló aquí, Lauren Kurr dijo a su novio que quería volver a jugar a hockey y Baron preguntó en el GBC si podrían ayudarle a encontrar equipo. Joti Díaz, uno de los consejeros del club, llevó personalmente a ella al campo de Aiete, donde le presentó a la entrenadora del segundo equipo de la Real, Inge Michelena. Lauren entrenó, demostró que tenía un nivel óptimo, y se quedó. Entrena y juega con el segundo equipo, y un día a la semana se ejercita con el primero. Pese a que no sabe nada de castellano, está disfrutando. "A veces me cuesta entender a mis compañeras, pero algunas hablan más o menos inglés y nos entendemos. Voy, entreno, juego... y ya está", dice. Su alegre personalidad le ayuda a integrarse.

El estilo de juego respecto a Estados Unidos es distinto: "Aquí es más de equipo, de pasarse la bola. Allí era más de buscar el uno contra uno. Cuando llegué y empecé a hacer eso en los primeros entrenamientos, me decían: A dónde vas". "Es un poco como la NBA y la ACB", añade Baron. "La NBA es más individualista y aquí se juega más en equipo". Kurr reconoce que aquí "es más popular el hockey" y que el nivel es "muy alto". "La verdad es que me ha costado acostumbrarme al ritmo de las chicas. Entrenamos bastante. La primera media hora hacemos físico y luego, trabajo técnico".

A Baron le gusta el hockey: "Es un deporte entretenido. Es rápido, no lo conocía mucho pero me estoy aficionado. Es difícil jugarlo, manejar el stick bien. Algún día en verano jugué un poco con Lauren y la verdad es que no soy muy hábil. Me hace ilusión que Lauren esté jugando en un equipo aquí". Su debut con la Real B se produjo justo un día después de la victoria del Lagun Aro ante el Manresa, en un muy buen partido del escolta. Quizás por eso no le costó madrugar: "Nos levantamos a las siete de la mañana. La llevé, esperé a que empezara el partido tomando un café y luego vi su debut. Me lo pasé bien. Faltó que metiera un gol".

las sesiones de tiro

"Jimmy es muy trabajador y ambicioso"

Las míticas sesiones de tiro interminables que Baron solía llevar a cabo en el instituto y la universidad -en una entrevista a este periódico dijo que podía llegar a hacer 7.000 tiros en un día- son ahora más reducidas, pero a Lauren Kurr ya le ha tocado ayudarle en alguna. "Es muy fácil rebotear y pasarle el balón. ¡Todos los tiros van dentro!", bromea, para añadir ya en serio: "Es muy trabajador y ambicioso, nunca he visto a una persona tan trabajadora. Logrará lo que se proponga".

Baron confiesa que ha aprendido a asumir sus malos partidos o las derrotas del equipo, algo que le costaba una barbaridad cuando era joven. "Cuando estábamos en la universidad y jugaba mal algún partido, le pedía las llaves del pabellón a mi padre y me quedaba de noche a hacer tiro. Ahora intento no estar decepcionado en esas situaciones". El único día que retomó esa vieja costumbre fue después de la derrota contra el Unicaja, en la tercera jornada: "No lo había hecho desde hacía mucho tiempo. Aquel día estaba muy frustrado porque lo normal en mi caso era que, después de un día malo, solía tener uno bueno inmediatamente. Pero estuve mal contra Obradoiro, Valladolid, Unicaja... y luego contra el Estudiantes. Ese día fue terrible. La verdad es que fue una mala racha".

Lauren Kurr, habitual en Illumbe, se quedó, con cara de pocos amigos, esperando sentada a que su novio hiciera unos cientos de tiros, que acabó cerca de la medianoche. "Tenía hambre", bromea. Afortunadamente para ambos, aquella crisis parece haber pasado. Baron ha vuelto a meterlos y ya no necesita hacer horas extra tras los partidos.