Donostia. Orio continúa agarrando la estacha a la espera de conocer en qué liga participará la próxima temporada. Pero, mientras, debe afrontar otras dos regatas, pero en tierra. Una con sus directivos a bordo, dado que la junta directiva que preside José Cruz Expósito se expondrá el viernes a una moción de censura, que podría deparar su salida del club; y otra, desde el espigón en el que amarran su única opción de seguir en la ACT, que pasa por la expulsión de Urdaibai.
La Asamblea General Extraordinaria que tendrá lugar en la Casa de Cultura (18.30 horas en primera convocatoria y 19.00 en segunda) con la cuestión de confianza como único punto a debatir, llega como consecuencia de la discreta temporada aguilucha, que ha despertado críticas en el pueblo: "No queremos ser un obstáculo para nadie. Si los socios quieren que sigamos, prometemos seguir trabajando para en dos o tres años estar otra vez en lo más alto. Pero si creen que es mejor otra alternativa, lo aceptaremos y tenderemos la mano a los nuevos para todo lo que nos necesiten. Y si el que sobra soy yo y me tengo que ir, lo haré, porque, aunque nos gustaría poder seguir trabajando, no tengo ningún apego al cargo. Solo queremos lo mejor para el club", expone Expósito.
El oriotarra, aunque residente desde hace más de tres décadas en Soraluze, es consciente de "los comentarios negativos que se oyen en el pueblo. Es evidente que algo habremos hecho mal para perder la categoría", y la palabra dimisión se ha oído en muchos corrillos. ¿Pero saldrá de ellos una alternativa de poder?
El rumor está en la calle, pero por el momento no se ha confirmado ninguna otra plancha. En un pueblo como Orio, donde siempre ha habido varios núcleos duros en torno a su trainera, se han dado movimientos para intentar promover otra directiva que asuma el club.
Pero, por el momento, no parecen haber cristalizado. "En lo que no podemos perder fuerzas es en una desunión. Debemos unir todas las fuerzas en el pueblo y salir adelante, con nosotros o con otros, pero desde la unión", desea Expósito. Su pensamiento, por otra parte, coincide con el de muchos aguiluchos históricos. Pero no el de todos.
Mientras se decide su futuro, el equipo de Expósito no se ha detenido. Es seguro que el tándem José Luis Agirre-Miguel Ángel Lizarralde Altxerri no va a seguir al frente de la primera trainera, aunque, en el caso de que continúe la actual directiva, "nos gustaría que Jitxa (Agirre) siguiera en el club, porque es una persona muy válida y trabajadora".
La alternativa podría pasar por Igor Makazaga, que tras decidir cerrar su ciclo de cuatro años al frente de San Juan y rechazar ofertas de varios clubes -una de ellas de Santurtzi-, se ha encontrado con la posibilidad de entrenar a Orio. "Hemos hablado con Igor y, aunque no hemos atado nada, creemos que hay una disponibilidad por su parte. En San Juan ha demostrado su capacidad y su filosofía del remo coincide con la nuestra. Pero hay que esperar al viernes", apunta Expósito.
Tras varios años recurriendo a entrenadores de su cantera y exportando técnicos a otros clubes -Korta, Salsamendi, Orbañanos, Gaztañazpi, Zabaleta, Olaskoaga...-, la tendencia se rompería con Makazaga, aunque el sanjuandarra vive en Orio, donde han nacido su mujer y las tres hijas de ambos. "Quizá, lo mejor que nos puede pasar es que venga alguien de fuera como Igor, sin contaminar y con ideas de otra escuela de las que poder aprender", señalaba ayer una voz contrastada.
Pero todo pasa por el resultado de la regata del viernes.