"He sido un privilegiado durante 14 años"
Oier Zearra (12-I-1977, Galdakao) recorría el sábado las aristas del tiempo con los pies en el frontón de su pueblo. El zaguero vizcaino por excelencia de la última década dejaba los cuadros traseros galdakoztarras huérfanos en una despedida multitudinaria. Lloró, por supuesto
Donostia. Oier Zearra se despidió el sábado tras catorce años como pelotari profesional. Fue en el Kur-tzea de Galdakao, repleto, y con Aimar Olaizola como compañero con una victoria muy apretada (20-22) frente a Berasaluze VIII-Mendizabal II. "Creo que dimos un buen espectáculo, aunque tenía mucho respeto al duelo", señala el zaguero.
¿Cómo fue su despedida de los frontones tras catorce años de profesional?
Todavía se me ponen los pelos de punta. Fue muy emotivo, con el frontón hasta la bandera y un ambiente increíble. Fue muy bonito.
¿Muchos nervios?
La verdad es que cuando empezó el partido se me quitaron todos. Entre partido y partido fue cuando me dieron las placas, los regalos de la cuadrilla, de los amigos... y ese fue el momento más emocionante. Luego empecé a calentar y a disfrutar.
Un día espectacular...
Todo el día fue muy bonito. Estuve nervioso; sobre todo por la tarde, hasta llegar al frontón. Después, todo salió perfecto. Te encuentras con gente que te ha apoyado durante todo este tiempo, la cuadrilla, gente del pueblo, amigos de Mutriku, de Vitoria. Todo salió perfecto.
En un día tan emotivo, se le caería alguna lágrima.
Alguna sí que cayó. Hubo un momento en el que me retiré a los vestuarios antes de la entrega de las placas y me desahogué. Allí sí que se me cayeron unas lágrimas. Luego salí a calentar y estuve mucho más tranquilo. Estaban los del primer partido -Mikel Urrutikoetxea, Ibai Zabala, Iñaki Iza y Mikel Olaetxea-, también Imanol Agirre, que se acercó a los vestuarios, y no me dijeron nada, hay muchas veces que vale solo con un gesto. Me animaron y salí.
¿Lo recordará toda la vida?
Sí, desde luego, es un recuerdo dulce. Casi me pongo a llorar otra vez cada vez que lo recuerdo. Un día como el de ayer no se me va a olvidar y estaré en deuda con toda esta gente que estuvo apoyándome.
¿Qué recuerda en una velada tan especial?
Me vinieron recuerdos. De la niñez, de los primeros pelotazos. El Club Adiskide me regaló un cuadro con una foto mía de niño y te puedes imaginar. También todos los momentos vividos, tanto en aficionados como en profesionales. No soy capaz de expresarlo con palabras. Es una mezcla de alegría, emoción, de orgullo, de que la gente te quiera así
¿Cuál ha sido el momento de mayor satisfacción de su carrera?
No sé qué decir. La despedida ha eclipsado a todo lo demás. En los momentos anteriores hay cosas malas, hay cosas buenas, las txapelas, los títulos, pero lo de ayer no se puede comparar con nada.
¿Se queda con la sensación de que todo lo que ha sufrido y vivido ha merecido la pena?
Desde luego. He sido un privilegiado, porque he podido disfrutar durante 14 años de la pelota profesional, de poder vivir de ello, de poder disfrutar del deporte que me gusta y, luego encima, parece mentira, que te hagan una despedida como la de ayer me deja sin palabras.
¿A qué se va a dedicar a partir de ahora?
De momento me voy a dedicar a la enseñanza. Llevo varios años ejerciendo de profesor de Educación Física. Ya me había hecho a la idea de mi nueva vida. Ahora lo que va a cambiar es que los fines de semana voy a echar un poco de menos la pelota, aunque voy a tener días libres y los disfrutaré de otra manera.
Compañeros suyos han continuado en empresas como Garfe al terminar en las empresas de la LEP. M, ¿hará lo mismo?
No voy a seguir. Tengo decidido acabar ya con la pelota profesional y estoy muy contento de todos estos años, de mi despedida, de estos últimos meses... Creo que se ha acabado un ciclo para mí. Ahora disfrutaré de otra manera el verano y los fines de semana. Cuando me entre el gusanillo me acercaré al frontón y veré a mis excompañeros.
¿Aficionado de puro y gin-tonic?
Sin puro y quizá con algún gin-tonic (risas). En serio, les seguiré siempre, pero desde las gradas.