Aimar guarda lo mejor para la final
Se exhibe en Bilbao ante Xala y Beroiz para volver a lo más alto del podio, junto a Begino, apenas cinco meses después de reaparecer tras su grave lesión de rodilla
Bilbao. Apenas cinco meses después de reaparecer tras recuperarse de la rotura del ligamento cruzado anterior de su rodilla derecha, Aimar Olaizola regresó a lo más alto de un podio. El goizuetarra se caló ayer la txapela del Campeonato de Parejas de la LEP.M en un escenario de lujo, el nuevo frontón Bizkaia de Bilbao, un coloso en el que Aritz Begino también alcanzó su primer gran título como profesional. Si el zaguero de Auza sujetó a Aimar en los inicios de una competición que ha durado más de tres meses, el menor de los hermanos Olaizola se guardó lo mejor de su repertorio para una final en la que se mostró infinitamente superior a Xala, desconocido ayer en la capital vizcaína salvo en contadas excepciones, y Mikel Beroiz, que aprobó con nota el difícil examen de suplir a Abel Barriola, ausente ayer por una lesión y por una polémica decisión de su empresa, que no le concedió el merecido aplazamiento que solicitó el leitzarra.
Con la de ayer, Olaizola II ya suma un total de ocho txapelas dos del Parejas, otras tantas del mano a mano y cuatro del Cuatro y Medio, registro que aprieta un poquito más la enconada lucha que mantiene con Juan Martínez de Irujo por erigirse en el pelotari en activo más laureado el delantero de Ibero acumula nueve txapelas: tres del Parejas, cuatro del Manomanista y dos del Cuatro y Medio. Mermado Aimar por la inactividad en la primera fase del torneo, sobre todo a la hora de aplicarse en tareas defensivas en la contracancha, Aritz Begino se convirtió en el soporte de la pareja de Asegarce en las semanas iniciales de la competición. Sin embargo, el goizuetarra aprovechó el tiempo y los partidos para coger el ritmo y llegar a la cita más importante del campeonato en su punto más álgido. Y es que 16 de los 22 tantos que consiguió ayer la pareja colorada en el Bizkaia llevaron la firma del delantero de Goizueta, inspirado especialmente con el gancho de zurda (logró nueve tantos de esta manera).
Gran arracanda Xala y Beroiz pelearon mucho, pero su bravura no les alcanzó para ganar. Solo fueron por delante en el marcador en el primer tanto, que se resolvió en casi cuatro minutos y después de 74 pelotazos a buena, la mejor prueba de la dureza de una final que resultó espectacular por la ejecución de los tantos y vibrante para una grada repleta con 3.000 gargantas que estuvieron a la altura de una cita de tanto calado.
Pese a que fueron lekuindarra y huartearra los primeros en adelantarse en el marcador, Olaizola II y Begino no tardaron en revertir la situación. Primero se fabricaron una renta de tres tantos (4-1), después otra de cuatro (7-3) y una ya más preocupante para sus rivales de siete (12-5). A Xala le costaba una barbaridad hacerle daño a Aimar y le resultaba imposible endosarle un tanto, mientras que el goizuetarra campaba a sus anchas en los cuadros alegres aprovechando la pegada de Begino, brutal en el inicio a pesar de las buenas maneras de Beroiz, que también contó con la ayuda de un Xala al que le tocó correr hacia el rebote en al menos tres ocasiones.
Tal era la desventaja que acumulaba la dupla de Aspe que su botillero, Jokin Etxaniz, paró el partido. Asesoró a sus pupilos y cambió la dinámica del encuentro. Begino cometió sus primeros errores (12-7) y después despertó Xala. Consumida casi la mitad del encuentro, el delantero de Lekuine todavía no había terminado ningún tanto. Lejos de desesperarse, se defendió de las acometidas de Aimar y cargó el juego en Begino. La táctica le reportó beneficios: el zaguero de Auza falló primero y después dejó pelotas cercanas al frontis que Xala aprovechó. El lapurtarra encadenó cuatro tantos consecutivos, apretó el electrónico (12-12) y celebró como un poseso, algo nada habitual en su pose fría y calculadora, cada uno de sus remates.
Begino sufre, Aimar disfruta La tendencia de la final había cambiado y Xala tenía la llave. Pero se equivocó con una dejada y devolvió la iniciativa a sus rivales, con los que se enzarzó en un intercambio de golpes que derivó en dos igualadas más (a 13 y 14). Para entonces, Aritz Begino ya había evidenciado síntomas de debilidad, por lo que Aimar decidió tomar las riendas del envite y encadenar tres tantos consecutivos (17-14) que le lanzaron hacia el cartón 22. Olaizola II estaba en racha, pero a su compañero, Begino, le ocurría lo contrario. Incluso tuvo que retirarse a los vestuarios con los cuádriceps de su pierna derecha sobrecargados. Regresó con temor instantes después, pero Aimar impidió que el miedo le atenazara y cerró el partido de una tacada.