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El último de Armstrong

El heptacampeón de la "Grande Boucle" asegura que no correrá el Tour en 2011, año en el que no disputará ninguna vuelta grande.

YA lo había dejado entrever, pero lo confirmó ayer en su twitter: no habrá más asedios a los Campos Elíseos. "Sí, éste será mi último Tour de Francia", aunque seguirá en activo en 2011, anunció Lance Armstrong, el hombre que durante siete veranos gobernó Francia cual cruel tirano. Sólo en 2003 estuvo contra las cuerdas, pero sus rivales, especialmente Jan Ullrich -al que guillotinó una y otra vez en 2000, 2001, 2003 y 2005-, no fueron capaces de echarlo a la lona.

De hecho, nadie le ha vencido en la Grande Boucle desde que se impuso por primera vez en 1999. Su tercer puesto en 2009, tras tres años dedicados a competir en maratones y pruebas de BTT, a beber cerveza, a acudir a fiestas sociales y a trabajar para su Fundación Livestrong; nunca puede ser una derrota, aunque se mostrara inferior a Alberto Contador y Andy Schleck. También fue menos que otros, pero les superó por experiencia, por astucia. Sin ir más lejos, sin los 41 segundos que birló a todos sus rivales al meterse en aquel corte que provocó el Columbia camino de La Grande-Motte, habría sido quinto en la general y no tercero.

Pero no correrá más ediciones tras la que comienza el sábado. "Estoy deseando que lleguen estas tres grandes semanas", aseguró ayer. Atrás quedan doce participaciones en el Tour en tres épocas diferentes. Debutó en 1993, sin cumplir aún los 22 años ni su primera temporada completa en el pelotón profesional -debutó en agosto de 1992, en la Clásica de San Sebastián y poco después ya fue segundo en el GP de Zúrich-, y ya venció en la meta de Verdun, aunque no llegó a París. En octubre se proclamó campeón del mundo, y al año siguiente ya fue segundo en la Lieja-Bastoña-Lieja, con 22 años. Algunos, los que siempre vieron al texano con recelo, como un producto farmacológico con barra libre para tratar su cáncer y prevenirlo luego, parecen olvidar su palmarés. En él, por supuesto, figuran sus tres abandonos en sus cuatro primeras experiencias en el Tour, saldadas con dos victorias de etapa -en 1995 dedicó su victoria en Limoges a su compañero Fabio Casartelli, fallecido días antes en una caída en Portet d"Aspet-.

Luego, en octubre de 1996, llegó el diagnóstico del cáncer. Regresó en 1998, ganó la Vuelta a Luxemburgo, fue cuarto en la Vuelta a España, y al año siguiente se plantó en el Tour y venció. Repitió la gesta los seis años siguientes, y en 2005 decidió colgar la bicicleta. La descolgó en la pretemporada de 2009, ¡casi diecisiete años después de su debut!, y volvió al podio de París a la izquierda de su compañero y rival Alberto Contador. "Ha sido un gran viaje", resumió ayer sus experiencias en el Tour.

El sábado afrontará su último viaje en el territorio hostil que es Francia para él. El Tour le ha abierto las puertas, lo mismo que a dos de sus adversarios en su segunda época como corredor, Ivan Basso y Alexandre Vinokourov, antes de verse involucrados en casos de dopaje. El director de la carrera, Christian Prudhomme, tan crítico siempre con el dopaje, afirmó ayer a la agencia AFP que Basso y Vino "hicieron trampas, fueron castigados, han vuelto, y espero que sean aceptados", justo lo que el Tour no hizo con otros con menor pedigrí. Incluso, se preguntó que "¿acaso los castigos en el ciclismo deberían ser diferentes a aquellos que requeridos en la vida en general?". Parece que ahora sí hay derecho a la reinserción.

Armstrong, investigado Las acusaciones de dopaje también apuntaron varias veces al texano. Las últimas fueron de Floyd Landis, resentido en su amargura y anonimato. En Estados Unidos investigarán si hubo dopaje sistemático en el US Postal entre 1998 y 2004. "Llevará su tiempo, pero somos optimistas sobre que la investigación sea fructífera. Podemos seguir hablando de ello en 2016", dijo el lunes el director de la Agencia Mundial Antidopaje, David Howman, en New York Times. Para entonces, Lance ya estará jubilado.