santander. Es casi un desconocido para el gran público. El hermano mayor que vive bajo la sombra que deja el resplandor del pequeño. La vida de Eneko Fernández (Ibarra, 1974) guarda muchas similitudes con la de Xabi. Comenzaron a competir en vela con 14 y 12 años, se entrenaban entre Hondarribia y Yesa, y en 1992 se proclamaron campeones del mundo de Vaurien, con Xabi también de tripulante: "Con nuestro físico, él más fuerte y yo apenas 60 kilos, casi no había otra opción, aunque en alguna regata cambiamos los papeles", explica Eneko.

Ambos acabarían "quemados" de los barcos, después de tratar de hacerse camino en 470, donde les cerró el paso Jordi Calafat, campeón olímpico en Barcelona"92. "Entonces no era como ahora, que hay más ayudas para el segundo o el tercero del equipo. Entonces, sólo el número uno iba a todo tren. No había entrenadores y nos veíamos obligados a coger el coche del aita y echar el barco encima. La regata más cercana podía estar a 800 kilómetros, y eso exigía un sacrificio y un coste económico inaguantable".

Tras plegar las velas, Eneko comenzó, como Xabi, en el ciclismo, que compaginó con sus estudios en Educación Física. "Mi primera carrera fue con 23 años. Éramos malillos, pero nos enganchó muchísimo, pese a que se sufría también bastante".

A Xabi lo rescató para la vela Iker, y Eneko regresó, "de forma más suave", con "un amigo de Pamplona, Eliseo Belzunze". Competimos unos cuatro años pero de forma suave, y acabé de entrenador". En 2005, se inició como técnico del equipo olímpico de la Federación Española, primero en la clase Yngling, en la que conquistó el oro mundial y el europeo en 2006 con las hermanas Azón, y luego pasó al 470, con el que en Pekín 2008 Natalia Vía-Dufresne y Laia Tutzó fueron décimas. Este año, Tara Pacheco y Berta Betanzos sorprendieron por su juventud al proclamarse subcampeonas del mundo.

De lunes a viernes, sobre todo en invierno, reside en Somo y los fines de semana regresa a Gipuzkoa, con su mujer, Iratxe, y la hija de ambos, Irati, de dos años. "En verano pasamos largas temporadas fuera, en Mallorca, Holanda, Francia, Alemania... Es un ritmo muy exigente, que no es para toda la vida".