Tras poner patas arriba la edición del pasado año con cuatro premios y mucha controversia, la georgiana regresa al Zinemaldia y a Donostia -tres veces en un año- como presidenta del jurado oficial.

No es lo habitual que una persona con una sola película en su haber liderar un jurado de un festival de clase A.

-Cuando recibí la invitación, lo primero que me dije a mí misma es que habiendo hecho solo una película no podía aceptarlo, pero luego reflexioné. Creo que los festivales grandes también tiene que ser un lugar para los cineastas jóvenes.

¿Va a cambiar su mirada cómo espectadora?

-Vengo al festival como una mujer a la que le gusta el cine. Si ya de por sí me cuesta analizar los errores que puede haber en una película, va a ser muy difícil que vaya a cambiar mi mirada. Acudo a ellas como una espectadora.

Una de las películas que más controversia generó y más análisis se hicieron de ella fue 'Beginning'. Ahora, curiosamente, pasa usted a ser la crítica de otros trabajos. ¿Se siente cómoda en ese rol?

-Yo no estoy juzgando las películas, solo estoy viendo una selección espectacular de filmes. Obviamente, sé que tengo que hacer una elección, pero no juzgándolas, sino desde un punto de vista de apreciación. Es algo diferente.

Llega en un año en el que por primera vez no habrá distinción de géneros a la hora de premiar la interpretación. ¿Qué opinión tiene sobre ello?

-Es una pregunta difícil de responder porque mi opinión cambia cada día. Es una decisión que tomó primero la Berlinale y no he podido llegar a una conclusión de si ha servido para algo. Este año toca probar aquí y ver si es la ruta correcta o no. A veces, tengo miedo de que estemos excluyendo a alguien o incluso estemos incluyendo a alguien donde no deberíamos estarlo. No estoy todavía segura de nada.

Tres mujeres han ganado en las últimas ediciones de San Sebastián, Cannes y Venecia. ¿Está cambiando su papel en la industria?

-Sí, pero también había mujeres increíbles haciendo películas increíbles antes de nacer yo y esas mujeres no fueron tan celebradas como puedo haberlo sido yo. Eran directoras muy creativas con unos trabajos maravillosos detrás, por lo que espero que ganando festivales empecemos a hablar de todas estas mujeres. Así, seguramente, tengamos que dejar de subrayar constantemente que una mujer ha ganado un festival para precisamente hablar de nosotras.

El festival se ha visto involucrado este año en una gran polémica al decidir premiar a Johnny Depp. ¿Tiene alguna valoración al respecto?

-(Hace una pausa larga antes de contestar). Prefiero no decir nada sobre Johnny Depp porque en un festival se celebra el cine y entiendo perfectamente de dónde viene el reconocimiento. Tengo mis propias opiniones sobre la polémica, pero no soy yo la que va a dar el premio.

No obstante, en los últimos tiempos, existe una corriente que trata de eliminar historiales de ciertas personas que han sido muy importantes para el cine por llevar a cabo comportamientos nada ejemplares.

-Me parece muy increíble que antes no supiéramos nada de estos comportamientos. No puedo apoyar lo que hicieron en sus vidas personales, pero no puedo eliminar la apreciación que tengo por el trabajo que han hecho. Es una pregunta muy complicada que no sé responder. La industria está corrupta y ello da lugar a que puedan pasar cosas así. Castigar a individuos no es una solución a nada, la industria no cambia por eliminar sus trabajos.

Cineastas independientes que han sorprendido en festivales, en un momento de sus carreras han dado el salto hacia un cine más comercial. El ejemplo más evidente de ello es Chloé Zhao, que ha pasado de firmar 'Nomadland' a dirigir para Marvel. ¿Se imagina haciendo algo así?

-No puedo imaginármelo, y eso que tengo mucha imaginación (risas). Todo el mundo tiene su propia visión, pero yo soy una directora de Georgia y no me imagino ni a Marvel trabajando en Georgia ni yo trabajando con Marvel.

No obstante, cada vez existe una división menos clara entre un espectador de 'blockbuster' y un espectador de cine independiente. Hoy día, con las plataformas, puede ser el mismo espectador.

-Hoy día, quiero pensar, nadie se convierte en un cineasta independiente pensando que es un peldaño hasta el cine de Hollywood. El cine de autor es un lenguaje por sí mismo. Es verdad que Hollywood está en contacto con todo el mundo, incluso puede estarlo conmigo misma, pero es algo que puede ser peligroso. Confío en que en el futuro, los cineastas que se mantienen fieles a su visión sigan trabajando en la forma en la que ellos quieren trabajar.

Hace unos meses volvió a Donostia a desarrollar su próxima película. ¿En qué fase está y no sé si el hecho de ver tantos filmes en pocos días puede servirle para buscar inspiración?

-Todo me influencia. Siempre estoy bajo la inspiración. Ver películas de otros cineastas es un diálogo conmigo misma, por lo que espero que sí me sirva para seguir avanzando en el proyecto.

¿Se ha quedado algo de la ciudad para sus trabajos?

-Voy mucho a Chillida Leku. Me fascina su trabajo. Quiero volver con mis colaboradores para entrar en mayor detalle en su obra. Tengo una conexión muy cercana con esta ciudad y me está influenciando mucho.

Aquí conocemos muy poco de Georgia. ¿Hay mucha diferencia entre la cultura georgiana y la vasca?

-Aquí me siento como en casa y no hay muchos sitios en el mundo donde me sienta así. Me he quedado fascinada de Arantzazu, por ejemplo. Recuerdo que al visitarla por primera vez me quedé confudida al escuchar a la gente cantar en la iglesia. Era un sonido muy familiar, pensé incluso que era georgiano, pero no, era euskera. Así que no nos diferenciamos tanto (risas).