urante nueve días de Zinemaldia, nadie ha tenido miedo al COVID-19. La percepción que se vivía ayer en la zona de prensa del Kursaal es que, a falta de un día para el final de la 68ª edición, el virus apenas ha alterado el ritmo habitual del Festival. Incluso algunas de las medidas lo han mejorado. "Hemos estado súper tranquilos", repetían a NOTICIAS DE GIPUZKOA diferentes periodistas que querían felicitar "la valentía" de la organización por seguir adelante y apoyar a un sector muy tocado por la pandemia.

"He estado muy tranquila, me he sentido muy segura. Ha sido un paso adelante en la normalización y para demostrar que haciendo bien las cosas se puede. El Festival ha demostrado que ir al cine es seguro", aseguraba Mónica Uriel, corresponsal de la agencia italiana Ansa.

Allá por mayo, tras la cancelación de Cannes, en las entrañas del Zinemaldia eran pesimistas. La edición de este año tenía muy mala pinta, pero a base de un protocolo especial -aforo limitado, asientos preasignados, acceso y salida de las salas por diferentes puntos, entre otras medidas- el certamen se ha celebrado con todas las garantías y sin perder su esencia.

Marc Orra y David Muñoz, del portal catalán L'escriba, así lo corroboran, asegurando que tras acostumbrarse el primer día al nuevo protocolo, han acabado incluso por preferirlo. "Se ha podido trabajar sin prisas, sin tener que ir corriendo a las 8.00 horas a asegurar tu sitio y sin tener que tragarse una hora de cola", comentaba Orra, periodista también de la revista El Cinèfil, y que espera que la reserva de asientos se mantenga en próximas ediciones: "Hay a gente que le falló el sistema y se ha quedado sin entradas, pero, aunque pierdas alguna sesión, compensa. La organización ha sido excelente".

La limpieza y el cuidado de las salas también reciben elogios. "Las butacas han estado todo el tiempo impecables, han hecho un trabajo estupendo. Y si a eso le sumas las salas de cine que hay aquí, que son buenísimas, el resultado es muy alto", añadió Muñoz.

La forma en la que ha hecho frente la organización del Zinemaldia al coronavirus debe servir como ejemplo para el resto de festivales, que todavía dudan si llevar a cabo o no su edición de este curso. "Antes he leído que todavía no saben si se va a celebrar la Seminci -la Semana Internacional de Cine de Valladolid- que empieza en un mes. Los festivales que vienen ahora deben aprender de Donostia, al igual que aquí se ha hecho de Venecia y Málaga", aseguraba David Sánz, de la página web Me gusta el cine.

Él, al igual que el resto de sus compañeros, alababa "la valentía" del Festival por haber seguido adelante en tiempos de tanta incertidumbre. "Para la industria y el sector ha sido muy importante que se haya celebrado. Las salas de cine también necesitan de hechos así", apuntaron los periodistas de L'escriba.

No obstante, acostumbrarse a los rostros con mascarilla no podía ser la única pega de este año. La falta de invitados, la menor presencia de medios de comunicación y, sobre todo, la ausencia de los incondicionales fans deseando hacerse un selfi con el artista de turno, se ha notado, y mucho.

"Aunque ha sido mucho más cómodo trabajar así, hoy -por ayer-, por ejemplo, no hay casi gente y parece que no hay festival, ha faltado el ambiente. Nos ha costado hacer reportajes que llamamos de color, ver a la gente, lo que pasa fuera... Es lo que más hemos echado de menos", apuntaba Begoña López, de TVE.

Sin admiradores en el María Cristina y con directores a través de pantallas. "Es deprimente ir a la sala de prensa a ver a la gente en el televisor. Nos ha sobrado la lluvia y nos ha faltado la gente", puntualizaba Muñoz. "Tampoco ha habido fiestas ni los cócteles habituales. Ha sido más aburrido, pero más seguro", indicaba, por su parte, Sánz, que apoyaba la decisión del Festival de expulsar al cineasta Eugène Green por no querer ponerse la mascarilla: "Es demostrar que las normas van en serio".

No obstante, todos coinciden en que estas ausencias son un mal menor que habrían firmado sin dudar hace unos meses: "El Zinemaldia ha demostrado que el cine sigue siendo una celebración".

"Las butacas han estado todo el tiempo impecables, han hecho un trabajo estupendo"

Redactores en el portal 'L'escriba'.

"He estado muy tranquila. El Zinemaldia ha demostrado que ir al cine es seguro"

Corresponsal de la agencia Ansa

"No ha habido fiestas ni los cócteles habituales. Ha sido más aburrido, pero más seguro"

Redactor en 'Me gusta el cine'.

"Aunque ha sido mucho más cómodo trabajar así, ha faltado el ambiente. Lo hemos echado de menos"

Periodista en TVE

Algunas de las medidas adoptadas, como la asignación de butaca, han sido tan bien recibidas que se pide que se mantengan